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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 24/11/2025 18:41
El emotivo abrazo de Julieta Fazzari a su hija Nina en el festejo de sus 15 años La noche tenía algo distinto. El brillo, la expectativa y la promesa de un recuerdo irrepetible flotaban en el aire. Nina Borro celebró sus quince años rodeada de familia y amigos en un salón cuidadosamente decorado con detalles plateados, donde cada instante se vistió de emoción. No era una fiesta más: la hija mayor de Julieta Fazzari, recordada todavía por su paso en Grande, pa!, y de Octavio Borro, aquel joven que supo robar corazones en Jugate conmigo, tuvo su noche soñada, envuelta en alegría, nervios y una sensibilidad que conmovió a todos los presentes. La entrada de Nina capturó todas las miradas. Apoyada en el brazo de su padre, cruzó el salón bajo una ovación creciente. Cada paso, cada aplauso, la acompañaban en un recorrido que la iba transformando poco a poco en la protagonista de su propia historia. Los ojos húmedos de su madre la seguían de cerca, y el público vibraba con una ternura palpable. Padre e hija bailando el vals, mientras la madre mira atenta La ceremonia del vals no decepcionó. Íntima, cálida, auténtica. Octavio guio a su hija en la pista, mientras Julieta los observaba, sin ocultar su emoción. Todo el salón parecía detenerse en ese instante: la música, las risas, los flashes de las cámaras. Solo el vínculo entre padres e hija ocupaba el centro de la escena. Pero fue el abrazo entre madre e hija el que detuvo el tiempo. Un encuentro silencioso, intenso, de esos que no encuentran palabras. “En el 15 aniversario de nuestra princesa Nina. Te queremos mucho, nuestra querida hija, Sé feliz, mi princesa”, escribió Julieta al compartir las imágenes. ¿Qué queda cuando las palabras sobran? Un lazo profundo, tejido de historia, renuncias y amor. Julieta Fazzari bailando elvals con su hija, mientras su padre mira atento lasituación Para ese momento soñado, Nina se permitió dos versiones de sí misma: para la entrada, un vestido largo, blanco, con brillos y corset armado, falda amplia de tul. La clásica quinceañera, esa figura etérea que parecía flotar por el salón, única y resplandeciente. Y, cuando la pista reclamó movimiento, cambió: vestido corto, zapatillas, comodidad para el baile y esa luminosidad intacta pero ahora descontracturada. ¿Quién no quiso mostrar más de una faceta en la noche más esperada de su adolescencia? La madre no se quedó atrás. Julieta apostó a un rojo intenso, tul bordado en pailletes, corte irregular y un solo hombro. El drapeado lateral y la apertura central daban lugar a una versión elegante y chic, sellada por stilettos en tono peltre. Todo en sintonía con la noche, tradiciones y brillo, dentro de un ambiente cuidadosamente preparado para resguardar la calidez familiar y el espíritu de celebración. El segudno vestido elegido por Nina, la hija de Julieta Fazzari El salón, largamente elogiado, acogió valses, risas, fotos y esa nostalgia curiosa de quienes alguna vez siguieron en la televisión a Julieta y Octavio Borro, ahora testigos de una nueva generación. Los más grandes evocaban los noventa; los más jóvenes celebraban a Nina, la protagonista de esta etapa. La fiesta concluyó con la sensación colectiva de felicidad plena. La joven culminó su quince años envuelta en afecto, sabiendo que esa velada quedaría entre los recuerdos irremplazables de su familia. Julieta Fazzari junto con Octavio Borro,en una de las fotos principales del fetsejo de cumpleaños de su hija Nina Detrás de los vestidos, los abrazos y la pista de baile, una historia familiar tejía el trasfondo. Julieta Fazzari y Octavio Borro cruzaron caminos en gira, cuando ambos participaban de la obra teatral El mago de Oz. Primero amistad, luego chispa, finalmente familia. Viajaron juntos por rutas y escenarios, incluso por playas panameñas, vendiendo artesanías sin dejar de criar a Nina y Mila. El paso del tiempo fue marcando otras distancias. La televisión se convirtió en eco lejano para Julieta, algo que ella resumió sin rodeos: “La verdad es que tampoco me llamaban… Hoy por hoy estoy bien como estoy”. No hubo escándalo, ni comunicado ni arrepentimiento. Hubo decisión, y otra vida. Con 46 años y dos décadas largas de matrimonio, Julieta Fazzari hoy elige bajo perfil, redes sin urgencia y un presente sereno, lejos del vértigo que alguna vez la proyectó como estrella juvenil. Respiraba en esa fiesta de quince no solo el brillo de una generación nueva, sino también el eco de una historia compartida, hecha de rutinas menos públicas y afectos tan sólidos como ese abrazo que selló la noche más especial para Nina Borro.
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