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» Diario Cordoba
Fecha: 23/11/2025 01:08
La infertilidad sigue siendo un tabú en pleno siglo XXI, un problema al que se enfrentan entre un 10% y un 25% de las parejas cordobesas y que según la nueva jefa de la Unidad de Reproducción Asistida del Hospital Reina Sofía de Córdoba, Montserrat de Andrés, se lleva muchos casos en silencio porque hombres y mujeres se sienten culpables de no ser capaces de concebir por medios naturales. «Muchas pacientes prefieren no contarlo ni en su entorno laboral ni en su círculo más cercano, algunas mujeres no lo comparten ni siquiera con su familia. Para preservar esa intimidad, la Unidad registra las citas como «consulta médica», sin especificar «esterilidad» aunque la doctora explica que «la situación se complica cuando empiezan los tratamientos porque hay pacientes que acuden frecuentemente a consulta y les resulta complicado justificar las faltas en el trabajo, ya que también es habitual que no lo digan por miedo a que se sepa que están buscando el embarazo». En los hombres, el tabú se debe a prejuicios relacionados con la virilidad aunque de Andrés recuerda que la calidad del semen no tienen ninguna relación con la potencia sexual. Semen de donante Cuando el semen es de mala calidad o no hay ovocitos sanos, solo queda recurrir a la donación para practicar una inseminación o una fecundación in vitro, algo que según la doctora, también produce rechazo en muchos casos «porque los padres quieren tener hijos que compartan sus genes». En los casos en los que se emplea semen de donante, la mitad de las inseminaciones se dan en parejas heterosexuales y la otra mitad en mujeres sin pareja o parejas de mujeres. En el último año, se han practicado 252 inseminaciones con semen de la propia pareja y 118 con semen de donante, 370 tratamientos en total de los cuales un 16% corresponde a mujeres solas o parejas de mujeres. (Una de esas parejas que inicialmente accedió a contar su caso, rehusó al final por temor a las consecuencias de hacerlo público). El uso de óvulos de donante solo es posible en casos excepcionales en la Seguridad Social, por lo que las pareja se ven obligadas a acudir a clínicas privadas. En Córdoba, se realizan en torno a 25 casos al año. La infertilidad, un problema de dos La infertilidad es un problema que se suele asociar a la mujer. Sin embargo, de Andrés aclara que «si bien los datos apuntan a que, hoy por hoy, el factor femenino es el más frecuente, el masculino tiene un peso muy relevante». Así, en torno a un 30% de los casos de infertilidad se deben a la mala calidad del semen frente a un 50–55% que dependen de la mujer y entre un 5% y un 15% de origen desconocido. No obstante, «en muchos casos el problema no se puede atribuir a una sola persona porque se combinan factores femeninos y masculinos». Por eso, de Andrés recalca que «la esterilidad debe entenderse como un problema de pareja, no de la mujer». La edad de la mujer es determinante a la hora de quedarse embarazada, más que la de los hombres, ya que «la reserva ovárica disminuye con los años». De ahí que la edad recomendada para tener hijos sea entre los 20 y los 30 años. El retraso de la maternidad, condicionado por múltiples factores sociales, culturales y laborales, hace que las mujeres acudan por primera vez a consulta con 33 años de media, después de un año de relaciones sin resultados. De Andrés recomienda que «a partir de los 35, no esperen más de seis meses para pedir ayuda si no se logra la gestación» y recuerda que la Seguridad Social solo ofrece tratamientos de reproducción asistida a mujeres de entre 18 y 40 años «y siempre que no haya más hijos sanos en común con la pareja actual». Quienes tienen un hijo quedan fuera para tener un segundo. «Esto ha derivado en la llamada esterilidad secundaria, es decir, la dificultad para lograr un segundo embarazo», algo que según la responsable de la Unidad de Reproducción asistida, «impide ampliar la familia a muchas mujeres que tienen su primer hijo a edad avanzada». Cada año, la unidad atiende alrededor de 700 parejas nuevas y entre consultas de revisión, resultados, tratamientos y quirófano, atienden unas mil consultas al mes. La primera cita suele darse en el plazo de un mes. No hay lista de espera para inseminaciones, pero sí para la fecundación in vitro, que exige esperar una media de un año. Los avances de los últimos años van encaminados a que los tratamientos sean menos agresivos, reducir el número de pinchazos y evitar la hiperestimulación ovárica. La congelación de óvulos no se prevé en la sanidad pública, pero puede ser una opción frente al retraso de la maternidad en caso de que surjan problemas.
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