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» Diario Cordoba
Fecha: 23/11/2025 00:25
La gestora norteamericana Apollo Global Management, con más de 900.000 millones de dólares en activos bajo gestión, anunció la semana pasada la adquisición de una participación del 57,5% del Atlético de Madrid por 1.440 millones. Esta operación del fondo, dueño del Mutua Madrid Open o el Miami Open de tenis, encierra varias claves pero la principal es que el club es una especie de diamante en bruto pendiente de ser pulido con el 'megaproyecto' inmobiliario y de infraestructuras que rodea el actual Estadio Metropolitano, apodado como Ciudad del Deporte. La primera clave para entender la venta es la necesidad de una reordenación accionarial, porque el club efectivamente estaba en venta. Antes de la transacción, el máximo accionista era la sociedad Atlético Holdco, con el 70%, en la que convivían Miguel Ángel Gil y Enrique Cerezo, consejero delegado y presidente, con el 51% y el 15%, respectivamente, junto al fondo también norteamericano Ares Management. Este vehículo, spin off en origen de Apollo, entró en 2021 inyectando 120 millones a cambio del 34% de esta sociedad tenedora a su vez del 70%. Gil Marín se mantiene El 28% restante del capital estaba en manos Quantum Pacific Goup, del millonario israelí Idan Ofer, que entró en 2017, primero en una ampliación de capital de 50 millones a una valoración de 333 millones, por la que tomó el 15% del club, y, posteriormente, dando salida del capital a la china Wanda, en una situación financiera comprometida. Tras la venta, Quantum rebaja ligeramente su participación, pero se consolida como el segundo mayor accionista, con alrededor del 25%. La transacción ofrece, primero, una salida a los propietarios históricos: Gil Marín y Cerezo se embolsan 700 y 175 millones, tras vender el 28% y el 7%, respectivamente –se quedan con el 8% y 3%–, tras más de 30 años al frente, además de que podrán seguir dentro del organigrama del club. En el caso de la compañía del millonario israelí, que apenas reduce su exposición entre el 3% y el 4%, logra recuperar 100 millones, aproximadamente la cuantía total que desembolsó entre 2017 y 2018. Lo más relevante de la operación es la fuerte dilución en el accionariado de Gil Marín y, sobre todo, de Cerezo, que pasa a tener un porcentaje muy reducido. El club deja de ser un proyecto familiar de la familia Gil Marín y pasa a ser una corporación, una empresa plenamente profesionalizada con un fondo tomando las decisiones. Ahora bien, el fondo apuesta por mantener a los gestores que conocen el negocio: Cerezo y Gil Marín siguen al frente de la gestión deportiva y del día a día, porque "sustituirlos habría supuesto, probablemente, una menor valoración de la entidad", indica César Escudero, director de fusiones y adquisiciones de la consultora ERM Iberia. Por último, Ares vende el 19%, la mayor parte de su participación, por la que recibe 475 millones, quedando como minoritario solo con el 5%. El fondo entró a una valoración de la entidad madrileña de 500 millones, inyectando entre 2021 y 2024 alrededor de 150 millones (incluyendo una ampliación de 30 millones en 2024), cuantía que le ha permitido multiplicar por tres su inversión en cuatro años. Sin embargo, según fuentes consultadas, la operación deja un sabor agridulce en el 'cuartel general' de Ares, que quería haber sido el protagonista de una operación como la que ha logrado sacar adelante Apollo, algo que han impedido Gil y Cerezo tras lograr una oferta lo suficiente alta como para activar una cláusula de venta forzosa. Concesión de 75 años "Que entren fondos en clubs como el Atlético no sorprende: es la continuación de una tendencia que se acelera desde la pandemia. El deporte, y en especial el fútbol, es cada vez más profesional y eso atrae capital; y cuantos más fondos entran, más se profesionaliza el sector, es una rueda. Muchos inversores están interconectados y repiten en varios clubs y ligas, como en otros sectores. En el caso del Atlético, al final conviven fondos como Apollo y Ares, que también tienen intereses en franquicias de la NFL o en grandes clubs europeos como el Chelsea y el Crystal Palace a través del fundador de Apollo, Josh Harris. Esto demuestra que el fútbol se ha convertido en un gran ecosistema financiero global, aunque siga teniendo un componente emocional único", argumenta Carlos Cantó, consejero delegado de SPSG Consulting. La segunda y gran clave para entender por qué entra Apollo en un club como el Atlético y como pretende ganar dinero con esta inversión es la Ciudad del Deporte. En 2022, el ayuntamiento cedió durante 75 años más de 200.000 metros cuadrados alrededor del estadio, el verdadero valor aún oculto del club. Aquí la compañía ha llegado a acuerdos puntuales para desarrollar la mayor playa urbana y de olas de Europa, un centro comercial, un campus de la universidad privada Alfonso X El Sabio, un gran complejo de pádel con Playtomic, un gran gimnasio con GoFit, un campo de golf con Callaway y un centro de conciertos con Live Nations, dueña de Ticketmaster. Hasta ahora, los hitos en esta Ciudad del Deporte se contaban a cuentagotas, sobre todo por la falta de liquidez fruto de la débil situación accionarial. Este potencial es el que ha visto realmente Apollo en el club español con mayor número de abonados, que hasta ahora había alcanzado acuerdos con socios, en muchos casos de dudosa reputación, para desarrollar su complejo de ocio. Por ejemplo, para la construcción de la playa urbana se alió con los fondos Teras Capital y Stoneweg y el empresario Javier Hidalgo, hijo del presidente de Air Europa, que ha salido del proyecto tras verse salpicado por los casos de corrupción que rodean al Gobierno, especialmente por su relación con Víctor de Aldama. Ocurre lo mismo en el centro comercial, donde ha iniciado su puesta en marcha de la mano de López Real Inversiones, que lidera José Luis López Fernández, conocido como 'El Turronero'. El ahora accionista mayoritario tiene un perfil de riesgo y rentabilidad agresivo con retornos anuales por encima del 25% El verdadero valor aflorará cuando todo esto esté desarrollado, ofreciendo unos flujos de capital estables e independientes de lo bien o mal que deportivamente esté el Atlético de Madrid. Este negocio es el que realmente cumplirá el plan de negocio de Apollo, al disparar la valoración del club, además de reducir la volatilidad de su cuenta de resultados, en la que perdería peso los ingresos por derechos televisivos o venta de jugadores y ganarían espacio las rentas derivadas de la explotación. El club terminó su último ejercicio fiscal, el 2023-2024, con unos ingresos de 395 millones de euros, la mayoría del negocio del fútbol (derechos televisivos, patrocinios, etc.), según las últimas cuentas presentadas por el club. El objetivo es que la aguja gire y los flujos de la Ciudad del Deporte supongan cada vez más peso de la tarta. Atlético se ha completado con una valoración de la entidad de 2.500 millones, entre cinco y seis veces sus ingresos. "Es una cifra que le sitúa entre los principales clubes de Europa, en línea con el ratio de cinco a siete veces ingresos que se ha tasado las últimas operaciones realizadas en la Premier League y por encima de lo pagado por otros clubes españoles. Lejos, sin embargo, de las cifras de hasta diez veces que se pagan por franquicias estadounidenses", explica Roberto Álvarez, socio del bufete Cuatrecasas. La hoja de ruta de Apollo, además, proyecta disparar el valor de la entidad por encima de los 6.000 millones en los próximos cinco o seis años. El Metropolitano será sede de la final de la Champions en junio de 2027 y está entre las candidatas a ser sede del Mundial de 2030, cuando la Ciudad del Deporte este en pleno rendimiento. Posible salida a bolsa "El fondo no ha dicho que vaya a tener una presencia temporal en el club, sino que viene para dar estabilidad en el medio y largo plazo. A pesar de que se piensa que el capital riesgo entra y sale de las empresas en períodos muy cortos, no es lo mismo una startup que una compañía madura. Si no estamos viendo salidas del capital riesgo en clubes de fútbol en este momento no es porque no haya mercado, sino es justo lo contrario: los inversores entienden que todavía no se ha alcanzado el pico de generación de ingresos para poder salir", añade Álvarez. Cómo saldrá Apollo del accionariado es aún una incógnita, pero hay dos vías. Una es la salida a bolsa. En Europa ya cotizan entidades de como el Manchester United y la Juventus, que capitalizan en el parqué 2.300 y 1.000 millones, respectivamente, aunque la más obvia sería otro fondo enfocado en el entretenimiento. El vehículo que protagoniza esta transacción, Apollo Sports Capital, tiene un perfil de riesgo y rentabilidad agresivo, con rendimientos anualizados por encima del 25%. La salida natural sería capturar a un fondo con un coste de capital inferior, dispuesto a comprar ahora un activo más seguro que el que ha adquirido la gestora estadounidense, al haberse convertido en una realidad la Ciudad del Deporte. Cada vez hay más capital levantado por gestoras destinado a invertir en la industria del entretenimiento y el deporte entra en este punto. Sin ir más lejos: CVC ha comprado parte de los derechos televisivos de la Liga y la Liga francesa, además de torneos de rugbi; Ares es el dueño del equipo McLaren de F1 y participa en varias franquicias de la MLS; Silver Lake es accionista de referencia del grupo propietario del Manchester City y el Girona; RedBird es propietario del AC Milan, y Sixth Street, uno de los grandes financiadores del Real Madrid y el FC Barcelona.
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