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» Elterritorio
Fecha: 22/11/2025 19:54
El atraso en los pagos trepó al 7,3% y golpea a bancos y consumidores. Tasas por encima del 100%, salarios rezagados y una economía que no despega configuran el cóctel que explica el deterioro. sábado 22 de noviembre de 2025 | 13:54hs. La morosidad en el sistema financiero argentino alcanzó su nivel más alto en más de 15 años y expone el desajuste entre el costo del crédito y los ingresos de los hogares. En septiembre, la cartera irregular de los bancos privados llegó al 4,2%, su valor más elevado desde febrero de 2022, acumulando diez meses consecutivos de deterioro. El impacto más severo está en las familias. La morosidad de los hogares escaló al 7,3%, equivalente a unos $4,07 billones, el registro más alto de toda la serie disponible. Aunque los créditos hipotecarios se mantienen relativamente estables, con apenas un 0,9% de atraso, el deterioro golpea con fuerza a los préstamos personales y a las tarjetas de crédito. Préstamos personales y tarjetas, el epicentro del problema Los préstamos personales muestran la tasa más alta de incumplimiento: 9,1%, por un total de $1,69 billones. Las tarjetas de crédito siguen un camino similar, con una morosidad del 7,4% y un volumen impago de $1,46 billones. Estos dos segmentos, claves para financiar gastos cotidianos, explican casi todo el salto en el atraso. La morosidad prácticamente se triplicó en un año y, según analistas, el fenómeno dejó de ser coyuntural: refleja un desajuste estructural entre las condiciones de financiamiento y la capacidad real de pago. Tasas que no comparten el ritmo de la inflación El avance del incumplimiento está directamente vinculado al nivel de las tasas de interés. Incluso antes del endurecimiento monetario previo a las elecciones, los bancos ofrecían créditos personales con un costo financiero total (CFT) superior al 140%, muy por encima de una inflación anual proyectada entre 25% y 30%, generando cuotas que se vuelven impagables para una porción creciente de la población. Al mismo tiempo, los salarios continúan rezagados. Según el INDEC, en septiembre los sueldos registrados crecieron 33,6% interanual. La brecha entre ingresos y tasas se amplía y erosiona la capacidad de repago de los hogares. Efecto directo en los bancos El deterioro impacta también en las entidades financieras, que deberán reforzar las previsiones por incobrabilidad en los balances que presentarán la próxima semana en la Bolsa. Esas provisiones podrían absorber parte de sus ingresos financieros y limitar una recuperación sostenida de las acciones bancarias, uno de los segmentos más castigados del mercado. Un riesgo que avanza sobre el consumo y la actividad La morosidad creciente reduce el margen de consumo de las familias y obliga a los bancos a endurecer las condiciones de crédito, alimentando un círculo vicioso: menos financiamiento, menor consumo y más presión sobre la actividad económica. Aunque el Banco Central inició un proceso de baja de tasas, esa reducción aún no llega a los préstamos personales ni a las tarjetas, donde los costos siguen siendo prohibitivos. Lo que viene Los economistas coinciden en que la tendencia difícilmente se revierta en el corto plazo. Salvo el segmento hipotecario, que mantiene niveles de mora muy bajos, el resto del mercado enfrenta un deterioro persistente. En este contexto, la evolución del atraso será un indicador clave para inversores y analistas: es una señal anticipada del pulso del consumo, de la salud del sistema financiero y, en última instancia, del rumbo de la economía.
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