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Parana » Informe Digital
Fecha: 21/11/2025 08:47
CÓRDOBA.- En el campo argentino está surgiendo un fenómeno que hasta hace pocos años era menos frecuente: cada vez más productores medianos y pequeños demandan tecnología de avanzada y evalúan la compra de maquinaria con criterios de productividad, retorno de la inversión y eficiencia operativa. Lo que antes solía ser propio de grandes contratistas o empresas agrícolas —evaluar funciones, medir consumos, comparar ciclos de vida de los equipos y buscar mejoras concretas en la faena diaria— hoy se extiende a establecimientos más chicos. Esto responde, por un lado, a un productor más profesionalizado que dejó de renovar equipos “cuando toca” para analizar cómo una máquina moderna puede optimizar su negocio; y, por otro, a un mercado donde las nuevas tecnologías dejaron de ser accesorios para convertirse en herramientas centrales de productividad. Así lo describió Sergio Vera, director comercial de Case IH, en el lanzamiento que la marca realizó en la planta industrial de Ferreyra, Córdoba, donde presentó la nueva línea de cosechadoras Axial-Flow Serie 260 Automation. Con la llegada de esta máquina, en la firma hablan de un “cambio de paradigma” explicado por la combinación de automatización, inteligencia artificial y conectividad total. “Incluye inteligencia artificial, conectividad al extremo y todo lo relacionado con Automation, que es la toma de decisiones autónoma de la máquina”, señaló. Ese salto permite que el equipo regule parámetros en tiempo real, reduzca la probabilidad de error del operario y acelere el retorno de la inversión. “Si uno se pone en los zapatos del productor, ve que la máquina mejora productividad con menor posibilidad de error del operador, y eso hace que el retorno sobre inversión llegue más rápido.” Para la empresa, esa nueva arquitectura tecnológica explica por qué “no es un restyling”, sino —en palabras del propio Vera— “uno de los lanzamientos más importantes de los últimos 10 años”. Sergio Vera, director comercial de Case IHCNH La adopción de tecnología siempre fue más marcada entre los productores grandes, pero esa frontera se está rompiendo. “Antes solo los grandes productores y contratistas hacían cálculos de retorno sobre inversión y ciclo de vida del producto. Hoy productores medianos y pequeños, cada vez más profesionalizados, también lo hacen”, comentó. Ese proceso, remarcó, se acelera por el asesoramiento que reciben los establecimientos de agrónomos, asesores y especialistas financieros que acompañan las decisiones de inversión. Para Vera, el cambio de mentalidad es clave: “No tienen que pensar solo en ‘espero o no espero’, sino en cuándo es el momento. Si no hay avance tecnológico, cambiar no tiene sentido. Pero cuando sí lo hay, saben que deben corregir cuestiones de productividad que la maquinaria anterior ya no les brinda”. “Incluye inteligencia artificial, conectividad al extremo y todo lo relacionado con Automation, que es la toma de decisiones autónoma de la máquina”, señalóCNH Añadió que existe un efecto contagio. “El que adopta más rápido es el que la mira, la analiza y ve cómo mejora. Y el que termina de convencerse es el que ve a un vecino o amigo usando la tecnología y ve los resultados”, agregó. Ese dinamismo también se explica porque la Argentina es, históricamente, uno de los mercados más veloces en exigir innovaciones. “El productor argentino es uno de los que más rápido quiere tener la tecnología. La pide: si se lanza algo en Estados Unidos o Europa, lo quiere inmediatamente”, sostuvo Vera. Al mismo tiempo, ese interés convive con un parque de maquinaria muy envejecido, que ya reduce la productividad, pero también abre una oportunidad clara: cuando aparece un salto tecnológico real, la necesidad de recambio es inmediata y el productor lo aprovecha con rapidez. Comentó que ese interés también se refleja en la demanda. Según Vera, este año cerrará mejor que el anterior y el próximo será “un crecimiento pequeño o un año flat”. Pero, incluso en ese escenario, sostiene que los lanzamientos son el verdadero disparador de las decisiones de compra. “Cuando aparece un equipo que cambia la productividad, la demanda se acelera”, afirmó. Lo vivieron el año pasado con la Serie 160 —cuando muchos productores que no estaban en proceso de compra se interesaron de golpe por el salto tecnológico— y se repite ahora con la 260, indicaron. La máquina representa un cambio estructuralCNH Ese “cambio de paradigma” se concreta en la Axial-Flow Serie 260 Automation, fabricada en Córdoba. Rodrigo Lanciotti, gerente de Marketing, explicó que la nueva máquina representa un salto tecnológico dentro de la cosecha inteligente: no se trata de un avance incremental, sino de un cambio estructural basado en automatización real, conectividad total y toma de decisiones basada en datos. “La inteligencia artificial viene a acortar la brecha de capacitación y a poder generar resultados mucho más rápidos”, afirmó. Uno de los avances centrales es la doble pantalla Pro 1200, que permite separar la operación del monitoreo de calidad. Según Lanciotti, ese rediseño mejora la experiencia del operario y agiliza la interpretación de datos en tiempo real. “La idea no es solo tener tecnología, sino dejarla de una forma simple para que pueda usarse”, dijo. También destacó la incorporación de Automation 2.0, que amplía el rango de cultivos regulables en forma automática y permite que la máquina realice más del 90% de las regulaciones por sí misma. La nueva serie avanza, además, en autonomía, conectividad y capacidad operativa. Señaló que la máquina “puede tomar más de 1800 decisiones sola en regulaciones” durante una jornada de trabajo, y que la integración con FieldOps y los sistemas de comunicación máquina–máquina prepara el camino hacia funciones como la descarga autónoma. A eso se suman mejoras en confort, mantenimiento y eficiencia, que buscan convertir a la Serie 260 en un equipo más productivo, más simple de usar y con un retorno de inversión más rápido para el productor.
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