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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 20/11/2025 06:39
Hugo Bauzá es autor, entre otros, de un reciente ensayo titulado “¿Por qué leer a los griegos?" Allí cita a Miguel de Unamuno quien, cuando le preguntaron por novedades, respondió: “Para novedades, los clásicos”. Doctorado en la Sorbona, Hugo Bauzá fue durante cuatro décadas profesor de lengua y cultura latinas en la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA. Dirige el Centro de Estudios del Imaginario en la Academia Nacional de Ciencias de Buenos Aires. Es autor de los ensayos “El mito del héroe. Morfología y semántica de la figura heroica”, “Qué es un mito. Una aproximación a la mitología clásica”, “Virgilio, memorias del poeta” y “Miradas sobre el suicidio”, entre otros. — Existe la idea de que en la Antigüedad los ancianos eran muy considerados, porque representaban la sabiduría, eran los consejeros, gobernaban; una consideración que hoy parece no existir. ¿Era realmente así? — Los ejemplos que uno puede citar están en La Odisea de Homero, en la que Néstor, que es un anciano, pasa por símbolo de sabiduría. En el caso de la cultura griega de la época clásica, pensemos, por ejemplo, que Sófocles alcanzó los 90 años y siendo nonagenario, lo nombraron sacerdote de Colono, un pequeño lugar del Ática, de donde era originario. El sacerdocio no era como ahora una carrera en un seminario, sino una dignidad que se confería a una persona por un acto noble. En el caso de Sófocles, se lo dieron por la tragedia Antígona. Pero el gran ejemplo sería Cicerón y su pequeño tratado que se llama Catón Mayor de Senectute. Lo escribió cuando tenía 63 años. Es un diálogo que imagina Cicerón entre Catón el viejo, Catón, el censor, hombre de 84 años, y dos jóvenes, Escipión y Lelio. Y hablan sobre la vejez. Cicerón cuenta algo, probablemente inventado, pero vale como anécdota y tiene un valor simbólico. Cuando Sófocles había llegado a su edad provecta, uno de sus descendientes lo incriminó ante el areópago, el tribunal, porque ya era una especie de viejo chocho que estaba malgastando la heredad de la familia. El filósofo y político Cicerón — Tenía razón Unamuno. Una historia vieja... — Entonces, el tribunal convocó a Sofocles y éste recitó fragmentos de los coros de la tragedia de Edipo en Colono que acababa de componer, que son subyugantes, emotivos. Cuenta Ciceron que el tribunal se puso de pie en homenaje, como diciendo: quien ha logrado componer esto a esta altura de la vida, evidentemente no es un demente. Son ejemplos que dan la pauta al menos de casos notables de vejez. Pero no sé si esa es la realidad absoluta, porque en general de la polis griega están excluidos los esclavos, las mujeres, los niños. Y en algunos textos dicen que también ciertos ancianos, pero eso es difícil calibrarlo. De todos modos, en general, la idea es que el viejo tiene la sabiduría, la memoria de la tribu, la memoria del pueblo; consecuentemente hay que respetarlo. — ¿Y en otras culturas? — Por el lado de la tradición judía, lo mismo. En el Levítico, que es una especie de programa, al margen de lo religioso, un programa ético, educativo, una especie de paideia del judaísmo, se cuenta que, ante el viejo, hay que ponerse de pie y hay que respetarlo. Y está muy taxativamente explicado. Es una tradición de mucho tiempo. Pero incluso actualmente, por ejemplo, yo tengo ya una edad algo avanzada, aunque no me considero viejo, cuando tomo un colectivo y una persona joven me ofrece el asiento, me parece un acto de cortesía, de respeto, no a mi persona porque no me conoce, sino a las canas. En consecuencia, hay una tradición de que la persona mayor, por no decir viejo, es alguien que merece respeto, merece una dignidad. La Odisea - El anciano Héctor y Aquiles — Estaba recomendando Cicerón... — Sí, si quiero ver de qué manera la Antigüedad consideró al anciano, sugiero leer atentamente el diálogo de Cicerón. Si usamos una palabra técnica, este diálogo de senectute sería una gerogogía. Gero es anciano, gogía de conducir. Sería como una especie de gran recetario, donde hay una apología de la vejez. Pues dice: se funda en la idea de que el anciano tiene sabiduría. Esa es la virtud. Consecuentemente, merece respeto. En cierto modo, es el que tiene la memoria de la tribu, de la polis, y esa sabiduría acumulada, la podría proyectar a un futuro como una forma de vida. Y ahí destaca lo que es una vida virtuosa. Esto me hace acordar a cuando lanzaron una embestida contra aquel ministro de la Corte Suprema, el doctor Carlos Fayt, persona muy ilustre. — El que se retiró a una edad ya bien avanzada. — Cristina Kirchner lanzó una embestida contra él hablando de la gerontocracia del poder judicial. Cuando ocurrió ese episodio, en La Nación me llamaron para hacer una nota en la que aludí a este ejemplo de Sófocles. — Cuando Roberto Lavagna fue candidato, tenía 77 años, y cada vez que estaban en desacuerdo con algo que él decía, lo trataban de gagá. Es un mecanismo muy frecuente y muy desagradable. — A Carlos Fuentes, una vez le preguntaron sobre el tema de la vejez, si se sentía viejo. Y él dijo que no tenía vejez, que tenía juventud acumulada. Fue una metáfora muy delicada. Y si nos ponemos a pensar, viejos somos todos desde que nacemos, porque gradualmente estamos envejeciendo. El problema es la distinción entre viejo y anciano. El otro día leí, no sé si es cierto, que anciano es el que no se puede autovaler y necesita ayuda. El tratado de Cicerón sobre la vejez — Bueno, no hay duda de que perder la autonomía es la parte más complicada de envejecer. — Correcto. El problema con la vejez es una paradoja. Todos queremos llegar a viejos. Y cuando uno llega a viejo, se encuentra con que está en desacuerdo con haber llegado. Porque la vejez, que es una anticipación de la muerte, trae muchos inconvenientes. Achaques a veces graves, a veces sin solución de continuidad y pueden ser enfermedades crónicas. Es el momento en que hasta se desea la muerte. — Tremenda paradoja... — Y sobre el tema de la vejez y del envejecimiento, me acuerdo por ejemplo del caso de la Sibila, que le pidió a Apolo la gracia de vivir tantos años como granos de arena pudiera mantener en su mano. Pero se olvidó de pedir la juventud. Así que fue envejeciendo. Y Petronio, el novelista romano, en el Satiricón, dice que los niños en Nápoles habían visto a la Sibila y se había reducido tanto que era del tamaño de un insecto. La habían puesto dentro de un frasco. Los chicos se le acercan y le preguntan en griego: “Sibila, ¿qué quieres?” Y la Sibila responde: “Quiero morir”. Es decir, el aspirar a una larga vejez y de repente ésta llega con las dolencias, las patologías, la enfermedad. Y lo mismo pasaba con las pitonisas, que aspiraban a una eternidad y después pidieron la muerte. Hugo Bauzá en su despacho de la Academia de Ciencias — En general, la gente tiende a negar la muerte. Es un tema tabú. Si uno lo menciona: “Ay, no, no, no lo digas, no”. El auge del tema de la longevidad y la obsesión por no envejecer, viene de lo mismo, ¿no? — Mantener una eterna juventud. Los arreglos faciales, etcétera. Una hija mía vive en México y el Día de los Muertos, hablé por teléfono y me dice: “Me voy al cementerio ahora con mis chicos”. Digo: “¿Por qué?”. Me dice: “Acá se festeja el Día de los Muertos. Van todos los chicos del colegio, entonces, yo también voy a llevar a mis chicos, porque ahí juegan”. Llevan comida, etcétera. Hay como un festejo y eso que México pertenece a la tradición judeocristiana, sin embargo, probablemente por influencia de los aborígenes, tiene una tradición de la muerte distinta. — Volviendo a la antigüedad, en el senado romano, ingresaban por edad. — Efectivamente, en su primer momento eran los ancianos y guardaban un prestigio porque tenían la tradición del respeto y se llevaron sobre sus espaldas toda la tradición. — Ahora, cuando Roma se expande y empiezan a aparecer generales prestigiosos, se va limando un poco el poder del Senado. Los jóvenes quieren echar a los viejos. — El problema de siempre. Y el libro de Luigi Zoja (El gesto de Héctor), dice que la paternidad, que es un tema clave en Occidente, eso se desarticuló en gran medida con el Mayo francés en el 68, que rompió las estructuras y esa sociedad piramidal se vino un poco abajo. La historia de la paternidad, de Luigi Zoja — El Mayo Francés rompió muchas cosas, también la educación. — Bueno, la vejez tiene una doble lectura. Por un lado, la sabiduría, la experiencia, el conocimiento, pero por otro lado, puede actuar como un tapón, una traba que impide que la sociedad se dinamice. Todo esto lo ve muy bien Cicerón, que advierte que la naturaleza es sabia, porque a medida que uno va perdiendo la fuerza física, va perdiendo paulatinamente el deseo. — Sí, él dice que es una ventaja... Ahora, en el libro de Simone de Beauvoir (La Vejez) que Platón y Aristóteles tienen visiones diferentes, para Platón la decadencia física no tiene importancia, importa el espíritu, la cabeza. — Claro, por una mentalidad idealista. — En cambio, Aristóteles, habla con tono algo despectivo de la decadencia física. — Sí, en el libro de los animales, Aristóteles plantea el tema de la decadencia física. Son dos miradas distintas del mundo. — En nuestra época, en la actualidad, ¿es posible que se vuelva a tener una mirada hacia los ancianos como fuente de sabiduría? Respetarlos como portadores de una tradición, que pueden transmitir. O, a pesar de toda esta conversación sobre la nueva longevidad, en el fondo persiste cierto desprecio. — Yo no soy futurólogo, pero advierto, por lo menos en este momento de mi vida, que hay un respeto, al menos cada vez mayor, por la gente de edad. Sobre todo en las provincias. Por ejemplo, el hecho de ceder el asiento en el colectivo es pauta de que hay un respeto. Incluso a la hora de votar, cuando uno se pone en la fila, cuando ve que hay gente mayor, he visto que se acercan y los invitan a pasar directamente. Son actos de respeto. Pero no puedo generalizar de que todos sean así. — Creo que de a poco la gente se va acostumbrando a ver personas de edad en lugares de responsabilidad pública y a ver gente de edad cada vez más avanzada todavía activa. Y va cambiando la imagen de lo que se considera viejo. — Recuerdo que mi abuela a los sesenta años era atendida, cuidada. Hoy en día una persona de sesenta años es muy joven. Hoy veo en un diario la foto de Alberto Favero con Nacha Guevara, que son personas que andan en los ochenta años. Se los ve súper juveniles, y están haciendo recitales como los de antes. Por qué leer a los griegos, ensayo de Hugo Bauzá — ¿Hay algún libro en particular que hable de la vejez o que tenga a personas de edad como protagonistas? — Libro específico, no sé, pero sí sugeriría leer el tratado De Senectute. de. Es lectura vieja pero nueva. Y a Simone de Beauvoir siempre le interesó este tema, varias obras de ella lo abordan. — Justamente Simone de Beauvoir dice que los poetas griegos y romanos tienen obras muy satíricas y muy duras sobre la vejez. — Aristófanes se burla. En cambio, yo traduje las seis comedias de Terencio. Y éste en sus comedias tiene especial afecto por la vejez, porque ve que los viejos tienen sabiduría, la virtud del conocimiento, etcétera. La visión de Terencio no es la que tiene Aristófanes. — Ella nombra también a Juvenal. — Sí, pero son burlas aisladas. Juvenal es un satírico. — Y nombra a Solón. — Sí, claro. Las leyes de Solón, que reconocen a la vejez como algo positivo.
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