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Concordia » Despertar Entrerriano
Fecha: 19/11/2025 19:11
Con la llegada del calor, en Concordia vuelve un interrogante sobre el lago: ¿regresarán las algas verdes? Con la llegada del calor reaparecen las mismas preguntas: ¿volverá a repetirse la explosión de algas verdes en el lago de Salto Grande? ¿Qué pasó con las investigaciones anunciadas luego del episodio que convirtió a los carpinchos en “verdes” y llevó el fenómeno a los medios nacionales? ¿Hay avances?. Para resolver estas dudas, Despertar Entrerriano conversó con Osvaldo Fernández, abogado y director legal y de Gestión Ambiental del Agua de la Secretaría de Ambiente de Entre Ríos, para saber qué se está estudiando, quiénes están trabajando y qué podemos esperar esta temporada. Un fenómeno nacional que tuvo un pico histórico en la región Fernández arranca aclarando algo clave: lo que ocurre en Salto Grande no es único ni nuevo. Las floraciones algales afectan a ríos y lagos de todo Argentina. Pero la temporada pasada fue excepcional. “Hubo una floración algal muy importante que no se había dado en otros años, y se originó por una conjunción de factores naturales y aportes de origen humano”, explicó. Las variaciones de altura del agua por lluvias y sequías, la radiación solar, las altas temperaturas y la presencia de nutrientes como fósforo y nitrógeno generaron el combo perfecto. La consecuencia fue inmediata: playas cerradas, carpinchos teñidos de verde y un foco mediático que dejó expuesto un problema silencioso. Frente a ese escenario, en abril de este año se realizó en Concordia una jornada técnica motorizada por la Municipalidad y la Secretaría de Ambiente de Entre Ríos, con participación de municipios, CTM, CARU, universidades y especialistas. De ese encuentro salió una hoja de ruta que hoy sigue vigente y que, según Fernández, “pone el énfasis en la prevención y en la educación”. Qué se sabe del agua hoy y quiénes la estudian La pregunta inevitable: ¿se está monitoreando el lago? Sí, y de manera constante. Fernández explica que la CARU, como autoridad binacional del río Uruguay, realiza controles permanentes en varias playas a lo largo de su jurisdicción. La CTM de Salto Grande también lleva adelante mediciones de calidad de agua y seguimiento específico de floraciones algales. Ambas instituciones cuentan con estadísticas históricas y modelos de análisis. “En alguna oportunidad se esperaba una floración y no ocurrió, y otras veces pasó lo contrario”, recordó el funcionario, dejando en claro que las predicciones no son exactas. La Secretaría de Ambiente provincial, por su parte, desarrolla un programa de monitoreo de cuencas que permite medir indicadores biológicos, físico-químicos, microbiológicos y geológicos. Aunque todavía no se ha llegado a la zona de mayor impacto, está previsto avanzar hacia allí en los próximos meses. El panorama es complejo: los nutrientes que alimentan a las algas pueden provenir de cloacas, detergentes, actividad industrial, agricultura o desechos urbanos. Por eso, los monitoreos interdisciplinarios buscan establecer una “línea de base” que permita entender qué está pasando y qué puede pasar más adelante. En paralelo, ya se programa una nueva jornada técnica en diciembre, nuevamente en Concordia, para actualizar datos y herramientas preventivas, y reforzar criterios comunes entre municipios y organismos nacionales y binacionales. Prevención, semáforos de riesgo y decisiones Si aparece una mancha verde en la costa, ¿qué se debe hacer? Fernández es tajante: “Frente a la existencia de floraciones algales, lo que cada uno debe saber es que no hay que meterse al agua”. El riesgo no es visual, sino microbiológico: algunas algas pueden contener cianobacterias, y aunque no siempre son tóxicas, la exposición directa puede afectar la piel y la salud. Por eso se viene implementando el sistema de “semáforo de playas”, un método sencillo que indica si el agua está apta (verde), requiere precaución (amarillo) o debe prohibirse su uso recreativo (rojo). Es una herramienta clave para turistas, deportistas y vecinos, pero también una responsabilidad directa de cada municipio o junta de gobierno. El funcionario recuerda que el verano pasado, en Concepción del Uruguay, la playa se cerró por recomendación de la Secretaría de Ambiente. Y aclara algo que suele confundirse: cerrar una playa para baño no implica que el espacio no pueda usarse. Lo que se prohíbe es entrar al agua, no disfrutar del lugar. La educación es, para el organismo, la mejor estrategia posible: “Si alguien tiene contacto con las algas, debe salir y lavarse con agua limpia inmediatamente”, insiste Fernández. Y subraya que, aunque nos gustaría anticipar qué pasará cada verano, el cambio climático introduce factores impredecibles: radiación, temperatura, sequías o crecidas que pueden disparar —o frenar— una floración. ¿Habrá algas este verano? Lo que podemos esperar La respuesta corta: nadie puede asegurarlo. Las bases técnicas permiten seguir tendencias, pero no garantizan predicciones exactas. El fenómeno del 2025 fue extraordinario, producto de múltiples factores que no necesariamente volverán a repetirse. Mientras tanto, la Secretaría de Ambiente y los organismos binacionales refuerzan monitoreos, capacitaciones y estudios, con especial atención en Concordia, donde el impacto turístico y mediático fue mayor. Para la ciudadanía, el mensaje es simple: estar atentos, seguir el semáforo, evitar el agua ante cualquier duda y esperar las actualizaciones oficiales de los organismos a cargo. Fuente: Despertar Entrerriano
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