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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 19/11/2025 06:46
Los agentes de IA permiten automatizar gran parte del proceso de control documental (Imagen: Shutterstock) Durante años, el control documental fue sinónimo de carpetas, planillas y correos cruzados. En sectores como la logística o la construcción —donde se trabaja con una gran cantidad de contratistas, choferes, operarios, vehículos y maquinarias—, esa gestión se volvía un desafío cotidiano, a través de cientos de documentos que había que recibir, revisar, registrar y mantener actualizados. Cada demora o error podía, en algunos casos, traducirse en multas, sanciones o directamente en la paralización de actividades. Lo cierto es que el control documental es mucho más que una buena práctica administrativa. Se trata de una obligación legal. En nuestro país, el artículo 30 de la Ley de Contrato de Trabajo establece la responsabilidad solidaria de las empresas principales frente a los incumplimientos de sus contratistas. O sea, si un proveedor no paga aportes o no cumple con la seguridad social, la empresa contratante puede ser judicialmente responsable. Por eso, auditar, reunir y conservar toda la documentación laboral, fiscal y técnica no es opcional, sino un requisito de sustentabilidad empresarial. Bajar errores y costos La cuestión es que se trata de un proceso costoso. Las empresas destinan cientos de horas mensuales a revisar vencimientos, cotejar datos y archivar documentos. A medida que las operaciones crecen, el volumen de información se multiplica y la probabilidad de cometer errores lo hace en proporciones similares. Es, por ello, un caso donde la aplicación de inteligencia artificial marca una diferencia real. Los agentes de IA permiten automatizar gran parte del proceso. Mediante un correcto desarrollo, son capaces de recibir documentos por múltiples vías (plataformas, correo electrónico o incluso WhatsApp), clasificarlos correctamente, asignarlos al proveedor o vehículo correspondiente, detectar faltantes, identificar vencimientos y alertar antes de que se produzca un incumplimiento. El cambio es profundo, ya que el trabajo manual o digital sin el uso de IA depende del tiempo y la atención humana que, como sabemos, son dos recursos escasos. En cambio, un sistema automatizado puede procesar miles de archivos simultáneamente, detectar errores, emitir alertas y mantener trazabilidad completa de cada acción. En ese sentido, no solo agiliza los tiempos, sino que aporta una capa de seguridad y confiabilidad que antes era imposible sostener. Control y fiscalización Claro que la automatización también exige control. Los sistemas deben ser auditados periódicamente para evitar fallos como la clasificación incorrecta de documentos, errores en la lectura de vencimientos o la omisión de registros. La clave está en combinar la eficiencia de la IA con la supervisión humana y una política de compliance sólida. Por eso decimos que el objetivo no es reemplazar la revisión, sino reforzarla con herramientas que reduzcan el margen de error. Más allá de la logística o la construcción, donde la implementación es evidente, el control documental con IA tiene un enorme potencial transversal. Hoy se aplica en industrias tan diversas como la alimentaria, automotriz, metalúrgica, química, salud, energía o retail. También en barrios privados, clubes de campo y servicios de seguridad o mantenimiento, donde cada proveedor o empleado externo debe estar debidamente registrado y habilitado. La IA permite, por lo que mencionamos, convertir un “costo de cumplimiento” en un proceso ágil, económico y seguro. Lo que antes era una carga administrativa ahora se transforma en un sistema inteligente que trabaja en segundo plano, garantizando que todo esté en regla y liberando al equipo para enfocarse en tareas de mayor valor. Convierte, por lo tanto, la obligación en oportunidad y el riesgo en ventaja competitiva.
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