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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 18/11/2025 08:46
El aniversario 40 de Volver al futuro trajo nuevas curiosidades sobre el reparto original (Captura) La trilogía de 'Volver al futuro’ marcó a generaciones de espectadores desde su estreno en 1985. Dirigida por Robert Zemeckis y protagonizada por Michael J. Fox como Marty McFly, la película es recordada por su trama ingeniosa y el carisma de sus personajes. Sin embargo, incluso los fanáticos más devotos pueden pasar por alto detalles que, tras décadas, reaparecen como auténticas revelaciones. El reciente reestreno del filme en cines, con motivo de su 40 aniversario, arrojó luz sobre un matiz inesperado y fascinante: el detalle oculto entre Marty y su padre, interpretado por Crispin Glover. Este descubrimiento sorprendió a muchos: Michael J. Fox era mayor que el propio actor que daba vida a su padre en la pantalla, algo que pasa inadvertido a simple vista gracias al memorable trabajo del equipo de maquillaje y la poderosa narrativa de la película. Este revelador dato invita a analizar cómo la producción logró construir la verosimilitud de los vínculos familiares en un juego de edades y caracterizaciones que trasciende la lógica temporal del filme. Marty y George McFly: un vínculo marcado por la diferencia de edad Durante la mayor parte de Volver al futuro, Marty McFly viaja accidentalmente a 1955, el año en que sus padres, George McFly y Lorraine Baines, se conocen. El joven protagonista se enfrenta a la insólita misión de interactuar con las versiones adolescentes de sus propios progenitores, poniendo en riesgo no solo su existencia, sino la de toda su familia. La escena fundamental que expone la complicidad entre Marty y George ocurre en la cafetería, cuando ambos se sientan juntos. De manera casi imperceptible, padre e hijo replican los mismos gestos, estableciendo una conexión que va más allá del guion y los diálogos. Pero lo verdaderamente insólito, y lo que muy pocos notaron durante años, es que en la vida real, el actor que interpreta al padre era más joven que el propio protagonista. Según los datos revelados por el reciente artículo de SensaCine, Michael J. Fox nació en 1961 y tenía 23 años cuando fue seleccionado para el papel de Marty McFly, tras sustituir a Eric Stoltz. En contraste, Crispin Glover nació en 1964: solo tenía 20 años al rodar la primera entrega de la saga. La diferencia de edad no resulta evidente en la pantalla, producto de un esmerado diseño de maquillaje y peinado que permitió a los actores encarnar versiones tanto jóvenes como adultas de sus personajes a lo largo de varias escenas. El caso de Lorraine, interpretada por Lea Thompson, es similar: la actriz tenía prácticamente la misma edad que Michael J. Fox, con apenas unos días de diferencia. Mientras tanto, Christopher Lloyd, quien tan magistralmente dio vida al excéntrico Doc Brown, tenía apenas 46 años cuando filmó la película, a pesar de aparentar ser un anciano gracias al maquillaje y su interpretación sin igual. La diferencia real de edad entre Michael J. Fox y Crispin Glover sorprendió a los seguidores de Volver al futuro (Captura) Maquillaje, actuación y el arte de engañar al espectador Uno de los grandes méritos de Volver al futuro reside en la labor del equipo de maquillaje, encargado de envejecer a los actores para simular 30 años de diferencia entre las versiones adolescentes y adultas de George, Lorraine y el propio Marty. En las secuencias de 1985, la caracterización es tan convincente que la diferencia de edad entre actores y personajes queda completamente disimulada. Esta habilidad se extendió a las siguientes entregas de la trilogía. En Volver al futuro 2, los protagonistas son retratados en 2015, es decir, 30 años en el futuro. En esa ocasión, Michael J. Fox interpretó a una versión envejecida de sí mismo, mientras que el resto del elenco continuó aportando credibilidad a sus transformaciones físicas mediante el uso de prótesis, pelucas y técnicas de maquillaje vanguardistas para la época. El descubrimiento reciente acerca de la edad real de los actores solo realza la pericia detrás de cámaras, subrayando cómo el cine puede crear la ilusión absoluta de un parentesco y una diferencia generacional sin dejar huella de los trucos empleados. Esta destreza técnica dotó de humanidad y profundidad a la relación entre Marty y su padre, regalando al público escenas cargadas de significado y autenticidad.
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