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  • Matías Martín reflexionó sobre el paso del tiempo, los deseos y su presente: “Disfruto cada pequeña cosa porque soy consciente de que no me queda tanto”

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 18/11/2025 04:38

    El periodista deportivo charló con Leo Montero en el estudio de Infobae Matías Martín es un periodista, conductor radial y televisivo argentino con una trayectoria de más de dos décadas en medios. Comenzó en el periodismo deportivo, trabajando en TyC Sports, y con el tiempo se consolidó como figura en radio y TV, donde condujo programas en emisoras y canales de alcance nacional. Actualmente es conductor del programa Todo Pasa en FM Urbana Play. A lo largo de su carrera, combinó roles como conductor, actor y locutor: participó en programas deportivos y de entretenimiento, trabajó en televisión abierta y también hizo tareas de doblaje y producción. Su estilo directo y su vínculo con la radio le valieron reconocimiento en audiencias que lo identifican por su voz y su modo de conducción. En el ámbito personal, Matías es padre de tres hijos: Luca, junto a la actriz Nancy Dupláa; y Mía y Alejo, de su último matrimonio con la modelo Natalia Graciano, de quien se divorció en 2023. De los micrófonos al silencio del hogar: la vida íntima de Matías Martín, viajes con sus hijos, su pasión por River y la música como refugio —¿Qué disfutás hacer cuando tenés tiempo libre? —La mañana es un espacio que a veces tengo, a veces no, porque es el espacio donde puedo tener alguna otra cosa como una reunión por fuera del laburo de todos los días. Y a la noche depende si tengo una salida, si estoy con mis hijos. Como son tres, a veces viene uno, viene el otro o vienen los tres juntos. Pero ahí a la noche consumimos deportes en vivo, vemos partidos de básquet, de fútbol, veo películas, escucho música. Me puse un vinilo en casa... Disfruto mucho estar en mi casa. Me gusta mucho estar en mi casa sin hacer nada, aunque siempre estás haciendo algo, ¿no? —Además al ser un comunicador, estás todo el día hablando, diciendo. Entonces imagino que hay un momento en el que no querés saber más nada... —Me han dicho “al final te la pasas todo el día hablando y acá no hablas nada”. Y sí. Justamente llego a casa y no quiero hablar más. Igual hablo bastante. Pero me gusta mucho esta dinámica de estar en casa, calentarme algo para comer. No puedo decir que sé cocinar porque calentar no es cocinar. Poner algo en el horno no es cocinar bien. Me encantaría tener esa pasión. ¿Viste el que se abre un vinito y se pasa una hora cocinando? Pero no me sale. —¿Sos de entrenar? Porque fuiste muy buen jugador de fútbol. Yo lo digo siempre porque pude compartir una cancha con vos. —Gracias, Leo. Tengo la mejor prensa del mundo en el fútbol. Todos dicen lo bien que juego. Así que no tengo que jugar nunca más para que quede ese recuerdo instalado (risas). —Pero está bueno eso. Se fijó la idea. —La verdad es que con la carga horaria laboral siempre me gustaría entrenar más de lo que entreno. Podría hacerme más el espacio, pero me cuesta. Ahora vengo de una tendinitis, así que estoy con la recuperación a medias, me duele y hace dos meses que no juego. Pero venía jugando dos veces por semana un fulbito. Hacía yoga tres veces por semana, iba al gimnasio. Pero ahora como que corté todo eso por el ritmo de este año que no me da tiempo. Pero también te gusta mucho laburar. Hay un gimnasio en el edificio donde estoy, que estoy medio de paso por un tiempo, y subo, le meto algo bici, cinta, un poco de fierros, para mover. Pero me gustaría mucho más. —Entro un poco ahí. Estás de paso ahí porque te separaste hace unos años. ¿Cuántos años estuvieron casados con Nati? —20 años. Un montón. —Sin meterme en tu vida privada, pero de “estar de paso en ese edificio” a empezar a descubrirte soltero de nuevo, con hijos grandes, ¿la llevaste bien? ¿Mejor de lo que creías? ¿La pasaste mal? —Mejor de lo que creía. Le tenía mucho miedo a la separación. La verdad es que estaba lleno de miedos. Todo me asustaba. Me preocupaba llevarme mal con Nati, ver poco a mis hijos, la cuestión económica. Pensaba que me iba a deprimir y me preparé mentalmente para todo eso después de que tomamos la decisión. Pero para mi sorpresa no me pasó nada de eso. Es como que decía: “Bueno, ahora me voy a deprimir”. Sábado a la noche, separado, estoy solo en casa, no tengo plan y ¿estoy bien? Ah ok. Yo pensé que ahora me iba al fondo del mar y no. Obviamente que tenés para hacer ese ataje. Yo estaba preparado para una guerra, mi propia guerra, no con nadie. —Y por suerte no sucedió nada de todo eso. —No, porque con Nati no tuve un final ni feo. Es triste separarse, pero no es que pasó algo que rompió todo. Es una pareja de 20 años que se terminó. Me fui a un departamento, y dije: “Bueno, acá voy a estar dos o tres meses “. Pero estuve como cinco o seis y necesitaba salir de ahí, necesitaba irme de ese lugar porque no me hallaba. Esa parte me costó un poco, encontrar un lugar que sienta más propio, que esté cómodo. Pero en líneas generales estuve bien, no me deprimí y la pasé bien. Y todo es nuevo porque 20 años con una sola persona es tu realidad, tu vida. Es como te olvidaste cómo era el otro. —Vos tenés hoy 50 y… —55. ¿Qué número, eh? —Y si yo te pregunto quién es el Matías Martín de hoy, ¿qué dirías de vos mismo? —Dificilísimo. Estoy feliz con lo que estoy haciendo. Me he analizado mucho, aunque hace rato que no lo hago, pero entiendo que los momentos y las etapas son todos distintos. Estoy claramente en una transición todavía. No sé hacia dónde es esa transición. Pero me separé hace dos años, estoy viviendo en un lugar que no va a ser definitivo, estoy laburando mucho a conciencia. Estoy muy bien, rodeado de afecto, de amigos, de hijos. Hice viajes con mis hijos. La verdad que estoy en un estoy en un buen momento, un momento de tranquilidad y de transición. ¿Hacia dónde? No sé. Cuando hablamos el año que viene te digo (risas). Pasión por el fútbol —Hace poco fue el clásico. Más allá de tu fanatismo y tu amor por River. Lo que quiero saber es tu top five de la historia de jugadores preferidos del club. —Nunca lo pensé, pero vamos a armarlo. Es más de cariño que por habilidad. Lo que pasa es que tengo que poner a Francescoli, Alonso, Fillol, Pasarella. A Fillol y a Pasarella los vi de muy chiquitito. El Burrito Ortega, Gallardo, Ponzio. El burrito es el tipo que más quiero de River. Me comunico con él por WhatsApp. Fui a su cumpleaños y todo. Cada vez que lo veo le digo: “Cómo te quiero, Burrito”. Le digo que lo quiero todas las veces que lo veo. Me invitó al cumple de 50 y yo dije: “¿En serio, Ariel? Olvidate, llego primero y me voy último”. Y quiero mencionar a Pablo Aimar, también. Un una persona que me resulta muy valiosa, muy interesante, cómo ve el deporte y las cosas que dice. Como jugador además una maravilla. Bueno, Aimar y Ortega, metí seis pero ahí te armé el podio. Al Pato lo quiero, labure con él. Y el Beto Alonso, el que veía cuando era chiquito. Dejé miles afuera, pero más o menos así. —¿Y si tuvieras que elegir uno de Boca que te hubiese gustado que fuera de River o que jugara en River? —Y Román. Román es un crack. Hay gente que lo discute como futbolista. Te hablo de quienes dicen que era medio calesitero o que no era para tanto. Yo no sé, no entiendo que vieron porque para mí es una magia atrás de la otra, un manejo de la pelota, una inteligencia para jugar. Hay un montón de cracks que pasaron por Boca, pero creo que Román… Otro que hubiera sido un gran jugador para River es Latorre, que es excompañero. Latorre tenía el estilo de River. Yo creo que en River podría haber sido alguien importante si la historia cambiaba de vereda. Pero cualquier crack goleador, es bienvenido. —¿Y si tenemos que elegir un top five musical? Que sé que también te gusta mucho… —Bob Marley seguro está, los Redondos, Sumo podría meter a Los Piojos. Muchas bandas nacionales que me gustan. De afuera si querés por la historia pongamos a The Cure, más de los 2000, Strokes, que es una banda que me gusta mucho. Me gusta tanto la música que me la paso viendo shows y disfrutando mucho. Ahora Oasis. Todo el mundo quiere estar y yo soy fan. —¿De lo nuevo te gusta algo? —Mi gusto está establecido, pero todo el tiempo incorporo cosas. Siento que tengo la mente abierta. Y así como entró la música electrónica siendo grande y me dejó un montón de bandas, la nueva tendencia también me dejan algo. Pero una persona de 55 años no tiene que hacer el esfuerzo de que le gusten las cosas nuevas. Para nada. Lo más pop me gusta, lo más salvaje no me gusta, el trap no me gusta. Me gusta lo que le gusta a los jovatos como yo de lo nuevo. Me gusta Trueno, me gusta Wos, Ca7riel y Paco. Me gustan temas sueltos… —Alguno de Duki... —Sí temas sueltos de Duki, de Thiago PZK. Pero ver un show entero como de rock, no. Sí podría Wos, Trueno, Ca7riel y Paco, no sé, algunos que tampoco son tan nuevos. Pero no, no me esfuerzo a que me gusten. “Aprendí a disfrutar y a darme los gustos”, expresó Matías en diálogo con Leo Montero —¿Y con el programa te pasa lo mismo? ¿Te preocupa a quién le hablás, quién te escucha, aggiornarte con ciertas cosas? ¿Pensás en eso? —No, la verdad que nunca estuve muy agarrado de el análisis de la audiencia. Por supuesto que, como al general de la ley, me importa. Pero tenemos un público que creció con nosotros. Hay gente más joven y hay gente de nuestra edad y hay gente más grande que nosotros. También algún momento descubrí que por darle mucha bola a bandas que no son las que nos gustan a nosotros ni al público que en general nos escucha, estamos abandonando ese público. Por querer conquistar un público que no te va a venir a buscar, porque no va a venir a verte a vos porque pusiste un tema de Duki, ¿entendés? Y vos estás dejando al que quería escuchar un tema de los Chili Peppers. Entonces, digo, un poco y un poco, hay que matizar. No pierdo el rumbo tratando de quedar bien con gente joven, ni quiero parecer más joven de lo que soy, en lo más mínimo. —Dentro de los miedos que mencionaste antes y pensando en la juventud y la muerte ¿te jode? ¿Pensás en eso? —No me jode, pero lo pienso mucho. Hay gente que se turba con el tema muerte y yo vivo hablando de la muerte y haciendo chistes con la muerte y con mi propia muerte y demás. Es un tema que está incorporado y la gente a veces te dice: “¿Pero por qué decís eso?”. Porque soy totalmente consciente de la vida. Porque ya viví 55, porque sé que no tengo 22. Entonces, soy totalmente consciente de ese deadline para disfrutar el día a día. Lo más importante es el día a día, las pequeñas cosas. Disfruto cada pequeña cosa porque soy consciente de que no me queda tanto tiempo. Ojalá me encuentre haciendo cosas que me gustan. No paro de disfrutar, de darme gustos. Le dije a una amiga hace relativamente poco: “Voy a cumplir todos mis gustos, voy a cumplir todos mis sueños”. Y me fui de viaje primero con los dos varones, después me fui de viaje con los tres. —¿Qué te gustaría hacer? ¿Qué cosas te quedan pendientes todavía? —Uno es aprender a volar, por ejemplo. Pero todavía no me da el tiempo. —¿Un aeroplano de verdad? —Sí, empecemos con uno chiquito (risas). Tenés un curso de unas horas de vuelo. Lo hicieron varios ya. Iván de Pineda… —Pablito Prigioni y Luis Scola. —Sí, ellos ya son pilotos experimentados. —Laje, que es piloto comercial... —Por eso, haces horas de vuelo... Ahora no tengo cuándo hacerlo. Pero es mi sueño. Es uno de los que me gustaría cumplir. —¿Y laboralmente te falta algo? ¿Te gustaría conducir un programa? ¿Soñaste con hacer uno que no pudiste? Porque hasta acá, si seguís así, estás bárbaro. —Soy muy feliz haciendo lo que hago. Hice muchas cosas que me gustaron y me dieron orgullo. No tengo un objetivo, digamos. Por ahí ahora, laburando en ESPN, está el Mundial por delante y se transforma en un norte, pero voy renovando objetivos de mediano plazo y siempre tengo ganas de hacer cosas, de hacer entrevistas, de hacer programas y estar al aire en la radio es lo que más disfruto. El conductor de Todo Pasa en FM Urbana Play combina su pasión por el periodismo, la música y el deporte en su vida cotidiana Quién y por qué Leo desafió a Matías a resolver distintas situaciones hipotéticas y elegir cuál de sus compañeros de Todo Pasa, Clemente, Emilce o Juan, ocuparía cada rol dentro del equipo. —Organizan una juntada de grupo. ¿Quién de estos tres pondría una malísima excusa para no ir e incluso sería detectado por el resto? —Lo voy a denunciar: Clemente Cancela. Clemente diría “voy” de entrada, después diría “casi seguro que voy después” y por ahí tiene un compromiso o algo… Pero en realidad no es que lo veo bajándose, sino que lo veo más bajándose que los otros. —¿Como que se va atajando por las dudas? ¿Te tira un “creo que estoy”? —Tiene ese gen como antisocial, viste que le huye un poco las multitudes, a los abrazos. Y el personaje de los medios está basado en hechos reales. Es un fan de la música, un tipo que le interesa todo culturalmente y a veces está más metido adentro leyendo y viendo cosas. Pero igual creo que vendría. —Segunda pregunta. En caso de que no pudieras ir a una ceremonia de los premios Martín Fierro. ¿Quién de estos tres sería el que reciba tu premio y hable mejor, que diga lo que desearías sin que vos le digas nada? —Juan Ferrari, sin lugar a dudas, creo que me conoce a veces más a mí de lo que yo me conozco (risas). Es como que me haces una pregunta y la podría contestar Juan porque podría decir lo que yo voy a decir. A mí me sirve también para para no repetirme, porque uno estando al aire todos los días se repite mucho. Decís las mismas cosas, te ponen un tema, te despierta una memoria y decís un comentario. Yo al verlo a Juan ya me doy cuenta si ya sabe lo que voy a decir, entonces no lo digo (risas). Pienso: esto lo debo haber dicho muchas veces. Me conoce mucho y me interpreta mucho. Porque Emi se emocionaría y creo que no podría leer el discurso bien. Él diría: “No me dijo nada, pero creo que diría esto...” y yo diría: “Estuviste bien”. —Tercera y última del quién y por qué. ¿A quién dejarías a cargo tus redes sociales por una semana?. —¡Qué difícil! Porque cada uno tiene su impronta. Se las dejamos a Emilce, que está levantando el perfil en redes y mostrando un poco más de su laburo. Yo estoy más para bajarme de las redes y que me que la maneje alguien, la verdad. Pero si la tuviera que manejar alguno de estos tres sería Emilce con un cuidado femenino, amoroso. Yo subo los contenidos que sube la radio, el programa. Comparto cuando me mencionan, pero yo no suelo subir nada. Y cuando lo hago me pregunto ¿quién me pide? ¿A quién le importa qué almorcé o si fui a ver a una banda? ¿Por qué tengo que contarlo? —Me matan tus cuestionamientos, casi enojado el tipo existencial. —Fui a ver a Dua Lipa el otro día, no puse nada, no subí una historia, ni un video, ni una foto, ni un tema. Fui al Superclásico, no subí nada, voy a mil lugares, me la paso yendo a ver bandas y no subo nada, no pongo nada. No veo por qué la obligación de subir. —Sí, la pulsión de las redes nos lleva a que si no pongo nada parece que no estuve ahí. —A mí no me pasa, por eso no pongo (risas). A veces querés agradecer al que te invitó y sirve para eso. Pero yo voy a comer con mis hijos, llega la comida y mi hija dice: “Pará, pará, pará”. Porque primero tiene que sacar la foto, ¿viste? A un plato de ñoquis (risas). “Bueno sácale”, le digo. Por ahí ni la sube, pero le tiene que sacar. —Yo subo bastante más que vos, pero estoy tentado de preguntarte si es generacional, más allá que vivimos laburando con las redes de hoy en día, subiendo todos los contenidos de todos los programas en los que trabajamos. —No, hay gente de 80 años que sube 500. Me parece que la vida está ahí ahora y nos pasa por ahí y todos descubrimos que podés inventarte una realidad porque mostrás tu mejor versión, más lindo. Poné la foto más fachera, no pones la que está más feo. Contás cosas lindas, lugares buenos que fuiste. Nadie pone: “Acá matándome con la gorda hace tres horas que estamos discutiendo”. No lo sube nadie eso (risas).

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