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  • Sara Marín, doctora: “La vitamina D es en realidad una hormona que funciona como una tarjeta magnética”

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 16/11/2025 12:32

    La doctora Sara Marín explcia las funciones de la vitamina D. (Instagram) La vitamina D, conocida también como colecalciferol, en realidad no es una vitamina. Por mucho que tenga el apelativo y el mundo la conozca como tal, la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición(SEEN) defiende que sería más acertado definirla como hormona o prohormona, pues se produce principalmente cuando la piel se expone a la luz solar y, posteriormente, se originan cambios en su estructura gracias al trabajo del hígado y el riñón. Es además una hormona que “empieza a bajar a partir de los 35 años”, asegura la doctora Sara Marín. La especialista en microbiota explica que “la vitamina D es en realidad una hormona que funciona como una tarjeta magnética, muy moderna y ecofriendly, y se activa con el sol. Y cuando se activa, abre cuatro puertas: la del hueso, la del músculo, estado de ánimo y el sistema inmune e intestino". Si se piensa que es una hormona es porque actúa prácticamente en todos los órganos y sistemas del organismo, según la Asociación Nacional de Informadores de la Salud. La “hormona D” estimularía los huesos, el páncreas, el sistema cardiovascular, el sistema inmune... Además, juega un papel primordial en la absorción del calcio, el mantenimiento de la homeostasis ósea y muscular. Funciones de la vitamina D La doctora Marín ha señalado en un vídeo en sus redes sociales (@uncafecontudoctora) las múltiples funciones de esta hormona. Protege tus huesos de la osteoporosis : sin vitamina D, el calcio no entra al hueso”, dice la médica. Mejora la fuerza muscular , porque también “ayuda a que el calcio entre al músculo y este es necesario para la contracción muscular”, explica. Mejora el estado de ánimo : múltiples estudios han mostrado que, a niveles más bajos de vitamina D, mayores niveles de ansiedad y depresión. Regula el intestino y la inmunidad: la vitamina D “fortalece la barrera intestinal y disminuye la inflamación silenciosa”, dice Marín. Eso sí, la doctora indica que “necesita magnesio para funcionar bien. Sin magnesio, esa vitamina D es como el que tiene un tío en Granada, que ni tiene tío ni tiene na”. Suplementación de vitamina D Suplementos de vitamina D. La exposición al sol y la dieta suelen ser fuentes suficientes de vitamina D: la primera ofrece aproximadamente el 80% de la cantidad necesaria con tan solo entre diez y quince minutos diarios y la segunda, el 20% restante, que se adquiere de productos como el bacalao, salmón, sardinas, caballa, atún, champiñones y yema de huevo. Sin embargo, hay personas para las que esto no es suficiente. Según dice Marín, aunque se viva en lugares muy soleados, “la radiación que activa la vitamina D llega mucho menos a nuestra piel en invierno. Si estamos dentro, que es como la mayoría trabajamos hoy en día, el cristal la filtra todo y no nos llega nada. Y el tiempo que necesitarías estar al sol para tenerla a los niveles óptimos no es seguro para tu piel". Si se pierde esta fuente de vitamina D, la dieta puede no ser suficiente, pues “solo aporta de un 10 a un 20%” de lo necesario. “La vitamina D no es un extra, no es una elección. Es la base de muchos procesos de nuestro cuerpo”, defiende Marín. No obstante, se debe tener cuidado y no automedicarse, pues la suplementación de vitamina D tiene sus riesgos cuando no es adecuada. El consumo excesivo de vitamina D puede provocar hipervitaminosis D, una intoxicación que suele producirse por el abuso de suplementos. Al tratarse de una vitamina liposoluble, el organismo la almacena, lo que puede dar lugar a niveles peligrosamente elevados de calcio en sangre (hipercalcemia). Los síntomas más frecuentes de esta condición incluyen náuseas, vómitos, debilidad muscular y dolor de cabeza. En los casos más graves, pueden aparecer daños renales, pérdida de masa ósea y alteraciones cardíacas. La Agencia Europea de Seguridad Alimentaria ha establecido que el límite seguro para la mayoría de los adultos es de 4.000 UI diarias, aunque las dosis deben ser siempre supervisadas para evitar efectos adversos.

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