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» Elterritorio
Fecha: 16/11/2025 10:51
domingo 16 de noviembre de 2025 | 6:05hs. Martina se dedica a esta disciplina desde hace 28 años. Fotos: Esteban González Un momento de relajación, desprendimiento de los quehaceres y conexión entre la mente y el cuerpo se lleva a cabo en el predio de Ajupraprom en Jardín América, lugar en el cual, Martina Araujo (71) enseña yoga a adultos mayores, una profesión que abraza hace 28 años con la misma pasión de cuando inició. El yoga no tiene contraindicación, se puede hacer todo tipo de movimiento dentro de las posibilidades de la persona que realiza esta actividad, así lo definió la entrevistada a El Territorio. Oriunda de Jardín América, estudió en su juventud en Buenos Aires, se perfeccionó y decidió volver a su terruño para compartir sus conocimientos con la comunidad y enfocándose en los adultos mayores. “El yoga trabaja tres elementos, cuerpo, mente y espíritu, se enfoca también en las emociones porque siempre les digo a mis alumnos que es de adentro para afuera, ya que a veces las dolencias físicas pueden tener algo emocional que afecta y por eso se hace una lectura previa, donde se reflexiona acerca a lo leído y luego empezamos con los trabajos, con la respiración como base fundamental”, dijo Araujo. Cada alumna hace los movimientos acorde a sus posibilidades. Comentó que la necesidad de hacer actividad física es lo que lleva a los adultos mayores a hacer yoga, esto siempre con el cuidado que se requiere. Es que a algunos se les dificulta hacer largas caminatas o ir a un gimnasio y esta alternativa es eficaz para acompañarlos. “Trabajar con adultos mayores siempre fue muy placentero, mi trabajo es dar bienestar, me formé en esto y en los primeros tiempos cuando volví a Jardín América no era muy reconocido. Una vez que iniciaron mis alumnos se dan cuenta que es un factor fundamental para la salud, en la cual no me involucro en otro aspecto que no sea concretar la mente con el cuerpo y que ellos tengan esa posibilidad”, acotó. Araujo describió que todo lo que se siente se manifiesta en el cuerpo y no es recomendable guardar las emociones; expresar los sentimientos es un factor importante porque a partir de eso se puede empezar a trabajar. “Hay una enfermedad de moda que es el estrés porque la mente está muy cargada de distintas cosas y lo que se trata es de liberar la mente a través de la respiración, la conexión con las otras personas sin juzgarlos, sino aceptar cómo es cada uno y eso es el mayor trabajo que se hace”, agregó. Incluso, precisó, cuando tiene un alumno nuevo le pregunta si fueron al médico y si el profesional de la salud les permite hacer yoga; por lo general ya llegan con una recomendación. El simple hecho de sentirse incluidos, entablar una charla y compartir una misma actividad para los adultos mayores es una forma de socialización y encontrar un punto en común junto a otras personas. Al respecto, Araujo mencionó que los alumnos esperan con ansias las clases que son dos veces a la semana una hora. “Ellos llegan media hora antes, se juntan en la plaza y conversan, después llegan para la clase porque lograron tener una amistad entre ellos. A la vez se da ante el hecho de que durante la clase hay una hora de aprendizaje y conectarse con uno mismo”, comentó. Por último, hizo referencia en que el yoga es parte de su vida, primero como alumna y luego como profesora porque esto le permitió ver diversas situaciones de la vida de manera diferente. En su momento se dijo que debe enseñar y por tal motivo realizó el profesorado, volvió a su lugar de origen y con la misma satisfacción e ímpetu que en los inicios ejerce su trabajo hace casi tres décadas, siempre con adultos mayores. Su mayor recompensa es el agradecimiento de quienes hacen yoga por ser algo beneficioso para la salud. Compartí esta nota:
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