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» Diario Cordoba
Fecha: 15/11/2025 07:26
A las veces, indagar una pirueta individual nos conduce a contactar con una corriente sustancial o de envergadura para conocer las claves de nuestro tiempo, siempre envuelto entre celajes o hipótesis pesarosas más que estimulantes, de ordinario. Así le sucedió al arriba firmante cuando en el precedente artículo la alusión al destacado interés pro-chino del anterior presidente español D. José Luis Rodríguez Zapatero le llevó, por sus pasos contados, a enfrentarse con la magna quaestio del presente otoño en el escenario internacional. Que no es otra, como se recordará, que asistir a la configuración de la China del presidente Xi Jinping como una de las dos superpotencias globales que rectoran la andadura del planeta hacia la plasmación de un nuevo orden mundial en reemplazo del ya moribundo de la segunda postguerra mundial. En este nuevo e inquietante capítulo de la Historia resulta asaz probable que el otoño e invierno próximos asistan a la consolidación de las reiteradas aspiraciones de Pekín por encabezar la marcha hacia la gran cita de una nueva geopolítica. El coloso chino está ya algo acostumbrado a empresas de tal índole, como lo ejemplificó con su «Gran salto hacia adelante» en los días genesíacos de su héroe por excelencia Mao Zedong, reverenciado en todos los altares cívicos de la inmensa nación asiática, la segunda más extensa y poblada de la tierra, según no conviene nunca olvidar sin atisbo alguno de cambio de posición en dicho ranking. Así contemplada la escena internacional, los esfuerzos de Rodríguez Zapatero por abanderar un intenso diálogo con la superpotencia china no merecen más que plácemes. Ciertamente, algunas mega-empresas económicas españolas y varios círculos culturales de nuestras regiones más desarrolladas, como la catalana y la vasca, han establecido ya vínculos muy fecundos con diversas instituciones chinas, al mismo tiempo que los gobernantes pekineses no dejan de crear y de robustecer organismos y lazos de fomento entre su patria y nuestra nación. Y en un Occidente asediado hodiernamente por problemas y tensiones del mayor alcance con vista al nacimiento de una nueva era histórica todo lo que redunde en un acrecentamiento de la curiosidad y conocimiento por el antiguo «Imperio del Medio» ha de ser albriciadamente recibido y aplaudido. *Catedrático
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