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  • Mario Caparra: "Me pesa no ser un poeta más litoraleño"

    » Data Chaco

    Fecha: 13/11/2025 18:22

    "La poesía es algo que requiere otro ritmo. Detenerse, escuchar, paladear". Así define Mario Caparra su visión sobre el quehacer poético. Escritor chaqueño y coordinador de talleres literarios, en una entrevista en El Garage de Data repasó algunos temas que lo atraviesan: su vínculo con la escritura, la ciudad de Resistencia, sus autores de referencia y PaLabrar, el espacio de creación que conduce hace varios años en el Cecual. Nacido en Resistencia, se define sin rodeos: "Soy chaqueño pero chaqueño de ciudad. Me pesa no ser un poeta más litoraleño, tengo poco en mi poesía de río, de monte, de pesca y todo eso es Chaco". Sin embargo, su territorio poético tiene coordenadas precisas: "Lo que sí tengo en mi poesía son las calles de Resistencia, los perros. Amo a los perros. Resistencia es una ciudad repleta de perritos, que es lo mismo que decir que es una ciudad repleta de amor". Autor de libros como "Morir no es para cualquiera" y "Sobras completas", construyó una voz que combina ironía, observación cotidiana y ternura. Durante la charla, profundizó en su concepción del oficio y del tiempo que requiere la creación. "Usé la idea del jardín para hablar de poesía porque de lo que quiero hablar es de los tiempos. El jardín tiene algo mágico. Cuando uno entra al cuidado del jardín, a desmalezar, regar, entra en un ritmo y sale de otro. Sale del ritmo de "tengo que pagar el agua y la luz", y entra en otra", describió. Mario lo explica con naturalidad, como quien comparte un secreto aprendido en el oficio: "Uno cuida el jardín y le dedica un tiempo libre, lo hace con amor y con la convicción de que puede salir bien o no. Y lo que devuelve el cuidado es sacarte de esa vorágine de maleza que es nuestra vida cotidiana. Poner esfuerzo en algo que puede o no salir bien me parece muy poético. Tomar un riesgo por algo en lo que uno cree". Sobre sus fuentes de inspiración, Caparra no se disfraza de iluminado: "Las robo. Los grandes temas de la poesía son siempre cuatro o cinco, no nos engañemos: el amor, la muerte, los sueños, la revolución, las luchas y tres o cuatro cosas más". Pero agrega: "Lo que uno puede ir cambiando es el abordaje. Desde dónde, cómo querés arrimarte a esos temas. Y yo trato de hacerlo a partir de una mirada que se emparente con el humor". Sin embargo, ese humor no es superficialidad, sino una forma de resistencia: "Dentro de la poesía entiendo al humor como algo que nos permite hacer algo más digerible aquello que de otra forma sería indigesto, que sería una patada en el estómago y en la vida: la muerte, la soledad, la tristeza de la gente que se muere de hambre, todos los tipos de violencias. Esas son las cosas que me conmueven, hacia donde va mi mirada". Su búsqueda, dice, apunta a "un registro desacartonado, una escritura accesible", algo que —cree— también lo distingue dentro de la escena literaria del NEA. Entre las influencias que lo marcaron, menciona cuatro nombres fundamentales: "Juan Gelman, Alejandra Pizarnik, Roberto Juarroz y Oliverio Girondo. Gelman y Pizarnik tienen magnetismo. Y con Girondo empaticé inmediatamente, con su búsqueda estética. Quise ir para ese lado. Y Juarroz es el que más discrepa de esos cuatro, es un punto maravilloso entre la poesía y la filosofía, mucho más cerebral". Docente y coordinador del taller PaLabrar en el Cecual, Caparra entiende la enseñanza de la escritura como un espacio abierto: "El taller es un organismo vivo, y lo que se aprenda va a depender mucho de los intereses, las búsquedas, el estado de ánimo de los talleristas". Y define su objetivo con sencillez: "Lo que intento enseñar es a compartir la lectura y el disfrute. A escribir se aprende leyendo y disfrutando, encontrando qué cosas del universo de la poesía nos conmueven". Su método combina intuición y estructura: "Después vemos herramientas, yo las divido en tres: una búsqueda musical, el uso de las figuras retóricas, y una búsqueda que tiene que ver con el ingenio y creatividad, lo inesperado, lo que tiene uno para decir. Trato de ir por esos tres lugares y voy salteando, sin un programa fijo. Tengo claros los contenidos pero los voy acomodando de acuerdo a lo que creo que el grupo necesita". Un poema de Mario Caparra Chamamá (inédito) papá la increpaba cada vez que empezaba a cantar mamá tenía oído absoluto: desafinaba a la perfección y aunque eran siempre las mismas canciones también erraba las letras culpable mante arekó cantaba y lloraba anike nde resarái retomaba en cualquier parte papá le ordenaba que pare su desafinación hacía que se corte mientras se afeitaba o le patee el cable que estaba arreglando mi hermano no le perdonaba que no pudiera retener las letras de esas únicas 5 o 6 canciones no era tan vieja no estaba tan enferma años después / papá muerto / mamá en trámite mi hermano me enseñó una de las principales lecciones de la democracia que todas las opiniones son atendibles excepto las que sostienen lo contrario años atrás / gritando como bisagras ebrias mamá y sus hermanas me habían enseñado lo mismo que el chamamé lo podían cantar todas las personas en cualquier parte y cualquier tono salvo las que sostienen lo contrario Notas Relacionadas

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