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  • El grooming no es un fenómeno tecnológico, es una forma contemporánea de violencia sexual

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 13/11/2025 03:24

    El grooming es una forma contemporánea de violencia sexual infantil que se amplifica a través de las redes y plataformas digitales Crédito: Freepik Esta semana participé en el primer aniversario de la Conferencia Ministerial Mundial para Poner Fin a la Violencia contra los Niños, celebrada en 2024 en Bogotá. A un año de ese encuentro histórico —que reunió a gobiernos, organismos internacionales, sobrevivientes y especialistas de todo el mundo— se anunció que la próxima cita será en Filipinas, en noviembre de 2026. El compromiso fue acelerar las acciones para cumplir el Objetivo de Desarrollo Sostenible 16.2, que insta a erradicar todas las formas de violencia contra la infancia antes de 2030. Pero la realidad sigue siendo devastadora: la violencia hacia niños y niñas continúa siendo atroz, ahora amplificada por la tecnología. Durante el encuentro se consolidó una idea que tenemos quienes trabajamos por y para la niñez y que resume la urgencia de este tiempo: la revolución tecnológica no puede construirse ni sobre el olvido ni sobre el sacrificio de la infancia. La violencia contra niños y niñas persiste y se agrava con la tecnología (Freepik) Mientras los avances en inteligencia artificial, los entornos inmersivos y las plataformas globales multiplican posibilidades económicas y comunicacionales, también abren grietas éticas profundas. La frontera del riesgo se ha corrido: niños y adolescentes quedan expuestos a nuevas formas de manipulación, a la producción de material sexual sintético, a la extorsión digital, a las ludopatías, al ciberacoso, a la invasión de su intimidad. Mientras las plataformas expanden su alcance, la inversión en protección y salud mental infantil es ínfima. Los equipos especializados —fiscales, profesionales de la salud, docentes— trabajan con recursos escasos y sobre una realidad que se transforma a un ritmo muchas veces imposible de seguir. En este contexto, hablar de grooming no puede limitarse a la prevención escolar ni a la advertencia jurídico-policial. Se trata de una forma de violencia antigua, ahora traducida a nuevos lenguajes y soportes. Los pederastas utilizan aplicaciones, videojuegos y redes sociales para manipular y extorsionar a menores con métodos adaptados al entorno digital (Imagen Ilustrativa Infobae) La pederastia no nació en las redes, pero encontró en ellas su escenario más cómodo: ya no necesita infiltrarse en escuelas, clubes o templos, ni ocupar cargos de autoridad o confianza. El mundo digital ofrece una gama infinita de accesos: aplicaciones, videojuegos, redes sociales, plataformas de mensajería, espacios de streaming y foros donde los criminales pueden acercarse, observar, manipular y desaparecer con la misma facilidad y anonimato. Lo que antes requería presencia y cercanía física hoy se logra con un click. Hace unos días, en Mendoza, una madre denunció que su hija de 8 años fue contactada a través del juego en línea Roblox por quien se hacía pasar por otra niña de 12 años. El adulto, oculto tras ese perfil, le ofrecía “1.000 Robux” —la moneda virtual del juego— a cambio de fotos. La nena alcanzó a contarle a su madre, después de enviar una primera foto “sexy“ que pedía el criminal, que logró intervenir antes de que el daño fuera mayor. El caso deja ver con nitidez el método de los pederastas, tan antiguo como adaptado a los nuevos lenguajes. La protección de la infancia requiere inversión, cooperación público-privada y políticas preventivas que prioricen el cuidado y la salud mental (Freepik) Primero, el contacto inicial: el adulto se gana la confianza, muchas veces haciéndose pasar por otro par. Luego, la generación del vínculo: aparece la escucha, el interés y hasta el secreto compartido. La manipulación, que introduce lentamente la sexualidad, mezclando afecto con culpa o curiosidad. La exigencia o coacción, cuando solicita fotos, videos o encuentros. Por último, la amenaza y el silencio: el chantaje, la humillación o el miedo a la exposición. El chantaje, la humillación o sembrar el miedo a la exposición es el quinto paso del método de los pederastas (Imagen Ilustrativa Infobae) Son cinco pasos que se repiten con precisión metódica. Los pederastas son criminales con método. Del mismo modo en que antes rodeaban a sus víctimas en la vida presencial, hoy lo hacen en los espacios virtuales. El grooming no es un fenómeno tecnológico: es una forma contemporánea de violencia sexual, un delito que se sirve de los recursos digitales para reproducir la misma trama de sometimiento y silencio de siempre. Lo que cambió es la escala y la velocidad. En 2024, la Internet Watch Foundation debió intervenir para eliminar material de abuso sexual infantil en más de 291 mil páginas web, un aumento respecto del año anterior. Cada imagen representa una historia mutilada, una infancia fracturada, una sociedad que mira tarde. En la Conferencia Ministerial de Bogotá se presentaron tres soluciones globales, tres pilares que podrían cambiar el curso de esta historia si los Estados y las empresas tecnológicas los asumieran con seriedad. La inteligencia artificial permite la creación de imágenes falsas de abuso infantil, generando nuevas formas de violencia simbólica y sexual (Imagen Ilustrativa Infobae) El primero es cuidar a quienes cuidan: acompañar a madres, padres y cuidadores, fortalecer sus recursos emocionales, ofrecer orientación y redes de apoyo. Cuando los adultos se sienten desbordados o desconectados, el riesgo crece. Cuidar la crianza no puede seguir pensándose como una tarea individual, sino como un entramado comunitario, donde las familias se sostienen entre sí y el Estado garantiza las condiciones para que ese cuidado sea posible. El segundo es garantizar escuelas seguras, donde docentes y equipos de orientación puedan detectar los signos de la violencia, los consumos problemáticos y las soledades en que se encuentran muchos niños y niñas. Las escuelas deben ser espacios no solo de aprendizajes, sino también de recuperación de sueños, como decía Silvia Bleichmar y de cuidado colectivo. Es importante agregar que no bastan las campañas, charlas ni días conmemorativos: hacen falta protocolos vivos, acceso real a salud mental y trabajo conjunto con las familias y con todo el sistema de protección infantil. La exigencia o coacción del pederasta se expresa cuando solicita fotos, videos o encuentros (Imagen Ilustrativa Infobae) El tercero es fortalecer los servicios y marcos legales. Argentina fue pionera en la región al tipificar el grooming como delito (Ley 26.904) y al declarar el 13 de noviembre como Día Nacional de la Lucha contra el Grooming (Ley 27.458), en memoria de Micaela Ortega, una niña de 12 años víctima de grooming seguido de femicidio. Pero las leyes no alcanzan si no se traducen en estructuras que funcionen: fiscalías especializadas, cooperación internacional, patrocinio jurídico gratuito y atención terapéutica sostenida para las víctimas. Desde ARALMA impulsamos el proyecto de ley #BajaloYa, que completa y amplía el marco legal existente al establecer mecanismos urgentes y obligatorios para la denuncia, bloqueo y retiro inmediato de material de abuso o explotación sexual infantil en línea, junto con la creación de una unidad de respuesta digital que acompañe a las víctimas y sus familias en el proceso de remoción y reparación. Una ley que busca convertir la reacción tardía en una respuesta inmediata y protectora. La inteligencia artificial ha añadido una dimensión inédita al daño: la posibilidad de crear imágenes falsas de niños y niñas, tan verosímiles que se confunden con la realidad. Estas producciones no solo profundizan el trauma de las víctimas reales, sino que generan una nueva forma de violencia simbólica y sexual. La tecnología, sin control ni ética, termina reproduciendo las peores prácticas. El uso de inteligencia artificial para crear imágenes falsas de niños y jóvenes añade una dimensión inédita al daño (Imagen Ilustrativa Infobae) Frente a esta nueva realidad, regular no basta. Hace falta una inversión sostenida, cooperación entre los sectores público y privado, políticas preventivas y una educación que ponga el foco en el cuidado, no solo en el control. No se trata de demonizar la tecnología, sino de exigir responsabilidad y límites. El grooming ocurre en nuestras casas, en las escuelas, en las pantallas que compartimos cada día y mientras estamos al lado de los niños y niñas de nuestra familia. Proteger la integridad de niños, niñas y adolescentes no es una tarea técnica, es una obligación ética. El 13 de noviembre no debería ser una fecha para asustarnos o para colgar recordatorios en las redes, sino para comprometernos. Porque la violencia cambia de forma, pero conserva su raíz: la indiferencia. * Sonia Almada: es Lic. en Psicología de la Universidad de Buenos Aires. Magíster Internacional en Derechos Humanos para la mujer y el niño, violencia de género e intrafamiliar (UNESCO). Se especializó en infancias y juventudes en Latinoamérica (CLACSO). Fundó en 2003 la asociación civil Aralma que impulsa acciones para la erradicación de todo tipo de violencias hacia infancias y juventudes y familias. Es autora de tres libros: La niña deshilachada, Me gusta como soy y La niña del campanario.

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