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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 11/11/2025 18:28
El economista advirtió sobre los límites de las reformas laborales, previsionales y tributarias frente a los retos estructurales Durante una entrevista en Radio Rivadavia, Carlos Melconian, ex presidente del Banco Nación y referente económico, delineó un diagnóstico sobre la coyuntura argentina y el rol del Gobierno nacional ante el escenario de las reservas internacionales y la vinculación con los Estados Unidos. El economista contextualizó el presente al afirmar: “Si no venía el secretario del Tesoro volaba todo por el aire y el Gobierno debería tener eso en cuenta”. Según Melconian, preservar la estabilidad depende en gran parte del programa de respaldo acordado con Washington, aunque remarcó que mantener el rumbo correcto requiere resultados medibles para la población. En un punto central de la conversación, Melconian definió que “lo más relevante hasta ahora de esta administración es el cambio de rumbo”, pero enfatizó que la sociedad solo respaldará ese camino si percibe mejoras tangibles en su vida cotidiana. La entrevista giró en torno a la importancia de la confianza en el peso, la asistencia internacional y el verdadero alcance de las reformas estructurales propuestas por el oficialismo. La referencia al apoyo estadounidense ocupó buena parte del análisis: Melconian sostuvo que la Argentina evitó un colapso financiero solo por la intervención puntual del secretario del Tesoro norteamericano, Scott Bessent. “La ambulancia llegó y salvó la situación, pero el Gobierno no puede funcionar como si nada hubiera pasado”, puntualizó. Según Melconian, el apoyo esencial brindado desde Washington fue netamente financiero, y advirtió que persiste una alta incertidumbre: “Todavía no tenemos en claro a dónde llega esto, cuánta profundidad tiene, si es solo un acercamiento geopolítico o si hay una nueva relación estratégica”. Sobre el modo en que el Gobierno comunica sus medidas, el economista destacó que gran parte de las precisiones emanaron de exposiciones ante bancos extranjeros o reuniones cerradas con inversores, sin conferencias públicas ni apertura informativa. Expresó dudas porque “las pocas aclaraciones las hace el equipo económico en bancos del exterior, lo cual me parece poco serio; deberían hacerse en el Ministerio de Economía”, reclamó. Profundizando sobre el futuro económico, Melconian indicó que “la administración ahora debe definir qué hacer a futuro”, ya que el respaldo recibido generó una nueva oportunidad, pero no solucionó los desafíos estructurales. Al trazar el balance de los primeros dos años de gobierno, señaló que el mandatario argentino recibió un nuevo respaldo institucional gracias a la personalidad asumida y una “inferioridad de condiciones” al inicio de la gestión. Vinculó ese apoyo a la palabra “gobernabilidad”, aunque advirtió que todo depende de los resultados efectivos en materia económica y social. El debate sobre las reformas estructurales ocupó un lugar central. Melconian minimizó el peso de transformaciones laborales, previsionales o tributarias en el corto plazo, y sostuvo: “No hay ninguna reforma, ni laboral, ni previsional, ni tributaria, que sustituya el reformulamiento de la política macroeconómica”. El economista planteó que acumular reservas, lograr competitividad, reanudar el crédito y monetizar la economía son objetivos que las reformas estructurales no pueden reemplazar. “Las reformas estructurales son útiles y se hacen virtuosas cuando el proceso de crecimiento está en marcha. Por sí solas no gatillan el crecimiento. El crecimiento lo impulsa un programa de estabilidad”, afirmó. En diálogo con el periodista Nelson Castro y otros panelistas, Melconian fundamentó su postura con ejemplos históricos. Analizó que desde 2011 la Argentina transita un período de estancamiento, donde los “piquitos” de actividad no generaron procesos virtuosos, como sí lo hicieron los ciclos de Menem y Kirchner en sus primeros años de gestión. Advirtió que permanecer con sectores como industria, construcción o consumo masivo paralizados representa un obstáculo mayor. Mencionó también que el poder adquisitivo del salario privado registrado está veinte por ciento por debajo del nivel de 2017, mientras que, en el sector público, la caída oscila entre treinta y cinco y cuarenta por ciento. La baja tasa de actividad y la ausencia de reanimación del crédito figuran entre sus preocupaciones principales. Melconian cuestionó medidas recientes: “Leí que se bajó la tasa de interés y se pone foco en créditos prendarios e hipotecarios, pero eso es poner cincuenta carros delante del caballo”, ironizó, y señaló que antes se requiere monetización genuina y restaurar la confianza. El rol del respaldo financiero norteamericano aparece como eje crítico. Melconian remarcó que el futuro del programa argentino depende de si esa “ambulancia” permanece o si, tras el auxilio, el país debe continuar por sus propios medios. “Hay que saber si la ambulancia está para quedarse o si dice ‘ya cumplí, ahora seguí vos’. Eso incide en la política comercial y monetaria”, explicó. Al momento de analizar la política cambiaria, el economista insistió en la relevancia de reconstruir reservas y diseñar estrategias para alcanzar saldos comerciales significativos. Sobre el manejo de la deuda externa, enfatizó la necesidad de utilizar los dólares para el pago de servicios y no de capital, y volvió a subrayar la importancia de tener precisiones sobre los términos del respaldo estadounidense. En relación a los planes de dolarización que algunos sectores promueven y que la vicepresidenta Cristina Kirchner mencionó ante allegados, Melconian descartó esa opción. “La posibilidad de ir a una dolarización ordenada en la Argentina es menos diez”, aseguró. Aclaró que el éxito de Javier Milei –presidente argentino– debe estar en la “recuperación del peso, no en la dolarización”. Para él, avanzar hacia un esquema dolarizador solo ocurriría en un contexto de desorden y crisis absoluta, nunca de manera ordenada y planificada. Sobre el futuro inmediato, planteó que el Gobierno podría verse obligado a priorizar entre nivel de actividad y baja inflacionaria, y consideró que no está escrito que deban arribar a un dígito de inflación anual para 2026 si eso implica sacrificar la actividad económica. Dejó en claro que el sostén popular recibido corresponde más a un rechazo del pasado que a un acompañamiento pleno del presente. En la parte final del diálogo, el tema de las necesidades sociales y de infraestructura cobró protagonismo. Melconian recalcó que la agenda económica no puede desligarse de objetivos ligados a la educación, la salud y la infraestructura. “Hay que entender que el arreglo económico no puede seguir postergando la media docena de cosas que tiene un país: educación, salud, infraestructura”, sintetizó. Respecto al modo de gestionar, planteó que un estadista debe acompañar las políticas económicas con una hoja de ruta clara que incluya esperanza, sobre todo en sectores relegados. “No se puede agotar en ir a un banco privado exterior y dar mensajes sobre deuda pública”, criticó, y advirtió que la población necesita información concreta y orientación. El economista recomendó que quienes rodean al presidente, incluidos los sectores empresarios, transmitan diagnósticos honestos y no se limiten a conformar el entorno inmediato del mandatario. “No se trata solo de ir a primera fila a aplaudir y captar negocios. Hay que decirle la verdad al presidente”, sostuvo. La intervención de Melconian fue recibida con atención y generó amplia repercusión entre los oyentes del programa radial, que interpretaron el ida y vuelta como un diagnóstico de oportunidad para la economía argentina, pero también como un llamado de alerta a no ignorar los desafíos pendientes y la necesidad de respuestas concretas en materia de desarrollo e inclusión.
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