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Parana » El Once Digital
Fecha: 11/11/2025 14:30
Entre enero y mayo de este año se comercializaron 1.525.985 unidades de medicamentos para dormir, superando las cifras del 2024. El 60% de la población declara tener dificultades para dormir, una cifra que subió de manera sostenida desde la pandemia. El consumo de medicamentos para dormir, especialmente hipnóticos y sedantes, muestra un crecimiento sostenido en Argentina, mientras expertos alertan sobre los peligros de la automedicación y el uso no controlado de estos compuestos. Datos recientes de la Confederación Farmacéutica Argentina (COFA) destacan que las ventas de hipnóticos y sedantes subieron 6,9% en los primeros cinco meses de 2025 en comparación con el año pasado. En términos absolutos, entre enero y mayo de este año se comercializaron 1.525.985 unidades de medicamentos para dormir, superando las cifras del 2024. En paralelo, los tranquilizantes, otro grupo importante de psicofármacos, muestran una leve baja del 4%, aunque su volumen de venta continúa siendo sensiblemente mayor. El informe difundido por la entidad también revela que, mientras productos como clonazepam y alprazolam presentan una retracción en ventas, otros como zolpidem y sertralina se ubican entre los de mayor crecimiento, una señal de cambios en la práctica de consumo y prescripción. Falta de descanso y aumento de la ansiedad Argentina atraviesa una crisis de sueño. Según datos del Observatorio de Psicología Social de la Universidad de Buenos Aires (UBA) difundidos por Infobae, el 60% de la población declara tener dificultades para dormir, una cifra que subió de manera sostenida desde la pandemia. Las causas del insomnio y la falta de descanso están asociadas, en gran medida, al estrés económico, el miedo a la inseguridad y los desafíos sociales que condicionan la calidad del sueño. El doctor en filosofía y psicólogo Cristian Garay es coautor del relevamiento de la UBA y aportó en diálogo con este medio: “Por un lado, están quienes sufren insomnio o trastornos del sueño. Por otro, el grupo que creció mucho es el de quienes duermen menos horas”. Para Garay, la reducción en las horas de descanso es el fenómeno más preocupante, dado el impacto directo sobre la salud integral. El impacto del entorno económico y social es visible no solo en la prevalencia de trastornos, sino también en los grupos más afectados: mujeres, adultos mayores y sectores de menores ingresos. “La alteración de la cantidad y la calidad del sueño no solamente afecta nuestra salud en términos de que aumenta el riesgo de enfermedades, sino que a su vez disminuye la calidad de vida”, explicó el neumonólogo Facundo Nogueira, jefe del Laboratorio del Sueño del Hospital de Clínicas. El riesgo de automedicación El aumento en el consumo de hipnóticos y sedantes no siempre responde a una indicación médica adecuada. Un segmento significativo de la población accede a estos fármacos por recomendación de terceros o por automedicación, una práctica que conlleva riesgos severos de tolerancia, dependencia y otros efectos adversos. “La automedicación se instaló como un hábito preocupante en los últimos años, y muchas personas acuden a fármacos para dormir sin un diagnóstico certero”, sostuvo el médico clínico Ramiro Heredia, del Hospital de Clínicas José de San Martín. Consultado por este medio, el especialista señaló que los problemas de sueño deberían ser abordados inicialmente con el médico de cabecera y que la indicación de psicofármacos debe realizarse tras una evaluación detallada caso por caso. En varios reportes, la COFA y especialistas en neuropsiquiatría coinciden en que el uso prolongado y sin control médico de psicofármacos multiplica el peligro de desarrollar cuadros de adicción. Además, la prescripción inadecuada –donde se recetan ansiolíticos para cuadros de insomnio leve, cuando la evidencia internacional prioriza antidepresivos en esos casos– contribuye a un abuso de ciertas clases de medicación. El incremento en la venta de fármacos para dormir presenta un reto sanitario de fondo. Los expertos coinciden en que deben promoverse campañas de concientización para evitar la automedicación y facilitar el acceso a consultas médicas especializadas, con el objetivo de que las soluciones farmacológicas lleguen sólo donde sean estrictamente necesarias. El problema del sueño en Argentina se conecta con otros indicadores de calidad de vida, malestar social y vulnerabilidad emocional. Mientras tanto, la vigilancia sobre el uso de psicofármacos debe continuar y diversas organizaciones enfatizan la necesidad de “mejorar las condiciones habitacionales y promover el control de la ansiedad y la angustia como herramientas fundamentales para la mejora del descanso”.
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