10/11/2025 09:42
10/11/2025 09:40
10/11/2025 09:40
10/11/2025 09:39
10/11/2025 09:39
10/11/2025 09:38
10/11/2025 09:38
10/11/2025 09:37
10/11/2025 09:37
10/11/2025 09:37
Buenos Aires » Infobae
Fecha: 10/11/2025 06:57
La recompensa es de 25 millones de pesos, según informó el Ministerio de Seguridad de Santa Fe Luego de conocerse que la Justicia de Santa Fe reactivaba la causa por el crimen de María Florencia Morello, desde la administración provincial informaron la incorporación del hecho al Programa de Recompensas. El caso ocurrió en 2005 mientras la joven transitaba la carrera de arquitectura y trabajaba como moza en un bar de la ciudad. Con la decisión adoptada por el Ministerio Público de la Acusación, el ministro de Justicia y Seguridad de la provincia, Pablo Coccocioni, añadió el pago de una recompensa de 25 millones de pesos para quienes aporten información nueva y relevante que permita identificar al autor o autores del femicidio al haberse cumplido 20 años, según informó el portal Rosario3. El femicidio de Morello, nacida en Calchaquí, tuvo lugar un 6 de octubre. Por entonces, la joven de 25 años residía en la ciudad de Santa Fe. Esa mañana salió de su departamento en Doctor Zavalla al 2800 rumbo a la terminal de ómnibus, pero nunca llegó a destino. Una pareja la encontró agonizando en el palier de un edificio, con signos evidentes de violencia: presentaba lesiones graves, prendas arrancadas y huellas de agresión. Después de ser trasladada al Hospital Cullen, permaneció internada cinco días hasta que se confirmó su muerte como consecuencia de las lesiones sufridas. El informe forense determinó que falleció por asfixia. Sin embargo, también había sido violada, golpeada y presentaba un ojo destrozado, fractura de pelvis y un brazo roto; un brutal ataque que conmocionó a la comunidad santafecina. La investigación estuvo marcada por reiteradas demoras e irregularidades. Durante los primeros años, la causa avanzó lentamente, sin testigos directos ni elementos concluyentes. Ocho años después del asesinato, la Policía detuvo a un agente que era sospechoso, pero fue liberado en poco tiempo porque el examen genético resultó negativo. Posteriormente, la madre de Florencia, Blanca Cuatrín, aseguró que “para lastimarla como lo hicieron tiene que haber sido más de una persona, o era un loco”. Ministerio Público de la Acusación Santa Fe (Google Street View) Otros factores que entorpecieron la investigación fueron la ausencia de testigos, problemas en el manejo de la información y, especialmente, la pérdida de material genético extraído del cuerpo y la ropa de la víctima. El año pasado, la causa fue desestimada sin que la familia recibiera notificación formal. La mamá de la joven se enteró a través de un periodista de la decisión judicial, situación que llevó a su convocatoria por parte de la fiscal general de Santa Fe, María Cecilia Vranicich, quien le pidió disculpas y prometió reabrir la investigación. Luego de que concluyera el encuentro, la mujer relató en un diálogo con TN que “la fiscal me prometió que va a reabrir el caso para ver qué pasó”. En este sentido, a principio de este mes trascendió que la investigación volvía a retomarse. El caso llegó a la Cámara de Diputados provincial, donde el legislador Fabián Palo Oliver reclamó información al Ministerio Público de la Acusación sobre el estado del expediente, las razones del archivo y la desaparición de pruebas. El pedido incluyó detalles sobre los procedimientos internos y las responsabilidades administrativas de quienes intervinieron en la investigación bajo el sistema penal anterior. Hasta la fecha, todas las hipótesis permanecen abiertas: desde que Florencia pudo haber sido una víctima elegida al azar hasta la posibilidad de un ataque planificado. La familia de la joven asesinada se mostró disconforme con el accionar judicial y al presente reclama respuestas. Para Cuatrín, el caso implica un dolor constante, que se pone peor con las demoras institucionales y la incertidumbre. Florencia era una joven con múltiples aspiraciones y proyectos. Había recibido una propuesta de trabajo en Estados Unidos y se preparaba para emigrar. Veinte días antes del crimen, le habían entregado el pasaporte, un documento que su madre conserva como el último símbolo de los sueños truncados de su hija.
Ver noticia original