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» Elterritorio
Fecha: 09/11/2025 07:07
domingo 09 de noviembre de 2025 | 6:00hs. Seguramente algunos de ustedes acaban de entrar a esta nota atraídos por el título. ¿Por qué digo esto? Porqué soy consciente de que esta es una pregunta recurrente entre los argentinos desde hace décadas, que en los últimos meses cobró otra magnitud. Quizás por el cansancio que provoca en la ciudadanía “la cosa política”, a la cual el ciudadano común la siente muy lejana, de otro plano. Un plano que además de no interesarle, aborrece cada día más por acumular decepciones que de allí provienen. Como no me gusta el clickbait, y estoy muy lejos de esa práctica, voy a decirles desde ya que no estoy de acuerdo con esa idea de votar cada cuatro años. Hay que votar cada dos años, hay que sostener el sistema de renovación parcial de las cámaras legislativas. Y les voy a explicar por qué. En primer lugar, porque los oficialismos, cualquiera sea su línea ideológica, quieren que se eliminen las elecciones intermedias. Y para muestra bastan dos botones. En 2022 en kirchnerista Wado De Pedro, siendo ministro del Interior de Alberto Fernández, propuso eliminar las elecciones de medio término. Este año, Rogelio Frigerio, gobernador pintado de violeta, también propuso eliminar las elecciones de medio término. ¿Coincidencias ideológicas? Claro que no, conveniencias políticas. Cuando un oficialismo tiene tantas ganas de modificar un sistema electoral o de representación, es porque seguramente eso le permitirá seguir siendo oficialismo por mucho tiempo más. Es que una elección de medio término lo que permite es que las Cámaras de Representantes se construyan en base a criterios distintos, y con mayorías diferentes. Piénselo así. Si usted renueva las Cámaras de Representantes en su totalidad en el mismo momento en que se elige el presidente, entonces lo más probable, por la tendencia que tiene el argentino a no dividir el voto y a votar en mayoría siguiendo una misma línea, entonces cada gestión presidencial tendrá mayoría de representación durante toda su gestión y el Congreso se transformará en una enorme escribanía. Sí, yo sé que igual muchas veces fue una escribanía, pero de esa manera lo sería siempre. Y la situación será más extrema aún si el triunfo es arrollador y logrará, así, cuatro años de mayoría absoluta para incluso incorporar los cambios más profundos que tiene el sistema, sin tener siquiera que prestarles atención a miradas diversas. La elección de medio término tiene la función de equilibrar fuerzas y nos permite a los ciudadanos ser los artífices de ese equilibrio. Ningún oficialismo debería temerles tanto a las elecciones de medio término, ya que, si su gobierno funciona en línea con lo que la ciudadanía espera, el apoyo de la elección presidencial será ratificado (como pasó este año) y la construcción de un espacio representativo no estará en riesgo. El riesgo aparece si es que la gestión no lleva los lineamientos acordados con la ciudadanía en la elección presidencial, ahí es cuando viene el castigo de las urnas y la posibilidad de que la construcción de las mayorías se modifique y el gobierno de turnos se vea en inferioridad de condiciones legislativas. Pero, en cualquier caso, todo depende del desempeño. Entonces, ¿por qué los oficialismos las quieren eliminar? Y quizás porque no confían en su propio desempeño o porque saben que mucho de lo que prometieron para llegar al gobierno, y que ilusionó a la ciudadanía al momento de ser elegidos, no es cumplible en los términos prometidos.
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