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Fecha: 08/11/2025 22:16
Hay muchas formas de explicar la crisis del río Paraná y su fauna ictícola, lo que derivó esta semana en el anuncio de una veda a la exportación de pescados en Santa Fe por un año. Pero un dato resume la gravedad: de cada 100 sábalos registrados en una muestra hecha en julio de 2025, solo seis estaban aptos para reproducirse. Hace tres años, en mayo de 2022, un relevamiento similar del proyecto de Evaluación Biológica y Pesquera de Especies (Ebipes), arrojó que la población de sábalos en su madurez era del 85 por ciento. La bajante sostenida e histórica del Paraná impacta de forma directa en ese proceso. Las lagunas a donde van a desovar los adultos quedan “desconectadas” porque el agua se retira hacia los cauces principales. En Rosario, el río recuperó algo de su nivel y está por encima de los dos metros. Igual se mantiene en «aguas medias bajas», según la clasificación del Instituto Nacional del Agua (INA). Salvo algunos picos breves y moderados, el río se mantiene bajo (Prefectura Naval). Aunque hubo otros repuntes en estos años, no llegaron a cortar el período seco desde 2019 porque fueron breves. En ese lapso, entonces, la población de sábalos de talla comercial disminuyó más de un 75 por ciento. Desde el Ministerio de Ambiente, aseguraron que la veda por un año es una medida de emergencia porque está comprometida “de manera crítica la capacidad de recuperación de la especie”. Fuente: Ambiente de Santa Fe La resolución 335/2025 es una decisión que tiene pocos antecedentes y que se tomó “para evitar el colapso ecológico”. No es una exageración: el sábalo está en la base del ecosistema. Es una especie clave en la cadena de peces (depredadores) y de toda la biodiversidad (transforma la materia orgánica en carne y “limpia” el lecho del río). Las especies migratorias, como el sábalo, el dorado o el surubí, necesitan de las inundaciones en el Delta para poder iniciar su período de reproducción. Las condiciones óptimas para los huevos y larvas son temperaturas cálidas, picos de cinco metros de altura y al menos dos meses de duración. Que el agua desborde y tienda puentes con las áreas desconectadas de la cuenca. La última cohorte exitosa en ese proceso evolutivo fue durante la primavera de 2015 y el verano de 2016, con fuertes crecidas del río. Desde la bajante iniciada en 2019, con una excepción de un repunte parcial a fines de 2022, los requisitos mínimos no se dieron. Fuente: Ambiente de Santa Fe Además de la bajante persistente que anula espacios de reproducción, los informes de Ebipes señalan como “probable que los eventos climáticos de muy bajas temperaturas, ocurridos durante el invierno 2024, provocaron mortandades de peces en toda la cuenca baja y hayan influido en la reducción observada en el sábalo”. Se suman al frío intenso los depredadores de agua y aire que aprovechan el poco espacio. Una exportación no sostenible Los factores ligados al cambio climático se potenciaron con la presión de la pesca comercial y el negocio de los frigoríficos. De las 30 mil toneladas exportadas por Argentina a inicios del siglo, se tuvo que bajar con cupos a 18 mil en 2019 (un tercio de eso, 6.600 toneladas, fueron para Santa Fe). Según informó el subsecretario provincial de Pesca, Enrique Paduán, el año pasado se exportaron 10 mil toneladas de sábalo desde Santa Fe. La veda apunta a frenar esa sangría, al menos por un año y a partir del próximo 3 de diciembre. “El río Paraná es muy importante y por eso tenemos que cuidarlo”, afirmó el ministro de Ambiente y Cambio Climático, Enrique Estévez. Aclaró que la pesca seguirá habilitada con fines de venta local y consumo interno. “Es una actividad de la que viven muchas familias y es parte de nuestra cultura, es nuestro deber garantizar que sea de manera sustentable”, explicó. Ante el lobby de los frigoríficos y acopiadores, desde el Ministerio de Ambiente señalaron que la exportación de pescados de río es algo marginal a nivel mundial. Ya casi nadie lo hace. Hay en ese punto un conflicto abierto con los vecinos porque Entre Ríos y Buenos Aires aún lo permiten (el resto de las provincias que comparten el Paraná no). En ese sentido, el subsecretario de Pesca de Santa Fe afirmó que el “problema del recurso en el río tiene que ver con la cuestión hidrométrica” y resumió: “Hace varios años que el Paraná no crece y sin esas cuestiones naturales la reproducción de los peces es imposible”. El funcionario señaló que la provincia junto a Nación realiza “cada tres meses un estudio que se llama Ebipes y la existencia de los peces que encontramos en el río son de muy escaso tamaño y no son aptos para extraerlos, no para exportarlos, para extraerlos”. “Si seguimos con esta presión de la pesca sobre el río vamos a llegar un momento que vamos a agotar la fauna ictícola”, dijo Paduán a El Tres y agregó: “Eso nos va a provocar un grave problema, no solo para los pescadores sino para todos. Y los pescadores que hoy tienen algún tipo de actividad en el corto plazo no lo van a tener. La medida busca disminuir la presión en el río, suspendiendo la exportación por un año”.
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