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  • El juego silencioso de Morchio: cómo Frigerio busca mantener su influencia en el Congreso

    La Paz » Politica con vos

    Fecha: 08/11/2025 16:26

    El diputado entrerriano evita el salto al PRO y se mantiene en el bloque de Pichetto, mientras el gobernador Frigerio reordena su estrategia nacional. Entre la fidelidad provincial y la pulseada partidaria, se define un nuevo mapa de poder en la Cámara baja. El diputado Francisco Morchio junto al gobernador Rogelio Frigerio. La sintonía provincial condiciona su decisión legislativa. Morchio no se imagina en el mismo bloque que Lilia Lemoine ni comparte las formas libertarias”, dicen cerca del diputado. El legislador nacional por Entre Ríos, Francisco Morchio, evalúa continuar en el bloque Encuentro Federal (que preside Miguel Ángel Pichetto) en vez de incorporarse al grupo amarillo del PRO, que hoy lidera Cristian Ritondo. Su fidelidad hacia el gobernador entrerriano Rogelio Frigerio y el peso de la alianza provincial operan como factores decisivos en su estrategia política. Lealtades y espacio actual Morchio —ingeniero agropecuario de profesión y dirigente entrerriano con pasado como senador provincial— asumió como diputado nacional en 2023 con mandato hasta diciembre de 2027. Aunque ofició siempre dentro del PRO, optó por integrarse al bloque Encuentro Federal al ingresar a la Cámara baja. En su entorno destacan que no mantuvo aún una conversación formal sobre cambio de bloque ni con Pichetto ni con Frigerio. La decisión, según fuentes consultadas, está fuertemente condicionada por lo que opine Frigerio, lo cual da cuenta del peso provincial que aún gravita. ¿Por qué quedarse en Encuentro Federal? El bloque liderado por Pichetto, y que agrupa a referentes provinciales del armado Provincias Unidas, se convirtió en una alternativa a los grandes espacios tradicionales. Según el análisis de la prensa especializada, Provincias Unidas “se prepara … para convertirse en el fiel de la balanza del segundo tramo” del Congreso. Desde el círculo de Morchio se argumenta que continúa allí porque: Tiene sintonía de estilo y política con la mayoría del bloque. Le ofrece libertad de acción, lo cual se condice con su perfil provincial y agrario (en el que el diputado ha desarrollado su labor legislativa). Le permite responder al mandato de Frigerio cuando lo requiera —ya sea acompañando al oficialismo o apartándose según las indicaciones de la Casa Gris entrerriana— sin quedar atado a los disciplinamientos prototípicos de bloques mayores. En este marco, el hecho de que Encuentro Federal pueda cambiar de nombre o fusionarse hacia diciembre —ante el recambio de la Cámara Baja— añade un elemento de “esperar y ver” al escenario. ¿Y la oferta del PRO? La invitación de Ritondo al diputado entrerriano surge en un contexto de reordenamiento del bloque amarillo. A raíz de salidas importantes y tensiones internas —como las expuestas entre Ritondo y la diputada Silvia Lospennato— el PRO busca reforzar su estructura en la Cámara. Así, el binomio “PRO = oficialismo de centro-derecha disciplinado” pone en la mesa para Morchio: volver literalmente al espacio que siempre integró (el partido amarillo) y cumplir un perfil más centralizado en cuanto a bloques nacionales. Desde su propio historial: fue presidente de PRO Entre Ríos, senador provincial dos veces, con notable vinculación al campo —una de sus banderas política-territoriales—, lo que hace que su eventual pase no impactara como una ruptura radical, sino más bien como una “natural vuelta”. Lo que definitivamente no hará Respecto al bloque La Libertad Avanza (LLA), Morchio salió a marcar que no tiene intenciones de sumarse. En su círculo se recalca que su firme adscripción al liberalismo clásico —y a la impronta fundacional del PRO— le impide compartir bloque con figuras del estilo “violeta” que caracterizan al libertarismo. Ese rechazo cobra mayor sentido si se considera que LLA suma diputados propios y otros aliados según los análisis sobre la reconfiguración en la Cámara. Tensiones subyacentes y lectura crítica Desde una mirada más de fondo, este episodio revela varias líneas de tensión. Una de ellas tiene que ver con la “provincialización” del Congreso. Es decir, la importancia creciente de bloques que no responden solo a la Casa Rosada, sino a gobernadores (como Frigerio en Entre Ríos) o frentes regionales (Provincias Unidas). Ese espacio intermedio entre oficialismo nacional y oposición rígida permite mayor flexibilidad para dirigentes como Morchio. Por otra parte, en el PRO se observa una cierta crisis de identidad algo que surge luego de las renuncias y salidas hacia LLA. Confluyen debates internos sobre el rol del partido frente al oficialismo. Ritondo, por ejemplo, admitió que “nadie tiene obligación” de quedarse en el bloque. Para un dirigente provincial como Morchio, confluyen incentivos personales, territoriales y de partido. La sobriedad de su perfil —“diputado de Frigerio”, según sus propias palabras— lo posiciona no para protagonismos nacionales sino para afianzar una interlocución entre Entre Ríos y la Cámara. Desde la óptica de la universidad pública y de los espacios críticos que usualmente defendemos —como planteás vos—, queda en evidencia que estos juegos de bloques tienen un impacto directo en políticas “subalternas”: agrarias, universitarias, regionales, que muchas veces no están en la agenda central de los partidos nacionales. Cuando un diputado como Morchio negocia su bancada, lo que está en juego es también la capacidad de representación de sectores territoriales que están fuera del “centro político”. Francisco Morchio opta por una jugada cautelosa: no cierra la puerta al PRO, pero prefiere seguir —por ahora— en Encuentro Federal, espacio que le garantiza autonomía, respaldo territorial y coherencia con su vínculo con Frigerio. En un Congreso cada vez más fragmentado, con bloques que mutan, fusiones que están en evaluación y gobernabilidad nacional que pivotea entre múltiples alianzas, la elección de Morchio se inscribe en esa lógica híbrida entre identidad partidaria y pragmatismo provincial. Para quienes observamos la política desde una mirada crítica hacia la concentración del poder nacional y una defensa de la autonomía universitaria, este episodio confirma una pauta: el débil alineamiento programático de muchos diputados respecto de grandes reformas educativas, la precariedad de los vínculos entre partido nacional y territorio provincial, y la necesidad de fortalecer la institucionalidad más allá del juego de bancadas. En definitiva: lo municipal (o provincial) está volviendo a pesar —y no es solo un giro circunstancial, sino estructural. (Incluye material publicado por APF Digital], con información complementaria de La Voz, Página/12, Ámbito)

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