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» Misionesopina
Fecha: 08/11/2025 12:53
Los números desnudan una problemática en ascenso, afectando cada vez a población más joven. El suicidio se impone como tema de salud pública. Según las estadísticas oficiales, en Misiones fue la segunda causa de muertes externas el año pasado. Justamente, en septiembre último se cumplió un año de la creación de la Comisión para el Abordaje Integral del Suicidio (Cais) en la provincia, que busca coordinar esfuerzos interministeriales y con el sector privado para prevenir, asistir y hacer posvención frente a la decisión de terminar con una situación de dolor. Y es importante destacar eso, la persona que tiene ideación suicida no quiere terminar con su vida, sino con su dolor. En ese marco, El Territorio entrevistó a Natalia Falcone, coordinadora de la Cais que por estos días se encuentra a pleno con instancias de capacitación en diferentes espacios. Urge la necesidad de poner en palabras el drama y actuar, intervenir, salvar. La Cais está conformada por la Vicegobernación, los ministerios de Salud Pública, Educación, Gobierno y de Prevención de Adicciones y Control de Drogas; el Consejo General de Educación (CGE), el Servicio Provincial de Enseñanza Privada (Spepm), el Instituto de Previsión Social (IPS), la Subsecretaría de Asuntos Municipales, la Policía de Misiones, la Municipalidad de Posadas, la Asociación Defender la Vida y Proyecto Help, y cuenta con el acompañamiento de todos los municipios de la provincia. “Es importante resaltar que el suicidio es multicausal, por lo tanto no podemos asociar su ocurrencia a una única variable. Factores individuales, familiares, institucionales y sociales interactúan y generan situaciones de vulnerabilidad”, señaló Falcone. “En cuanto a prevención, se promueve la unión de esfuerzos entre instituciones públicas y privadas para fomentar la sensibilización social, derribar estigmas y fortalecer estrategias de detección temprana y acompañamiento. Se reconoce la importancia de fortalecer el papel de los referentes comunitarios en la prevención del suicidio. Para ello, se han desarrollado guías que ofrecen herramientas y conocimientos básicos sobre estrategias de contención, acompañamiento y derivación”, indicó. Respecto de la asistencia, Falcone detalló que la Cais recibe un promedio de entre cinco y diez consultas diarias en las que se comunican distintas situaciones vinculadas con conductas suicidas: ideación, intentos y concreciones. “Los casos de suicidio sólo representan el 8% de las intervenciones hechas”, precisó. “Todas las personas que refieren conductas suicidas son atendidas y contenidas por el sistema de salud y acompañadas por el sistema educativo si corresponde. También se atienden las situaciones que pueden estar relacionadas con el consumo. Cuando es necesario y existe alguna vulneración de derechos, se articula con la Justicia”, agregó. “Recibimos generalmente pedidos de intervención desde Educación o desde distintos dispositivos del Estado o comunitarios. La línea de atención en crisis, que administra el Departamento de Salud Mental del IPS, recepciona pedidos de ayuda en primera persona y también de familiares y amigos”, sostuvo. Consultada sobre los signos de alerta ante un posible intento de suicidio, subrayó: “No todas las personas muestran los mismos signos ni de la misma manera. En algunos casos las señales son más explícitas y en otros más sutiles. Pero estos comportamientos son motivo de atención: si ha intentado o intenta hacerse daño; se aísla de sus seres queridos y actividades sociales; pierde interés en su apariencia personal; aumenta el consumo de alcohol y/o drogas; muestra cambios drásticos en el comportamiento; usas frases como ‘no vale la pena vivir’, ‘me quiero ir para siempre’, entre otras que implican desesperanza; tiene problemas para comer o dormir”. Qué es la posvención Respecto de la posvención grafició : “Es el proceso de apoyo y contención que se hace con las personas que han sido afectadas por una muerte por suicidio. Debe hacerse no sólo con los familiares directos sino con las personas del contexto, amigos, compañeros de escuela o de trabajo y muchas veces la comunidad a donde pertenecía la persona que murió, sobre todo cuando son comunidades pequeñas en las cuales la gente se conoce e interactúa de manera cotidiana”. “La posvención busca ayudar a la elaboración del duelo, que cuando se trata de una muerte por suicidio puede ser mas compleja y difícil de afrontar. Las intervenciones de posvención apuntan a reestructurar y fortalecer los lazos afectivos conmovidos por la pérdida y, al mismo tiempo, permiten hacer un diagnóstico de situación e identificar signos de mayor vulnerabilidad en la red inmediata para intervenir de manera oportuna, articulando con aquellos efectores que puedan garantizar un abordaje específico y adecuado”, dijo Falcone. “El desafío para que el trabajo de posvención sea efectivo es asegurar que cada superviviente, desde los familiares cercanos hasta aquellas personas expuestas indirectamente, puedan recibir la ayuda y contención que necesitan, con intervenciones oportunas y adecuadas”, afirmó. Asimismo, compartió: “El duelo por suicidio es una experiencia singular y especialmente devastadora para las familias afectadas. Las familias en duelo a menudo se enfrentan a una mezcla de emociones abrumadoras, desde la culpa hasta la confusión, y deben lidiar con la estigmatización que rodea al suicidio. La familia que ha perdido uno de sus miembros por suicidio suele ser excluida y culpada, contrastando con la respuesta a los familiares de otras personas que han muerto bajo circunstancias diferentes. Se extiende sobre la muerte por suicidio, el estigma social de las enfermedades de salud mental, la sospecha de que algo siniestro afectaba al suicida y a su familia es el telón de fondo de este estigma que aísla y dificulta la elaboración del duelo y pone en riesgo a los supervivientes”. “En este contexto, se vuelve fundamental analizar y comprender las intervenciones que se implementan para apoyar a estas familias, así como las características propias del proceso de duelo que experimentan”, comentó al tiempo que destacó: “Los sobrevivientes de una pérdida por suicidio tienen un mayor riesgo de desarrollar conductas suicidas, junto a depresión mayor y trastorno de estrés postraumático, dando lugar a la forma prolongada de duelo llamado duelo complicado. Esto explica la necesidad de medidas de apoyo únicas y tratamientos específicos para acompañarlos a afrontar su pérdida”
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