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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 08/11/2025 06:37
Moammar Gadhafi (AP) A medida que se intensifica la presión militar estadounidense sobre Venezuela, va cobrando interés un antecedente: el ataque ordenado por el presidente Reagan contra Libia el 15 de abril de 1986. Fue llevado a cabo por la Fuerza Aérea de los Estados Unidos (USAF), la Marina y el cuerpo de Marines. Se realizó a través de ataques tanto desde el aire como desde el mar. Libia representó una alta prioridad para Reagan desde poco después de asumir el poder en 1981. El dictador libio, Muamar Gadafi, estaba fuertemente en contra de Israel y había apoyado a organizaciones terroristas en Palestina y Siria. La inteligencia estadounidense tenía informes de que el régimen libio intentaba convertirse en una potencia nuclear. La ocupación que realizó Gadafi en Chad, ex colonia francesa ubicada en la región del Sahel, generaba fuerte preocupación. Se trata de un país muy rico en uranio y del que Francia se abastecía para su plan nuclear. El Secretario de Estado de entonces, el general Alexander Haigh, impulsaba medidas proactivas contra Gadafi, el que había estado utilizando ex agentes de la CIA para organizar campamentos terroristas (se trataba de un grupo encabezado por Edwin P. Wilson y Frank Terpil). La autoría de los ataques terroristas realizados a los aeropuertos de Roma y Viena en diciembre de 1985, que mataron a diecinueve personas e hirieron a ciento cuarenta, fue asumida por Gadafi, quien manifestó públicamente que continuaría apoyando a la Facción del Ejército Rojo de Alemania, las Brigadas Rojas italianas y al Ejército Republicano Irlandés (IRA) mientras los gobiernos europeos siguieran apoyando a grupos de libaneses contrarios a su gobierno. Después de incidentes de demarcación territorial en el Golfo de Sidra, Estados Unidos decidió realizar un ataque sobre el territorio continental libio. En marzo de 1986 Estados Unidos envió un grupo de portaaviones, al que después se sumó otro. Hoy, como entonces, constituyen el eje del poder naval estadounidense en su despliegue mundial. Estos grandes buques son acompañados y protegidos por cuatro destructores y abastecidos por un buque logístico. También son acompañados por un submarino y cuentan con un contingente de desembarco que actúa como fuerza expedicionaria. El portaaviones lleva consigo a decenas de aviones y helicópteros y constituyen una suerte de base-fortaleza que puede ser trasladada a cualquier parte del mundo en un plazo de semanas. Suelen navegar en combinación con buques y contingentes de desembarco. Hoy Estados Unidos tiene once en servicio y se encuentran desplegados cuatro. El más moderno es el Gerald Ford, que está trasladándose desde el Mar Adriático, próximo al área de Gaza y la salida del Mar Rojo, hacia el Caribe. Al mes siguiente, el 5 de abril de 1986, presuntos agentes libios bombardearon el club nocturno “La Belle” en Berlín Occidental y mataron a tres personas, incluido un militar estadounidense, e hirieron a doscientos veintinueve, entre los que se encontraban veintisiete estadounidenses. Alemania Occidental y Estados Unidos obtuvieron transcripciones de cables de agentes libios en Alemania Oriental que participaron en el ataque. Años después se obtuvo información más detallada cuando la Alemania reunificada investigó los archivos de la Stasi, la policía secreta de Alemania Oriental. Los agentes libios que habían llevado a cabo la operación desde la embajada de Libia en Alemania Oriental fueron identificados y procesados por Alemania en la década del noventa. El ataque estadounidense a Libia llevó meses de preparación. Ya el 8 de octubre de 1985 diez aviones F-111 iniciaron prácticas secretas en territorio canadiense para bombardear aeródromos. La operación se denominó “El Dorado Canyon”. Más de treinta aviones de ataque furtivo F-117 se estaban alistando en una base en Nevada. La misión fue un ensayo completo para un ataque de largo alcance contra Libia. Por razones de secreto, fue suspendida la participación de nuevos aviones que habían entrado recientemente en servicio. Los comandantes estadounidenses con jurisdicción sobre África y el Mediterráneo no conocían que existiera este avión F-117. Francia, España e Italia negaron a Estados Unidos los derechos de sobrevuelo, así como el uso de bases continentales europeas. Ello obligó a los aviones estadounidenses a volar alrededor de Francia, España, Portugal y a través del estrecho de Gibraltar, alargando el vuelo en dos mil cien kilómetros y obligando múltiples repostajes aéreos. En este contexto, Reagan, el 14 de abril de 1986 ordenó un ataque contra el centro de mando y control de Gadafi para operaciones en el extranjero; un campo de entrenamiento para comandos navales y soldados de combate; el aeropuerto internacional Mitiya, utilizado para aviones de transporte Ilyushin II 76 de origen ruso; los cuarteles que en Benghazi contenían los equipos para los aviones MIG, también de procedencia rusa; y el ataque contra el aeropuerto internacional Benina. Pero se agregaba también fuera de la lista el ataque contra la residencia presidencial de Gadafi, buscando eliminarlo. Fue una operación aeronaval “sin botas en el terreno”, como ahora anticipa Donald Trump respecto a Venezuela. Participaron de la operación dos portaaviones, el USS Coral Sea y el USS America, junto con aviones F-11 que volaron desde distintas bases. A ellos se sumaron decenas de cazas con sus respectivos aviones de reabastecimiento. El Coral Sea se sumó rápidamente desde el Mediterráneo al ataque. Advertidos por una llamada telefónica, Gadafi y su familia abandonaron rápidamente su residencia en el complejo de Bab al-Azizia, momentos antes de que cayeran las bombas. Investigaciones posteriores confirmaron que el primer ministro italiano, Bettino Craxi, fue quien realizó la advertencia. El total de bajas mortales libias se calculó en sesenta. El cuerpo sin vida de una niña fue mostrado por los libios a los medios de comunicación y se dijo que era una hija adoptiva del presidente. En cuanto a Estados Unidos, tuvo dos oficiales muertos, Fernando Ribas-Dominicci y Paul Lorence, cuando su F-111 fue derribado sobre el Golfo de Sidra. Libia declaró una victoria inexistente, pero moderó y no detuvo su cooperación con el terrorismo tanto en África como en Medio Oriente, Europa e incluso con los grupos extremistas en Estados Unidos que actuaban entonces. Una reunión del Movimiento de Países No Alineados condenó el ataque estadounidense, al igual que los países de la Unión Africana. Estados Unidos obtuvo poco apoyo, más allá de sus veinticinco aliados militares. Han pasado tres décadas desde el ataque “quirúrgico” aeronaval de Estados Unidos contra Gadafi y hay similitudes entre las acciones presuntas del despliegue militar estadounidense y el ataque a Libia. Pero los tiempos son diferentes y los imponderables suelen marcar la diferencia.
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