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» Misionesparatodos
Fecha: 08/11/2025 01:31
La matanza de Rio de Janeiro fue el ensayo del modelo de seguridad de la extrema derecha. De EE.UU. a Sudamérica. Lecciones para la Argentina de Javier Milei. La mayor novedad de la carnicería perpetrada el 28 de octubre en Río de Janeiro, que dejó 117 civiles y cuatro policías muertos en un operativo contra el narcotráfico, no es que haya sido la mayor de la historia contemporánea de Brasil, sino "el hecho político de que seis gobernadores de extrema derecha se hayan reunido para aplaudir esa acción, vanagloriarse de ella y proyectarla como una política pública de seguridad para el país".Notas Relacionadas Quien dijo eso, entrevistado por este medio, es Edson Teles, vicecoordinador del brasileño Centro de Antropología y Arqueología Forense (CAAF), dependiente de la Universidad Federal de San Pablo (Unifesp) y profesor de Filosofía en esa casa de estudios. Edson Teles, vicecoordinador del Centro de Antropología y Arqueología Forense (CAAF) de Brasil. "Antes, frente a hechos de ese tipo, los dirigentes políticos se apresuraban a declarar que habría investigaciones y que se sancionarían eventuales excesos. Esta vez fue diferente: se asumió la producción de violencia como un hecho político y se lo proyectó como un programa de extrema derecha", señaló. El asunto presenta ecos que suenan fuerte en la Argentina de Javier Milei. Teles es una víctima de la última dictadura militar brasileña (1964-1985). En diciembre de 1972, cuando sus padres, los militantes comunistas Maria Amélia de Almeida Teles y César Teles, fueron secuestrados, él y su hermana –de cuatro y cinco años, respectivamente– terminaron junto a ellos en un centro clandestino, donde incluso fueron testigos de cómo los torturaban. Fueron apropiados por un efectivo y recuperados seis meses más tarde por una tía. Su historia personal lo llevó a trabajar en la fundación del CAAF, espejo del Equipo Argentino de Antropología Forense. El modelo Rio, de Brasil para la región De visita en Buenos Aires para participar del simposio Transformaciones económicas, laborales y represivas en Argentina, Brasil y Chile desde las dictaduras de la Guerra Fría hasta la actualidad, realizado en el marco del VI Congreso Latinoamericano y Caribeño de Ciencias Sociales, Edson Teles conversó con Letra P. Sus reflexiones exceden largamente el caso puntual de Brasil y atañen a toda la región –en especial a la Argentina– en un momento en que Donald Trump utiliza el problema del narcotráfico como eje de una intervención en los asuntos sudamericanos, cuyo extremo son las amenazas de acciones militares contra Venezuela y Colombia. Quiso el azar que la entrevista coincidiera, este martes, con el envío de una carta del gobierno estadounidense al secretario de Seguridad Pública de Río de Janeiro, Victor dos Santos, en la que expresa apoyo al operativo, lamenta la muerte de los cuatro policías, omite cualquier mención a las abrumadoras denuncias de violaciones de los derechos humanos y manifiesta "disposición a brindar cualquier apoyo que sea necesario" para combatir al narcotráfico. Días atrás, el senador federal por ese estado Flávio Bolsonaro, hijo del expresidente Jair Bolsonaro, había pedido en un posteo que el Pentágono replicara en la bahía de Guanabara los ataques que lleva a cabo en el Caribe contra lanchas presuntamente ligadas al tráfico de drogas. Brasil, con el sello de la extrema derecha Como dijo el entrevistado, los gobernadores de ultraderecha Tarcísio de Freitas (San Pablo), Romeu Zema (Minas Gerais), Ronaldo Caiado (Goiás) y Eduardo Riedel (Mato Grosso do Sul) y la vice Celina Leão (Distrito Federal), quien acudió en representación de Ibaneis Rocha, respaldaron al mandatario de Río de Janeiro, Cláudio Castro, y reivindicaron un operativo que, por sus características, quedó en la mira del Congreso y del Supremo Tribunal Federal (STF). El paulista es ampliamente mencionado como presidenciable del bolsonarismo en las elecciones presidenciales de octubre del año que viene, dados el encarcelamiento e inhabilitación del excapitán por el intento de golpe de enero de 2023. Luiz Inácio Lula da Silva calificó este martes lo actuado por la policía fluminense en los complejos de favelas de Alemão y Penha como "una matanza". Ante la pregunta de por qué ni el actual mandatario ni su antecesor pudieron ponerle límites al narcotráfico, Teles explicó que "ninguno atacó verdaderamente el problema del crimen organizado y apostaron por modos diferentes de militarización". "El gobierno de Lula propone la creación de una fuerza federal militarizada para la seguridad pública", lo que replica esa lógica, sostuvo. Lo de Bolsonaro, en tanto, "fue un caos total y, para peor, liberó la posesión de armas. Esto es central. Para controlar la violencia hay que hacer lo contrario: retirar las armas que circulan e impedir que aparezcan otras". Este punto, una importación en la región de ideas vinculadas a la derecha dura de los Estados Unidos tiene defensores influyentes dentro del gobierno de Milei, como Patricia Bullrich, Santiago Caputo y el secretario de Culto y Civilización –sic– de la Cancillería, Nahuel Sotelo. "Tras la dictadura, el Estado brasileño se fue recostando cada vez más en la idea de un combate de tipo militar al crimen organizado. Eso fracasó totalmente porque este aumenta cada vez más, lo mismo que la violencia urbana", indicó Teles. Brasil: de qué se habla cuando se habla de "guerra" Si se habla de "militarización", se piensa en una guerra. ¿Es eso lo que ocurre en Río? Según el entrevistado, no, más allá de los disparos de fusil, las bombas y hasta el lanzamiento de bombas desde drones con el que sorprendió el Comando Vermelho (Comando Rojo). "Si fuera una guerra, no habría casi 120 civiles y apenas cuatro policías muertos. Esa no es la proporción en ninguna guerra, ni siquiera cuando se enfrentan fuerzas desproporcionadas. En este caso, el territorio no estaba controlado precisamente por la policía, sino por el crimen organizado", añadió. De hecho, continuó, lo de Río "no fue una operación policial; fue una masacre planeada, una emboscada contra el crimen organizado que actuaba en esas favelas, pero que autorizó a la policía (del estado) a atacar a cualquier persona que estuviese en ese lugar. Hubo invasiones de domicilio, torturas, una decapitación y ejecuciones. La policía actuó igual que el crimen organizado al cortar una cabeza para exhibirla como trofeo", denunció. "Se produjo un cerco que empujó a jóvenes negros y pobres hacia la mata" de la parte más alta de las favelas. "Ahí esperaban policías escondidos que los ejecutaron", aseveró en consonancia con lo dicho por numerosos moradores. Desentrañando la "novedad" de Brasil El vicecoordinador del CAAF le habló a este newsletter del uso del 28-O como proyección de una política pública futura, de sesgo ultraderechista. En primer lugar, eso da cuenta de una politización del problema del narcotráfico con fines electorales. "Con el evento, se buscó producir imágenes que dieran cuenta de una incapacidad del gobierno federal en materia de seguridad pública", señaló. Segundo, dijo Teles, se concitó "una unión de fuerzas de gobernadores de extrema derecha que buscan plantearlo como modelo". "La producción de imágenes de caos e inestabilidad va más allá de lo electoral y apunta a un proyecto político", insistió. Jair Bolsonaro, el presidente de las Fuerzas Armadas de Brasil. Ese proyecto, señaló el especialista, es incluso "más amplio que el bolsonarismo. Lo incluye, pero su centro está en los Estados Unidos y tiene en el 'narcoterrorista' la figura que autorizaría, por ejemplo, una intervención militar en Venezuela". La idea de narcoterrorismo, que caló incluso en torno al accionar de las mafias del narcotráfico en Rosario, es capciosa, según Teles. Para el especialista, "el terror que practica el crimen organizado apunta a un control social como despachante de la violencia de un Estado tercerizado. Eso impide que las sociedades se organicen y asegura la precarización de la población pobre". La clave son los acuerdos entre el narcotráfico, las milicias y el propio Estado. No pasó desapercibida en la prensa brasileña la larga relación entre el gobernador Castro y Thiego Raimundo dos Santos Silva, alias "TH Joias", un diputado estadual destituido y preso bajo cargos de narcotráfico y provisión de armas, justamente, al Comando Vermelho. TH Joias y el gobernador fluminense Cláudio Castro. (Captura de redes). La mencionada entente se observa en el control que las mafias ejercen sobre las prisiones, en la militarización de las favelas y en el accionar de milicias formadas por policías en actividad y retirados, que compiten con los narcos por los territorios para el tráfico de drogas, el cobro por protección y la venta ilegal de productos y servicios de primera necesidad como el gas, el transporte y el comercio. Lecciones para la Argentina de Javier Milei La cuestión de un Estado que se dice presente, pero que en verdad no llega y de uno que, en clave paleolibertaria, directamente se retira en sus formas de provisión de educación y salud es central en la Argentina de hoy. De eso nos habla Río de Janeiro. "Cuando las políticas económicas aumentan la pobreza y la desigualdad, y cuando determinan el acceso a la ciudadanía o la privación de ella, aparece el crimen organizado", le dijo Teles a este medio. Javier Milei en un tanque de guerra durante un desfile militar en Buenos Aires. Otra semejanza con la Argentina "es el montaje del discurso del 'enemigo'. Los gobiernos y las políticas de extrema derecha producen una idea de caos y ese caos tiene un sujeto que es responsabilizado, ya sea el comunista, el narcoterrorista o el delincuente. Eso tiende a avalar la intervención en la vida cotidiana de las personas y normalizar la excepción como regla" dentro de un Estado de derecho desvirtuado. "Las extremas derechas antes imponían esas agendas en dictadura. Ahora surge una nueva experiencia, que utiliza el Estado de derecho y la figura de la excepción para militarizar las sociedades y atacar los centros de pensamiento crítico", indicó. Elementos de una narrativa Instalación de las ideas de caos, señalización de enemigos en clave de pánico social, defensa de la libre circulación de armas, inscripción de la figura del "narcoterrorista" en una narrativa que avala la intervención –incluso extranjera–, militarización de la seguridad interior… Todos esos elementos forman parte de una narrativa de extrema derecha que baja desde el norte y prende en intérpretes locales. También en Argentina. A eso se suma una alianza con ciertos sectores del amplio mundo evangélico, dada por "valores religiosos conservadores, el control sobre los cuerpos de las mujeres y la criminalización del aborto, el ataque a los derechos de las personas LGBTQI+. En ese marco se puedde inscribir la visita que realizaron el lunes referentes de la Alianza de Iglesias Evangélicas de la República Argentina (Aciera) a la Casa Rosada, donde fueron atendidos por Milei, Karina Milei, Manuel Adorni y Diego Santilli. Manuel Adorni y Karina Milei, en pleno rezo con referentes evangélicos en la Casa Rosada. Con todo, no cabe generalizar. "Sin embargo, ante lo ocurrido en Río de Janeiro, algunos liderazgos evangélicos criticaron la violencia del Estado y denunciaron el abandono de la población pobre y periférica. Eso muestra que, a pesar de estar mayoritariamente alineados con la derecha, los evangélicos son una fuerza social y política con la que nuestros países deben negociar y aprender a relacionarse", cerró Teles. Por Marcelo Falak-Letra P
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