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  • Menos ahorro y ocio, más segundas marcas: la nueva radiografía de la "clase media” autopercibida

    » Impactocorrientes

    Fecha: 07/11/2025 16:02

    Menos ahorro y ocio, más segundas marcas: la nueva radiografía de la "clase media” autopercibida Un estudio de PensarLab junto a Casa Tres revela que la clase media representa actualmente el 43% de los hogares argentinos, frente a un 52% de clase baja y apenas un 5% de clase alta. Compartir en Facebook Compartir en Twitter La clase media argentina, históricamente motor del consumo y del progreso social, atraviesa uno de sus momentos más críticos. Según el informe “Pensar Social – Noviembre 2025” de la Fundación Pensar junto a Casa Tres, más de la mitad de los argentinos (55%) cree que la clase media “se está achicando”, y solo dos de cada diez piensan que crece. El informe realizado por Guillermo Oliveto, fundador de Consultora W, y Mora Jozami, directora de Casa Tres, analiza cómo la clase media argentina, históricamente emblema de cohesión y movilidad social, atraviesa un proceso de transformación profunda, en un contexto de incertidumbre económica y cambio cultural acelerado. En un país donde el consumo define identidad y bienestar, el 63% de quienes se perciben dentro de este estrato social afirma haber tenido que resignar servicios o actividades habituales, principalmente ocio (54%), ropa (38%), vacaciones (31%) y plataformas de streaming (23%) El estudio revela que la clase media representa actualmente el 43% de los hogares argentinos, frente a un 52% de clase baja y apenas un 5% de clase alta. Qué significa en términos de ingresos ser hoy "de clase media" en la Argentina En términos de ingresos, pertenecer a la clase media implica en la actualidad contar con un ingreso familiar neto mensual de entre $2.000.000 y $6.500.000, equivalente a entre 2 y 5 canastas básicas totales. Esto significa que, en números absolutos, 7 millones de hogares son de clase media, 8 millones pertenecen a la clase baja y menos de 1 millón a la alta Sin embargo, la percepción es muy distinta, porque 29 millones de argentinos se consideran clase media, aunque solo 20 millones lo son efectivamente, según los ingresos que perciben. Para los argentinos, el “buen vivir” sigue vinculado al consumo, pero cambió su contenido simbólico. Según señala el estudio, para la clase media, estar bien se vincula de modo directo y lineal con la disponibilidad, con la capacidad de concretar sus deseos. En la encuesta de Casa Tres, el 48% de los consultados señaló que el principal rasgo de pertenencia a la clase media es tener casa propia, seguido por poder ahorrar (30%), mantener una prepaga (11%) e ir de vacaciones (7%). La palabra más repetida para definir a la clase media fue “trabajo”, seguida por “lucha”, “esfuerzo” y “resiliencia”. A la vez, crecieron menciones como “en extinción”, “ahora es clase baja” y “en desaparición”, lo que refleja el deterioro simbólico y económico del grupo que históricamente representó el corazón del país. De consumidor “estoico” a consumidor “sacrificial” En relación a la clase media y el consumo, se trata de un consumidor naturalmente aspiracional. El informe advierte una mutación en los patrones de consumo. Durante 2024 surgió el “consumidor estoico”, que buscaba equilibrio y racionalidad. Pero en 2025 predominan las renuncias: tal como destalla el informe se pasó de la atención a la alerta y de la prudencia al padecimiento. Hoy, para muchos, “comprar duele”. No son todos, pero sí demasiados. Durante el último mes, el 63% de los argentinos afirma que han tenido que resignar servicios o actividades que realizaban habitualmente. Esta magnitud se incrementa en la medida que los entrevistados se perciben de clase media baja o clase baja alta. En línea con esto, el consumo de segundas marcas aparece espontáneamente como un atajo para evitar el total impacto de esa resignación. El fenómeno atraviesa todos los estratos, aunque golpea con más fuerza a la clase media baja. Incluso los sectores altos admiten que “las tarjetas están al límite”, y la mora bancaria se aproxima al 10% del total del sistema financiero. Hoy, son más los argentinos que sienten que tienen un peor pasar económico que sus padres (41%), que los que creen que es igual (27%) o mejor (27%). El consumo de bienes durables (autos +79%, electrodomésticos +51%) se mantiene en los segmentos altos y medio-altos, mientras que el consumo masivo creció apenas 0,6% y las ventas en supermercados cayeron –5,5% En nuestro país, quienes se perciben de clase media y afirman haber resignado consumos, han recortado principalmente actividades relativas al ocio general (57%), también compra de indumentaria (38%), y en un tercer grupo consumo de primeras marcas (26%), plataformas de contenidos (23%) y vacaciones (19%). Movilidad social en crisis: el sueño del ascenso se desvanece Solo el 27% de los argentinos cree que vive mejor que sus padres; el 41% siente que su situación económica es peor. La educación, otrora símbolo de progreso, perdió peso como herramienta de movilidad: 4 de cada 10 argentinos de clase media alcanzaron un nivel educativo superior al de sus padres, pero sin ascenso social. Según el informe, el país pasó de ser una “Argentina con aspiración de clase media y códigos comunes” a “tres Argentinas desconectadas”: Una clase alta orientada al futuro. Una clase baja centrada en la supervivencia. Y una clase media atrapada entre el miedo y la incertidumbre Un nuevo paradigma de consumo Hoy, 6 de cada 10 argentinos de clase media dicen que su trabajo solo les permite subsistir, pero no crecer, y el 54% afirma que su poder de compra es peor que hace un año. La nueva clase media argentina ya no mide el bienestar en viajes, autos o gadgets, sino en poder sostener la prepaga, pagar la escuela y mantener la mesa llena. En palabras del informe, “lo que la clase media compra, en el fondo, es seguridad”. Y cada vez le cuesta más pagar ese precio. PensarLab es el laboratorio de investigación de la Fundación Pensar y acaba de presentar una edición especial de su serie Pensar Social, titulada “Esperando la Carroza: la ‘clase media Mafalda’ se diluye”. El estudio describe a una clase media que, aunque conserva su capacidad de resiliencia, enfrenta una erosión sostenida de su poder adquisitivo y de su confianza en el futuro. Aun así, el trabajo, la educación y la estabilidad familiar continúan siendo los pilares que sostienen su identidad, más allá de los ingresos y las condiciones materiales.

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