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» Diario Cordoba
Fecha: 07/11/2025 12:27
Tengo por costumbre no leer los libros de los amigos no vaya a ser que me pidan opinión y yo vaya y se la dé. Ustedes, sin embargo, ya pueden ir pidiendo la vez -como influencer lo digo- para adquirir La estrategia del impostor (Almuzara), que es lo nuevo que ha escrito mi compadre Salva Gutiérrez Solís, en las mejores librerías a partir del 18 de noviembre. Está en preventa por menos de lo que vale una ración de torreznos, que es cosa moderna. Cual ponerse el labio superior en plan leporino a fuerza de bótox, como hacen ahora las muchachas por razones insondables y misteriosas. Al Gutiérrez se le han envidiado toda la vida dos virtudes, aparte de los 16.000 napos del premio. La primera es su señora, porque Carmen es una grande de España desde los tiempos bárbaros. La segunda es el compromiso con las letras. Lo mismo que hay artistas dotados para la cosa, de crónica predisposición, a otros le sale el asunto por el pico y la pala. En un país donde se publican títulos que no han sido perpetrados por sus autores, Salva podría haberse tocado las gónadas y, en cambio, ha empaquetado una novela con hojas, letras, puntos y comas, mientras hace un montón de cosas más relacionadas con la difusión de ese artefacto imbatible en el retrete, que decía Umberto Eco, llamado libro. No les voy a aburrir con los detalles porque estaría cometiendo un fiscal general del Estado en grado de tentativa. Este libro que ahora se prevende es un triunfo de la voluntad, porque musa es nombre de mayonesa buena de bote. Y es su propia existencia lo que es motivo de gozo, placer hemorrágico, asunto de gratitud venérea. Por eso, lo mejor que podemos hacer es hacer cola como un turista en el Santos, arrebatárselo violentamente a los libreros, pedirlo prestado en las bibliotecas, comentarlo en los clubes de lectura (ah, los intercambios de pareja de la literatura), mangárselo a los colegas mientras se les guiña un ojo. Y que el Solís se quede sin personajes ni trama porque, una vez leído por terceros, ya no le pertenezcan. Yo quiero que el Gutiérrez Solís cumpla su amenaza y que esto sea el principio de una saga. Y que tengamos obras completas en pasta dura, papel biblia y edición crítica comentada en Cátedra. Que La estrategia del impostor venda muchísimo y así montemos esa caseta en la Feria llamada Los Tóxicos para poner a Los Nikis a todo volumen con la feliz idea de hacerla pasar por música tradicional, según la nueva ordenanza municipal reguladora. Y que me deje escribir de una puñetera vez en la solapilla, como si hubiese leído el libro y lo estuviese alabando. Solo pondría lo siguiente: «Autoficción, que te jodan». Y la firma. Vale. *Periodista
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