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Concordia » InfoConcordia
Fecha: 07/11/2025 03:24
La Justicia Comercial decretó la quiebra y la liquidación final de Alimentos Refrigerados S.A. (ARSA), la empresa láctea que elaboraba y comercializaba la línea de yogures, flanes y postres bajo la marca SanCor, incluyendo etiquetas reconocidas como Shimy, Sancorito, Sublime, y Yogs. La decisión judicial, emitida por el juez Federico Güerri a cargo del Juzgado Comercial 29, marca el cierre definitivo de la firma y deja a más de 400 trabajadores en una situación de incertidumbre laboral. La disolución se produce tras el fallido concurso de acreedores iniciado en abril de 2024, el cual no recibió ninguna oferta concreta para un posible salvataje, pese a que se mencionaron como supuestos interesados a grupos como Inverlat (dueños de Havanna), Werthein y CarVal. Impacto Laboral y Logístico El cierre de ARSA impacta directamente en dos polos productivos clave: La planta de Arenaza , en el partido bonaerense de Lincoln, que empleaba a 180 personas . , en el partido bonaerense de Lincoln, que empleaba a . La fábrica y el centro de distribución de Córdoba, con más de 200 empleados. Adicionalmente, la quiebra afecta a una vasta red de 165 distribuidores que cubrían semanalmente 70.000 comercios a lo largo del país. Un Historial de Conflictos y Gestiones ARSA había sido cedida por la cooperativa SanCor en 2016 por US$ 100 millones. En sus primeros años, fue gestionada por el grupo Vicentin Family Group hasta hace dos años y medio, momento en que pasó a ser gerenciada por los empresarios venezolanos Manuel y Alfredo Fernández, quienes también manejan La Suipachense a través de Maralac S.A. Cabe destacar que, a pesar de las gestiones compartidas con Vicentin, ARSA no tenía relación societaria con Vicentin SAIC, el gigante cerealero en concurso. Denuncias de Ineficiencia y Crisis Gremial Si bien la empresa atribuyó su presentación a concurso a la coyuntura económica, la caída del consumo, la inflación en costos y el control de precios, voces de la industria sostienen que la crisis responde a años de ineficiencia en la gestión y señalan la posibilidad de una “quiebra fraudulenta”, argumentando que el proceso concursal no se tramitó con la debida transparencia. El sindicato Atilra denunció múltiples incumplimientos. El punto de inflexión fue en mayo, cuando la compañía detuvo operaciones de forma transitoria, una reactivación que nunca llegó. Los trabajadores denunciaron: Cobro de sueldos irregulares, parciales y atrasados. En los meses finales, se abonó apenas un cuarto del salario y en efectivo, a pesar de las jornadas completas. y en efectivo, a pesar de las jornadas completas. Acumulación de tres años y medio sin aportes a la obra social. El incumplimiento de las obligaciones pendientes aceleró el desenlace judicial que hoy culmina con la disolución de la empresa y la incertidumbre para más de cuatrocientos hogares.
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