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» Diario Cordoba
Fecha: 05/11/2025 09:52
El Córdoba CF lo confirmó. El objetivo marcado desde la planta noble del Bahrain Victorious Nuevo Arcángel, el pasado verano, no es una entelequia: el play off por el ascenso a Primera es la pantalla final de este Córdoba CF de Iván Ania y el regreso del conjunto blanquiverde a la lucha por los puestos nobles coincide con un aniversario, el décimo, desde el último logro reseñable del equipo cordobesista. El preludio del día La campaña 2015-16 había arrancado con la exigencia habitual para un club que no se conforma. El Córdoba CF, bajo la batuta de José Luis Oltra, había descendido recientemente a Segunda y traía consigo la experiencia del retorno, del empuje de la afición y del deseo de que la permanencia en la élite no fuera un simple espejismo. En ese contexto, cada jornada se vivía como una nueva oportunidad para demostrar que no todo era un paso de tránsito, sino un proyecto en serio. El Arcángel latía con urgencia, con recuerdos de épocas mejores en blanco y negro, con hinchas que se habían acostumbrado a ver la grada llena de esperanza. Pero pocas veces se les había permitido subir tan alto tan pronto. Porque situarse como líder en solitario en la Segunda División no era un lujo que el Córdoba CF hubiese podido permitirse con frecuencia. De hecho, según la hemeroteca el club blanquiverde no figuraba en esa posición desde la campaña 1974-75, cuando entrenado por Vavá ocupó el privilegio de encabezar la tabla varias jornadas. La jornada clave Era la jornada 11 del campeonato. Justamente en esa fecha, el conjunto cordobesista alcanzó la cima de la clasificación en solitario, un logro que parecía escrito para ser una foto, un instante breve, pero enormemente simbólico. El partido que lo propició, el colchón que la victoria permitió, fue un triunfo por 2-0 ante el Gimnástic de Tarragona. En el relato de aquel día se recuerda que la derrota de otros adversarios ayudó al Córdoba CF a coronar un peldaño que parecía reservado a otros. El equipo lo aprovechó, lo hizo suyo y se presentó como máxima referencia en la tabla, algo inusual en la historia blanquiverde. Una carga de expectativas La euforia, sin embargo, vino con condicionales. Oltra lo repetía: «Estamos ahí, pero hay que seguir trabajando». Esa frase recogía el espíritu de aquella temporada, en la que el ascenso parecía una obligación marcada desde la planta noble del club. Porque liderar en las primeras jornadas de una temporada es tanto un acierto como una advertencia. Significa haber hecho las cosas bien hasta ese momento; pero también recordar el camino que aún es largo. La afición cordobesista, acostumbrada a tiempos de espera, a plazas de mitad de tabla o a mirar hacia abajo para no caer, respiró de otro modo aquel día. Los que peinan canas revivieron memorias de los setenta y ochenta; los más jóvenes atisbaron un horizonte distinto. El Arcángel se convirtió en escenario de algo más que fútbol: fue punto de inflexión emocional. Todos sabían que aquel liderato no era una meta sino, en cierta manera, una circunstancia. Pero también que merecía celebrarse. Porque de aquellos hitos nace la narrativa que alimenta futuros. Si volvemos a 1974-75, aquel Córdoba CF que vistió el blanco y verde comenzó fuerte. Lideró la tabla en jornadas tempranas y se vio con alas. Pero el declive posterior fue inexorable: falta de recursos, presión, desgaste. Durante décadas, mientras otros clubes de Andalucía y España encontraban su ritmo en la categoría de plata, el Córdoba CF vivía en una especie de limbo: ni dominador, ni desahuciado; muchas veces expectante. Así que alcanzar el liderato en 2015 resultó tanto un revival como una reivindicación. «Líder de plata en solitario cuarenta años después», tituló CÓRDOBA. Esa frase resumía emoción, historia y futuro. Los protagonistas del momento Oltra configuró un conjunto competitivo, con oficio, con ambición, y que supo gestionar la presión de la categoría, a pesar de que la plantilla de la que disponía sufría una clara descompensacion: por un lado, disponía de más pólvora que nadie, con Florin Andone, Xisco Jiménez, Raúl de Tomás o Fidel Chaves. Por el otro, apenas disponía de cinco defensas en toda la plantilla. En las gradas, la afición respondió: abarrotó El Arcángel, dejó sentir su peso, su alma. La ciudad de Córdoba se vistió de blanquiverde y respondió a lo que veía en el campo. El Córdoba CF era líder, sí, pero no parecía fácil mantener esa privilegiada posición, vistas las descompensaciones citadas y el empuje de los rivales. Ver a tu equipo en cabeza de la tabla tiene un efecto intangible: cambia la conversación en el bar, en la feria, en la plaza. La frase «vamos primeros» se pronunciaba con más ilusión que temor. No era un juego de niños; era un mensaje profundo: Córdoba podía repetir la gesta de año y medio antes, en el Gran Canaria. Ese momento otorgó al club un respiro y hasta cierta credibilidad. Y a la ciudad, un motivo para creerse protagonista. Porque el fútbol trasciende el césped: es identidad, pertenencia, memoria. Y en esos meses el Córdoba CF generó todo eso. El legado del décimo aniversario Y sin embargo, como todo en el deporte, las circunstancias cambian. Rivales se rehacen, decisiones varían, dinámicas se alteran. El Córdoba CF supo manejar la situación con oficio, pero también era consciente de que la Segunda División no da tregua. Y aquel mercado invernal, ciertamente, influyó en la trayectoria del conjunto blanquiverde en la segunda parte de la Liga. Diez años después, aquel día sigue ahí. No solo por el registro estadístico —un liderato en solitario tras cuarenta años— sino por lo que representa: un hito de autoestima colectiva. Cuando hablas del Córdoba CF en 2015, hablas de ese instante en el que la transición dejó de ser la palabra dominante y apareció la ambición sin control. Hoy, cuando la categoría de plata del fútbol español se ve más igualada que nunca, y después de una travesía por el desierto en la que visitó hasta la cuarta categoría del fútbol español, adquiere aquel liderato del Córdoba CF un valor adicional: fue premonitorio de que el club podía aspirar. Que la ciudad merecía mirar hacia arriba. Y mantuvo ese liderato cuatro jornadas más. La siguiente, la 12, pese a caer en el Carlos Belmonte de Albacete (2-0). Luego, en la 13 cayó a la segunda posición de la tabla. Regresó a la punta en la 15 y ahí se mantuvo hasta la jornada 17, ya que en la decimoctava, tras una nueva derrota ante el Elche (2-1), perdió la primera posición, ya para siempre. Hasta ahora. El próximo 18 de diciembre se cumplirán 10 años de la última vez que el Córdoba CF perdió el liderato en Segunda División. Pero hasta ahora, el 2 de noviembre de 2015 no fue simplemente una jornada más: fue la jornada en la que Córdoba CF volvió a verse reflejado en la cúspide de la tabla.
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