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» El Ciudadano
Fecha: 05/11/2025 04:19
Miguel Passarini Una persona real irrumpe en escena para contar una historia que le es propia. La ficción desafiada por el campo de lo real es lo que se dirime en un biodrama, un drama de la vida real que en escena se redimensiona y se apropia de elementos que la ficción no logra domesticar. Agua es el título del nuevo biodrama de la artista rosarina, radicada en Buenos Aires, Renata Moreno que se conocerá este sábado por la tarde en el Club Carriego, de Eva Perón al 4700, donde seguirá en cartel los restantes sábados del mes con entradas populares. “Agua es un biodrama sobre la relación de mi mamá, mi hermana y el agua. Mi mamá le tiene miedo al agua. Mi hermana es nadadora y está embarazada de 7 meses y aparecen una serie de preguntas: ¿Cuál es el borde del miedo? ¿Es real o es parte de una ficción? ¿Puede una obra de teatro ponerle el punto final a un miedo? En un club de barrio, una madre y una hija se encuentran”, adelanta la artista, también creadora de Partida, acerca de esta propuesta donde las intérpretes son Patricia Gualino y Bárbara Moreno, su madre y su hermana respectivamente, con entrevistas en video a Fernando Aguilar y Álvaro Moreno, música de Gaby Bex e Irina y el Reloj, acompañamiento en el diseño del movimiento de Cecilia Ippolito, diseño y realización de alas de Natalia “Cachita” Arrúa, fotos de Amalia Di Santo, realización audiovisual de Pablo “Chapa” Madussi, diseño del flyer de Santiago Goria, colaboración en funciones de Enrique Andreini y Alexis Lopérgolo, con dramaturgia y dirección de Renata Moreno. Vínculos de agua “En el 2023 empezamos a trabajar con este proyecto. Mi mamá siempre le tuvo miedo al agua y un día me dijo: «¿Por qué no hacemos algo con mi miedo al agua?» Y le respondí que podíamos hacer una obra de teatro y acá estamos. Ese miedo que ella tiene trae una escena particular de su infancia, un momento singular de ella con su mamá, es decir mi abuela. Yo sentí que ahí tenía la primera escena. A partir de eso, empezamos a armar todo lo demás. Esa escena hoy está en la obra y desde el principio quise hacerlo en un club, sólo había que ver cuál era el club que le decía sí a esta aventura”, contó la actriz, directora e investigadora Renata Moreno, nacida en Rosario en 1989, egresada de la Escuela Provincial de Teatro y Títeres N° 5029 y residente en Buenos Aires desde 2012, donde se formó con maestros como Vivi Tellas, Cristina Banegas, Ricardo Bartís, Alejandro Catalán, Marina Otero, Nora Moseinco, Lorenzo Quinteros y Alejandro Urdapilleta, entre más. “Mi mamá fue docente de arte escénico en la Escuela Ernesto de Larrechea y trabajó en algunas obras de teatro, siempre estuvo cerca del teatro. De hecho, yo hice teatro porque pasé mucho tiempo en la Larrechea tomando clases y esperándola para volver a casa. Y para la obra no quería que mi mamá estuviera sola en escena; le pregunté a mi hermana Bárbara si quería participar pensando en proponer una narración de madres e hijas. Mi hermana me dijo que sí, aunque creo que no sabía bien en qué se estaba metiendo (risas). Por entonces, mi hermana nadaba en el Club Carriego. Empezamos a encontrarnos de forma virtual, o ensayábamos cuando yo venía a Rosario, y también organizábamos ensayos intensivos en Buenos Aires. Fue toda una locura, pero al mismo tiempo un desafío hermoso”, destacó la artista. Y profundizó: “En el medio de escuchar sus relatos, pensar escenas, están las peleas típicas de madre hijas, del «yo te dije, vos no me escuchaste o te acordás esa vez que vos…». Y así todo el tiempo. Hay en el material algo de esa mezcla entre el teatro y lo cotidiano, de esa fusión que me marea y me gusta al mismo tiempo. Muchas veces nos preguntamos qué estamos haciendo, en qué nos metimos. La obra implica adentrarse en ese posible y pequeño caos familiar a punto de estallar que puede desarmar todo; pero al mismo tiempo que es peligroso para la escena hace que la escena esté viva”. Agua y maternidad “En el tiempo de armado de la obra, mi hermana y su pareja buscaban un bebé. La obra que habla de la relación de mi mamá con su mamá, y por ende, del vínculo de mi mamá con mi hermana, en medio del proceso, sumó un nuevo enlace: mi hermana y su bebé que está en camino. El agua venía a traernos una nueva información. El agua había marcado el vínculo de mi mamá con su mamá, y ahora, abría la posibilidad de crear nuevas conexiones lo que generaba nuevos desafíos”, contó la artista en una especie de sucesión de eslabones dramáticos que parecieran gestar una cadena de vínculos y situaciones donde el par dialéctico es agua y maternidad. “No todo siempre se va a repetir –aclaró Moreno–. Y el teatro y el agua son una muestra de eso. El agua y la maternidad es una correspondencia que está en toda la obra. Esta obra habla de la maternidad y de repensar a esas madres etiquetadas dentro de la historia, de la literatura y dentro de la propia historia, como «malas madres». Gracias al movimiento feminista, estas historias están más visibles y circulan de otra manera, tienen un cuerpo, una voz, dudas, contradicciones”. Y respecto del peso específico de que eso “navegue” en las aguas de un biodrama, proyecto revolucionario sobre biografías escénicas y la búsqueda de una teatralidad que está por fuera de lo que supone el teatro, Renata evaluó: “El biodrama es lo que en términos dramáticos genera esa articulación, hablar de la propia historia, esa que nace en el centro de una familia particular, crea ondas, ecos, reverberancias en la historia de cada una, y también preguntas dentro del nivel social y político de la comunidad en la que estamos inmersas. Vivi Tellas, que es una de mis maestras y quien creo el biodrama como formato escénico, me dijo la otra vez: «No es ingenuo lo que hacemos en el arte; lo que hacemos está en el mundo, es un punto en la historia»”. “Para mí, esta obra es un «Site time specific», no sé si existe este nombre, pero me parece es una obra en un tiempo y en un lugar específico. Está construida para el Club Carriego que gracias a todas las personas que lo llevan adelante desde la comisión directiva, la gente de las clases de natación, las clases de buceo y quienes están en el buffet, nos dijeron sí a este desafío. Es muy divertido ver cómo mientras ensayamos salen las personas de la pileta, envueltas en toallas, con el chancleteo de las ojotas, hablando fuerte. Todo muy de club. La otra vez en el buffet había un almuerzo de un grupo de amigos, eran todos señores, sacaron la guitarra y empezaron a cantar. En los clubes pasa de todo, hay un mundo, está lleno de actividades y es un lugar de pertenencia para cada barrio. Y sobre todo, es un espacio para convivir. En el club todo se incluye”, contó la artista acerca del desafío de esta experiencia en un sitio específico con el que dialoga dramáticamente. Y sumó: “En esta época en que la violencia es tomada como discurso y acto político desde el poder, creo que hacer la obra de teatro en el club se vuelve un acto de militancia. Lo de «time specific» es porque mi hermana está hoy embarazada de 7 meses, en cada función su panza crece. Este momento es único y maravilloso”. La maestra y la casa “Con Vivi Tellas tenemos una relación de trabajo con mucha complicidad. Ella sabe de este proyecto desde el inicio y le he hablado muchas veces acerca de lo que iba pasando. En llamadas telefónicas o con un mate de por medio, me fue tirando data. Además, la acompaño en los espacios de tutoría y seguimiento de proyectos de biodrama que tiene de forma virtual. En estos encuentros, es interesante compartir los materiales que están en construcción, ella siempre dice cosas que suman al armado, eso es importante, siempre agrega una capa más en la que no estabas pensando y además es interesante ver y escuchar el camino de las y los alumnos en esos procesos”, destacó la artista acerca de su experiencia y recorrido cercano a Vivi Tellas, creadora y maestra de reconocimiento internacional. En el mismo sentido, Renata, que habló de sus sucesivos regresos y partidas de la patria de la infancia que es para ella Rosario, expresó finalmente: “Siento que de Rosario nunca me fui. Es una relación como la que tenemos con el agua, escurridiza, se va metiendo en mis días y mis proyectos. Mi profe de danza, Cecilia Ippolito y quien nos ayudó en los movimientos de la obra, dice que hay que buscar el equilibrio en movimiento, me encanta pensar las cosas así. Creo que con Rosario hoy tengo ese diálogo. Dirigí la obra de danza testimonial de Albertina Andrés (se presenta este viernes 7 de noviembre a las 21 en Sala Tandava, de 9 de Julio 754) y, entre otras cosas, estuve dando un taller de teatro documental en la Facultad de Psicología de la UNR organizado por el Área de Cultura y Deportes que desarrolla mucha actividad dentro de la Facultad. Me encanta venir, ir al río, ver teatro, caminar mucho, encontrarme con la familia. Mi formación como actriz la hice en Rosario, en la escuela de Viamonte y Moreno; Rosario es estar en mi casa. Además, mi cercanía-madre con el agua, es acá. Una obra que habla del agua, de las primeras relaciones, del origen, de esa semilla que está naciendo y sale un primer brote, todo eso es acá en Rosario con el río como circunvalación. Rosario es siempre mi horizonte imaginario”. Y cerró: “Hay dos registros de video en la obra, uno es de mi hermano Álvaro navegando en su kayak por el río donde nos cuenta la vez que casi se ahoga. El otro video es del médico obstetra Fernando Aguilar, quien hizo el parto de nosotros tres y de muchos rosarinos y rosarinas. Fernando ya aparecía en mi otro biodrama, Partida, pero a través de una noticia de diario. Con esta obra me saqué las ganas de hacerle una entrevista. Una de las cosas que él me dijo es que en el nacimiento hay un misterio, algo que no se puede descifrar”. Para agendar Agua tendrá su estreno este sábado 8 de noviembre, a las 17, en el Club Carriego (Eva Perón 4760, ex calle Córdoba), donde seguirá en cartel en el mismo horario los restantes sábados del mes: 15, 22 y 29. Las entradas anticipadas se reservan a través del 341-5483270. IG: @renata.moren
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