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Concepcion del Uruguay » La Calle
Fecha: 03/11/2025 20:13
                            La Argentina está transitando un giro en las decisiones electorales contundentes en los últimos 4 años. Le está diciendo no al partido justicialista y a cualquier perfume parecido. No obstante, hay algo más complejo y contradictorio para resolver, porque en el territorio y las cuestiones cotidianas la demanda al Estado continúa. Pero el voto de la mayoría expresa su apoyo a su demolición. Pablo Semán dice: «La política argentina ha perdido sus ‘guardianes’ históricos, es decir, los partidos políticos. La disputa se da entre alianzas y los dos grandes partidos históricos: uno ya está en defunción y el otro erosionado con liderazgos nacidos en el viejo paradigma. Hoy en día, la polarización es extrema en la arena discursiva, al menos. No hay vinculación ni debate; se quemaron los barcos. Por un lado, tenemos un voto emocional, basado en el odio y la furia, representado por figuras de arquetipos. Por otro lado, tenemos un voto que todavía cree en la figura del Estado como un ideal de funcionamiento y ve en él una posibilidad ordenadora de la vida social con sus instituciones. Esta polarización refleja la dicotomía nunca resuelta definitivamente con una síntesis entre peronismo y antiperonismo. Ambas perspectivas forman parte de la identidad nacional. ¿A quién le habla el peronismo? Luego de 80 años, cabe preguntar: ¿a quién le habla actualmente el peronismo? El peronismo hoy solo les habla a los propios. Actúa y habla en el espejo. ¿Pudo elaborar su nuevo sujeto político en la era de la IA? También podemos preguntar si el peronismo está hablando. Sus representantes en las cámaras no se destacan; no se han pronunciado ni han interpelado con su narrativa; se mantienen en silencio, incluso en las peores crisis, donde lo más rebelde fue el baile en el balcón, que generó más irascibilidad. Una carencia marcada de alfiles con capacidad propia de generar narrativas y liderazgos actuales. Se habla muy livianamente de renovación o trasvasamiento, se piensa fácilmente en el recambio por la edad; nada más engañoso. No es la edad ni el género la garantía de renovación, sino los modos de construcción del poder. Y hay solo unos pocos que se atrevieron debido que el poder se » construye » y se arrebata no es una herencia. En general, la expresión del movimiento peronista no tiene un sujeto político delineado y observable. Los iconos que confirman la mística no interpelan porque, según parece, el significante y el significado está vacío. Se sostienen banderas como educación pública, pleno empleo, derechos laborales y humanos, que están puestos nuevamente a consideración. Es una especie de teoría de los dos demonios en todos los aspectos. Pablo Semán: «En el seno de una trama social transformada por sus derivas socioeconómicas y por mecanismos de socialización política que han venido a complementar y desbordar lo que considerábamos tradicional, se produjo en el espacio de las derechas la voluntad de una expresión con peso popular capaz de ganar en otros formatos y programas. El estudio de las derechas no debería reducirlas a una imagen estandarizada en cuanto a ingredientes, proporciones y operatividad histórica, como si se tratara de franquicias de una red multinacional.» Al mismo tiempo, la generación que estuvo inserta en las instituciones educativas en los últimos 20 años está eligiendo la contracara de quienes estuvieron a cargo de sus planes de estudios. Nuevos territorios y nuevas narrativas Hoy, el poder se disputa a través de los imaginarios sociales y el canal es la cultura, y su arma son las pantallas. Refundar conceptos claves como trabajo, trabajador, derechos, libertad y Estado es la discusión que se viene. Es tan solo la punta del ovillo, y la gran incógnita es el cómo y con quiénes. (*) Comunicadora social y Miembro de Qualia.
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