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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 03/11/2025 04:40
James Craig y Ángela Dawn de Craig se casaron el 18 de diciembre de 1999. Juntos tuvieron seis hijos. El mayor fue el único varón y le pusieron por nombre Toliver. Luego llegaron a sus vidas cinco mujeres: Nora Jane, Mira, Belle, Violet Jo y Cleo Como muchas otras veces antes de que su mujer comenzara a hacer ejercicio, James Craig -su marido desde hacía 23 años- le alcanzó un batido proteico preparado especialmente por él. Ángela (43 años y madre de los seis hijos de la pareja) se lo bebió en segundos. Pero en esta ocasión, pocos minutos después de ingerirlo, empezó a sentirse muy mareada y débil. Experimentó, además, un fuerte dolor de cabeza al tiempo que la invadía una sensación progresiva de entorpecimiento corporal. James la vio tan mal que decidió llevarla al hospital ubicado en las afueras de la ciudad de Aurora donde vivían, en Denver, Colorado, Estados Unidos. Era el lunes 6 de marzo de 2023 y ella quedó ingresada. Comenzaron a hacerle estudios. No hallaron nada demasiado relevante. Volvió a casa sin saber qué le había pasado. En los días sucesivos siguió tomando batidos con vitaminas para recuperar sus fuerzas y los remedios en cápsulas que le habían recetado para su sinusitis. Lamentablemente siguió sintiéndose mal y tuvo que volver al hospital dos veces más aquejada por síntomas cada vez peores. Dolores abdominales intensos, no podía hacer foco con su mirada en nada lo que le provocaba una visión totalmente borrosa, sufría extrema fatiga, náuseas, diarrea, temblores corporales, entumecimiento... En algunos mensajes que escribió a su familia, incluso durante sus internaciones, describió su estado: “Me siento como drogada”. Ángela Craig empezó a sentirse mal y los médicos no podían identificar qué era lo que le pasaba Con una jeringa entre las manos Su último ingreso al sanatorio fue el día 15 de marzo ya severamente deteriorada y con convulsiones. Uno de los médicos notó que, en los estudios de laboratorio, su sangre la paciente mostraba niveles de cianuro más altos luego de cada internación. Esta tercera vez, poco después de que su marido entrara a verla a la habitación, su estado empeoró súbitamente. Los médicos corrieron, era una urgencia: su presión se había desplomado, no saturaba correctamente y había vuelto a convulsionar. La intubaron y la enviaron a terapia intensiva. Los profesionales empezaron a intuir que algo raro ocurría porque no veían causas médicas para lo que le sucedía a esta mujer. También observaban con atención la conducta de su marido, al punto que alertaron a la policía de Aurora. Percibían algo extraño. Ángela había entrado en lo que se denomina muerte cerebral. El 18 de marzo no hubo nada más que hacer y fue declarada muerta. El viudo era un reconocido odontólogo de Aurora y tenía con la paciente fallecida seis hijos. Tres de los cuales menores que todavía vivían con ellos. Era la postal de un drama inesperado: una madre joven y saludable había muerto de una manera extraña, sus hijos estaban desesperados y las familias respectivas destrozadas. En algunos mensajes que escribió a su familia, incluso durante sus internaciones, ella describió su estado: “Me siento como drogada” Pero el olfato de los médicos hizo que las autoridades indicaran una autopsia. Y como su agravamiento había sido súbito se decidió investigar, también, las cámaras internas que tiene el hospital. En las imágenes se encontraron con una enorme sorpresa: veían al dentista entrando a la habitación de su mujer con algo en la mano. Acercaron la toma: él sostenía lo que parecía ser una jeringa. James Craig estuvo dentro de ese cuarto solamente 58 segundos, tiempo suficiente para cualquier cosa. Porque luego de que él saliera, el cuadro de Ángela se deterioró con rapidez. Ahora, las sospechas de los doctores tenían de qué agarrarse: él podría, por ejemplo, haberle inyectado una dosis letal de cianuro. El resultado de la autopsia vino a confirmarlo: en el organismo de Ángela se encontró la presencia de tres venenos en cantidades tan tóxicas como letales: cianuro, arsénico y tetrahidrozolina, un químico que suele hallarse en las gotas oculares. La mujer había muerto por envenenamiento múltiple. Una de las consecuencias del cianuro es que interfiere con el uso del oxígeno en los tejidos corporales, impide que las células puedan servirse de él y eso lleva a un fallo multiorgánico. La presencia de tetrahidrozolina podría ser la culpable de la depresión respiratoria y de la somnolencia que padecía. Y el arsénico produce una amplia gama de efectos como severos daños en el sistema digestivo y problemas neurológicos. Ángela había tenido en su cuerpo un cóctel letal de tres venenos. La familia vivía en Arvada, en las afueras de Denver, en el estado de Colorado. Él había fundado la empresa odontológica Summerbrook Dental Group y ella hacía de mánager allí Delinquir desde la cárcel La policía actuó con velocidad. Al día siguiente, 19 de marzo, a primera hora de la mañana James Craig fue detenido en el Hospital de Aurora. El caso pasó a estar en manos de la Fiscalía 18 de Colorado. Dos días después fue acusado formalmente de homicidio en primer grado. James había demostrado ser un criminal muy poco inteligente y un hombre malvado dominado por pasiones oscuras que no pensó en sus hijos ni por un segundo. Los peritos informáticos descubrieron durante la investigación del crimen que el acusado había buscado frases en Google cruciales para entender el caso: “¿cuántos gramos de arsénico podría matar a un humano?“, “¿cómo hacer para que una persona parezca sufrir un infarto?”, “¿es el arsénico detectable en una autopsia?”, “¿cómo hacer un veneno?“. “Los 5 mejores venenos que no son detectables”. Además, había comprado por internet esas sustancias peligrosas y se las había enviado a su laboratorio y a su casa. Dos días después de haber recibido el último envío de cianuro de potasio fue que visitó a su mujer en el hospital para administrarle la dosis final. No hay ninguna duda de que los días de Ángela en el hospital, antes de ser intubada, fueron de una horrible agonía. Increíblemente, estando preso, el odontólogo siguió escalando en múltiples delitos: para desviar el foco de atención sobre él e intentar que se creyera que Ángela se había suicidado y, también, para quitar del medio a otra gente que le molestaba. El caso fue descubierto gracias a la sospecha de los médicos y a las imágenes de cámaras de seguridad del hospital. James Craig utilizó batidos y cápsulas manipuladas para administrar venenos letales a su esposa Primero intentó contratar a un ex convicto para mandar a sacar de su camino a la detective de la policía de Aurora, Bobbi Olson, que investigaba el caso. Le escribió una carta a ese ex preso, Nathaniel Harris, pidiéndole ayuda: “La peor, la detective más sucia del mundo está en mi caso. Su nombre es Bobbi Olson, tenemos que deshacernos de ella…”. Además, pretendía eliminar a un guardiacárcel llamado Hillstrand. Harris no cayó en la jugada y cuando esto llegó a los oídos de los fiscales, James Craig sumó dos nuevos cargos. Pero las cosas no terminaron allí. Tras las rejas y a la espera de su juicio James Craig siguió ideando maneras de salvarse. A otro preso le pidió que escribiera unos párrafos de un diario, como si hubiese sido Ángela, donde plasmara ideas suicidas. Este sujeto se negó y terminó contactando a las autoridades. A través de la mujer del convicto Harris, Kasiani Konstantinidis, también pretendió fabricar evidencia. Nada. Con la ayuda de otro recluso envió una carta a una de sus hijas solicitándole un disparate: que armara un video falso con su madre donde ella solicitara esos venenos así podría justificar la presencia de los mismos en su cuerpo. Hubo más: le pidió a otro antiguo internado encontrar mujeres atractivas que pudieran testificar en el juicio y sostuvieran haber tenido romances con él, así podría justificar la depresión de Ángela al descubrirlo y que ella hubiese querido quitarse la vida. Con nadie logró nada. Todos temían quedar atrapados en su red siniestra. Después de estos traspiés insólitos su abogado Harvey Steinberg abandonó su defensa aduciendo conflictos profesionales irreconciliables. Sus nuevos abogados alegaron que Ángela había descubierto las sucesivas infidelidades de su marido, que estaba deprimida y que había tenido pensamientos suicidas. La autopsia reveló que Ángela Craig murió por envenenamiento múltiple con cianuro, arsénico y tetrahidrozolina Venenos para la libertad Ángela Dawn Pray (así su apellido de soltera), la menor de diez hermanos, nació el 15 de abril de 1979 en Dodge City, Kansas. Se casó con James Craig el 18 de diciembre de 1999 cuando tenía solamente veinte años. Juntos tuvieron seis hijos. El mayor fue el único varón y le pusieron por nombre Toliver. Luego llegaron a sus vidas cinco mujeres: Nora Jane, Mira, Belle, Violet Jo y Cleo. Si bien Ángela tenía mucho trabajo en casa, también colaboraba con la iglesia y hacía de mánager de la empresa odontológica fundada por su marido: Summerbrook Dental Group. Vivían en Arvada, en las afueras de Denver, en el estado de Colorado. James Craig, por su parte, nació el 11 de febrero de 1978. Estudió Zoología en la Universidad Brigham Young de Provo, en el estado de Utah, y luego obtuvo el título de doctor en cirugía dental en la Universidad de Missouri-Kansas City School of Dentistry. Trabajó en investigación para el Instituto Nacional de Salud durante dos años con el tema “sustitutos óseos y materiales compuestos”. Fue profesor en su misma facultad de odontología: daba odontología clínica, bioquímica e histología. Poco después fundó su propia empresa en Aurora. Apenas quedó detenido, sus tres hijas menores pasaron a vivir con su hermano. Los otros tres, ya adultos, vivían por su cuenta. La segunda de la prole, Mira Meservy (su apellido de casada), tiene 21 años y en mayo de 2023, en el Día de la Madre, escribió en las redes sociales con angustia: “Mañana hará dos meses que mamá se fue. No tengo palabras para expresar el dolor del corazón que mis hermanos y yo sentimos cada día. Te quiero tanto mamá (...) Te extrañamos”. Tras el crimen, James Craig intentó fabricar pruebas y desviar la investigación desde la cárcel, sumando nuevos cargos El juicio contra James Craig se terminó demorando hasta julio de 2025. Inicialmente su defensa alegó que el video con la jeringa en la mano era poco claro y que no probaba de manera concluyente que él le hubiera inyectado cianuro a su esposa internada. La fiscalía no admitió esta versión: sostuvo que lo que se ve se apoya además en los exámenes de sangre, en el paquete de cianuro hallado en el allanamiento, en los testimonios. Que todo eso alcanzaba y sobraba para señalarlo como el único responsable. James Craig era el homicida. Rick Pray, hermano mayor de Ángela, subió al estrado para contar que cuando fue a visitar a su hermana al hospital fue que empezó a pensar que era posible que su marido la hubiera envenenado y que le resultaba difícil estar a su lado. Agregó que luego de la muerte de su hermana su cuñado lo abrazó pero que él “no quería que lo hiciera”. Siguió diciendo que esa misma noche se celebró una comida familiar con los chicos y que James Craig empezó a hablarles sobre la expiación, una especie de proceso para reparar un pecado a través de la penitencia o la reconciliación para fortalecer la relación con lo divino: “Sentarme allí y escucharlo hablarle a sus hijos de la expiación intuyendo lo que él había hecho…” le resultó horrendo. Recordó también que los padres de James Craig estaban en el hospital cuando murió Ángela y cree que para ellos debe haber sido espantoso enterarse de lo que su propio hijo había cometido. Otro de los hermanos de Ángela, Mark Pray, sostuvo en el juicio que ellos constituían una familia muy unida y que Ángela tenía una personalidad organizada, responsable. La mujer de Mark, Renne, cuñada de Ángela, explicó que ella viajó a Colorado cuando Ángela fue internada para ayudar con los hijos menores de la pareja. Relató que Ángela tomaba una medicación para una infección de sus senos nasales porque los médicos le habían diagnosticado sinusitis. También reveló que James había protestado por el tema que Ángela tuviera que ir tanto al hospital en esos días porque él consideraba mejor que se quedara descansando en su casa. Renne lo nombró como “un ser despiadado y cobarde. Una serpiente en la hierba”. La hermana mayor de Ángela, Toni Kofoed, era muy cercana a ella y la describió como una mujer divertida, inteligente y confiada, pero que no tomaba riesgos innecesarios y que, en ningún caso, era una suicida. Dijo que ella sabía de las infidelidades de James, que se lo contó en 2018 con el corazón roto y llorando. Toni dijo que el acusado era “deshonesto, tramposo y un ser humano desalmado”. El caso de James Craig ha provocado repercusiones familiares, con los hijos menores viviendo ahora bajo la custodia de un familiar (Policía de Aurora) Cronología de un crimen Los tres hijos mayores (Toliver, Nora Jane y Mira) de la pareja estuvieron presentes durante el juicio. Y quisieron hablar. Una de ellas contó que su madre tenía planes para el futuro, que no estaba deprimida en absoluto, que soñaba con ser abuela y que planeaba comprar una casa con su marido para arreglarla. Dijo haberle sugerido a su padre hacer la autopsia (algo que finalmente se llevó a cabo por iniciativa policial) pero que él se había negado rotundamente porque “no quería satisfacer curiosidades de los médicos” y tampoco le gustaba la idea de que estuvieran hurgando su cadáver. La hija a la que él le pidió aquel video fabricado de Ángela comprando sustancias químicas explicó que su padre le había dado instrucciones precisas sobre cómo hacerlo, paso a paso: tenía que comprar una laptop barata, usar una tarjeta Visa prepaga, instalar un navegador de la dark web, crear el video en cuestión y, luego, quemar la laptop para que quedara totalmente destruida. La joven admitió que esa carta la perturbó, le generó confusión y emociones indescriptibles. Ella logró que el acusado llorara cuando reveló que “su vida y el mundo ya no serían igual” sin su madre y agregó que “se suponía que yo debía confiar en mi papá. Supuestamente era mi héroe y en vez de ello se convirtió para siempre en el villano (...) Quiero a mi mamá. Lo que más deseo es ir a casa al final del día para abrazarla, llamarla y contarle todo lo loco que ha pasado…”. Toliver Craig, el primogénito de la pareja Craig, contó que la alarma con la que se despierta cada mañana dice “Mom” (“mamá”). Y volvió a conmover a los presentes al decir: “Es duro perder a tu mamá y, tres días después, perder también a tu papá”. El fiscal Michael Mauro, en su alegato, sostuvo que el plan de Craig había sido “diabólico, complejo” y que el homicidio había sido “un crimen calculado”. El móvil del crimen incluyó problemas financieros, infidelidades y el deseo de James Craig de evitar el divorcio y la pérdida de bienes Lo que pudo reconstruirse ocurrió de la siguiente manera: 22 al 25 de febrero de 2023: James Craig asiste a una conferencia dental en Las Vegas donde conoce a Karin Cain e inician una relación. Quedan en volver a verse. Ella está en un proceso de divorcio después de 30 años de matrimonio. Él le dice que, también, está en lo mismo. 27 de febrero: James Craig compra arsénico. 28 de febrero: ocurren las consultas mencionadas en internet sobre maneras de envenenar, autopsia e infarto. 1 de marzo: Ángela visita a su familia en Utah y va a una conferencia de genealogía con su hermana. Ese mismo día hay otra consulta que hace James desde la computadora de su clínica dental: “¿Cuánto tiempo se tarda en morir por envenenamiento por arsénico?”. 4 de marzo: entregan en su casa el paquete con arsénico. 6 de marzo: Ángela regresa de Utah. Bebe su primer batido de proteínas preparado por su esposo. Empieza a hacer ejercicio, pero se siente “extraña”. Por la tarde James se retira de su trabajo para llevar a Ángela al hospital donde le hacen una resonancia magnética, una tomografía computada y un análisis de sangre. Pero no hallan nada y la envían a su casa. Esa misma noche James Craig encarga oleandrina a Adoop Bioscience luego de consultar sobre las plantas más letales del mundo. Todas las partes de esta planta son tóxicas (hojas, tallos, semillas y raíces) porque poseen glucósidos cardíacos. Su ingestión es potencialmente mortal. Este paquete no llegó finalmente a sus manos y fue interceptado por la policía. 7 de marzo: Ángela Craig se siente enferma y va por segunda vez a hacerse ver. Otra vez vuelve a casa sin un diagnóstico. 8 de marzo: James Craig pide cianuro de potasio a Midlann Scientific. Luego compra doce paquetes de gotas para los ojos en una tienda King Soopers de Aurora. 9 de marzo: Ángela toma otro batido de proteínas por la mañana y sus síntomas empeoran ostensiblemente. Regresa al hospital y permanece allí hasta el 14 de marzo. Una de sus muestras de sangre tomada a las 11.24 de ese día muestra niveles altos de arsénico. 13 de marzo: el cianuro de potasio llega a la empresa dental de James Craig. Un empleado lo abre y ve el contenido. El odontólogo James Craig fue condenado a cadena perpetua por el asesinato de su esposa Ángela Craig en Colorado (Stephen Swofford via Denver Gazette, Pool) 15 de marzo: a las 9.35 James Craig envía un mensaje a la hermana de Ángela para que le dé a su mujer el remedio de la sinusitis, la clindamicina en cápsulas. Esas cápsulas serían las que James Craig abrió y rellenó con el cianuro de potasio. Apenas su hermana le da el remedio, Ángela sufre una convulsión y vuelven a internarla. Poco después él visita a su esposa y ella termina siendo intubada. Ese mismo día llega a la ciudad de Denver la nueva conquista de James Craig, Karin Cain. Desde que se conocieron han estado en contacto. En estos días compartirán dos cenas. Karin se entera de que la esposa de James, de quién él dice se está separando, está internada y gravísima. Pero Karin lo ve muy tranquilo. 18 de marzo: Ángela es declarada muerta a las 16.29. 19 de marzo: James Craig es detenido. Karin se entera de la novedad y de las imputaciones a su nuevo candidato. Queda estupefacta. Pero ¿cuál fue el verdadero móvil de James Craig para atentar tan salvajemente contra su mujer, la madre de sus hijos? Según la fiscalía el odontólogo estaba pasando por un mal momento financiero, tenía a una nueva amante -Karin Cain- con quien intercambiaba mensajes de contenido sexual explícito y no tenía ninguna intención de divorciarse porque no quería perder nada de su dinero ni propiedades. La solución que halló fue quitarla del medio como fuese. Mezcló venenos potentes, rellenó sus cápsulas de otra medicación con cianuro y, no contento con ello y viendo que ella demoraba en morir, entró a terapia intensiva y le inyectó más toxinas. Así de frío y calculado. La fiscalía llamó para declarar a 48 testigos. La defensa a ninguno. En julio de 2025 James Craig (47) terminó siendo declarado culpable de homicidio en primer grado por un jurado de Colorado. La jueza Shay Whitaker lo condenó a prisión de por vida, sin posibilidad de salir bajo palabra, con un adicional de 33 años por los cargos adicionales que se le fueron imputando durante la investigación. James Craig llevó a cabo un crimen perfectamente imperfecto. Lo que sí logró con precisión fue arruinar la vida de dos familias y, por sobre todo, la de sus seis hijos. Seguramente no le importe. Ya sabemos que la maldad carece de alma.
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