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» Elterritorio
Fecha: 02/11/2025 14:34
El universo no necesita tantas opiniones sobre todo lo que pasa de iluminados seres de luz que la tienen clarísima. Probablemente esta columna tampoco haga falta. Se necesita escuchar, preguntar, aceptar para, finalmente, saber por qué pasó. domingo 02 de noviembre de 2025 | 6:00hs. Imagen ilustrativa. Qué pasó, cómo pasó y por qué pasó. Sobre todo, por qué pasó. Son algunas de las preguntas que intenta responder el periodismo en el día a día, pero también -y sobre todo- debe responder la Historia, así como otras ciencias. Cómo las responde también es muy importante. Hay que llegar al punto, al meollo de la cuestión, pero no a cualquier precio. La tercera pregunta lo necesita. “Así como la simplificación de la realidad es lo que hace posible el conocimiento, la sobresimplificación del mundo nos lleva directamente a la estupidez”, advirtió Gustavo Ariel Schwartz, físico y escritor argentino de trayectoria internacional. Hoy tenemos acceso instantáneo a un montón de información que podría hacer nuestra vida mucho más fácil. Por desgracia, también tenemos acceso a un montón de desinformación que promete hacer nuestra vida más fácil y lo único que consigue es arruinárnosla. Diferenciarlas es cada vez más difícil. Una clave para darse cuenta es, justamente, la sobresimplificación. “Para cada problema complejo hay una respuesta clara, simple y equivocada”, aclaró Henry Louis Mencken. H.L. para los amigos. Hace unos años intenté entender la teoría de la relatividad. Al fin y al cabo, cambió para siempre la forma de entender el universo. Pero sucede que de física no sé más que nadie y de poleas, palancas y esas cosas recuerdo poco y nada. Busqué en internet, entonces, una explicación para legos. Nada. Y nada de nada. No hay un Einstein for dummies. Para entenderla se requiere de una base importante. Me resigné. Eso mismo sucede con muchas otras cosas. Hechos históricos (más bien, procesos). Economía, política, familia. Sabemos que la madrastra de Blancanieves era malvada. ¿Siempre lo fue? “En otro tiempo la historia social estaba en auge. ¿Qué podemos hacer para que la gente entienda que la historia no son sólo grandes personajes?”, le pregunta La Vanguardia a Sisinio Pérez Garzón. Responde este catedrático español: “Se propuso hace décadas hacer historia social para trascender la estrechez de la historia política clásica. Se desplazaron las explicaciones políticas desde el Estado hacia la sociedad. Esto en la actualidad no es lo predominante. Por eso la recuperación de lo social como factor que conecta lo material con lo cultural, la economía con la política; en definitiva, las personas con las estructuras”. “…sin las gentes, los poderosos no son nada. Frente a la historia centrada en los grandes nombres (heroicos o monstruosos), se propone una radiografía social de las mujeres y hombres anónimos cuyos sufrimientos y afanes son los protagonistas de cada época, subrayando el papel de las mujeres invisibilizadas hasta hace pocos años”, añade. Quizá nos resulte imposible saber de e=mc 2, de espacio y tiempo sin antes sumergirnos en lo que sabía el genio alemán antes de darle forma a su teoría (de paso, dejemos de usar “teoría” como sinónimo de hipótesis o, peor aún, de idea descabellada que se le ocurrió al alguien; las conspirativas no son teorías -a menos que luego se prueben-), pero hay otros temas que sí podemos entender mejor si nos lo proponemos. Entonces, si dejamos de dividir al mundo en buenos y malos, de tomar partido todo el tiempo, de hablar sin saber, de juzgar y condenar sin tener todo los hechos sobre la mesa, tal vez demos un paso adelante para comprender cómo llegamos hasta aquí, qué y quiénes están detrás de cada proceso, qué llevó a cada cual a tomar tales decisiones. Sólo así podremos buscar soluciones satisfactorias. El universo no necesita tantas opiniones sobre todo lo que pasa de iluminados seres de luz que la tienen clarísima. Probablemente esta columna tampoco haga falta. Se necesita escuchar, preguntar, aceptar para, finalmente, saber por qué pasó.
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