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» Diario Cordoba
Fecha: 31/10/2025 14:28
Una cosa que conviene saber acerca de Kelly Reichardt es que siente debilidad por los perdedores; la directora viva más importante de Estados Unidos siempre centra su cine en personajes marginales y extraviados en su búsqueda del Sueño Americano, como el hippie trasnochado que coprotagoniza ‘Old Joy’ (2006) o la estoica vagabunda a la que Michelle Williams interpretó en ‘Wendy y Lucy’ (2008). Otro dato sobre ella es su proclividad a tomar géneros cinematográficos y deconstruirlos meticulosamente fijándose menos en sus convenciones que en los detalles, las texturas y los ritmos de la vida real; así lo demuestran sus wésterns ‘Meek’s Cutoff’ (2011) y ‘First Cow’ (2019), su intriga ecoterrorista ‘Night Moves’ (2013) y ahora su noveno largometraje, ‘The Mastermind’, insólita aproximación al cine de atracos. “Siempre me han interesado los robos de obras de arte y, sobre todo, me fascinan quienes organizan esos golpes para disfrutar del arte de forma clandestina, como aquella pareja que robó un cuadro de Willem de Kooning valorado en 80 millones de dólares para tenerlo colgado en su dormitorio; también me resulta asombroso lo fácil que robar arte resultaba antes de que todos esos dispositivos electrónicos estuvieran instalados en los edificios y las calles”, nos cuenta la directora, sin duda incapaz de imaginar que, poco tiempo después de nuestra conversación, unos ladrones disfrazados de obreros robarán del Louvre nueve de las Joyas de la Corona de Francia. “Lo que inspiró mi película es un artículo que leí sobre un robo de arte que tuvo lugar en 1972 en el Worcester Art Museum, en Boston. Un par de tipos robaron sendas pinturas de Rembrandt y Picasso y dos de Gauguin. Un mes después los habían detenido”. Lo arriba explicado ya da a entender que ‘The Mastermind’ carece del tipo de pirotecnia visual y narrativa que nutre clásicos del cine de atracos como ‘Heat’ (1995) y ‘Ocean’s Eleven’ (2001); la historia que cuenta no está llena de suspense y acción trepidante. “Supongo que algunos de los que irán a verla se sentirán decepcionados y cabreados”, bromea Reichardt. “Es una película en la que las cosas se tuercen porque se atasca el pomo de una puerta o se rompe un peldaño de una escalera”. Es necesario matizar que su título -cuya traducción al castellano sería “mente maestra”- es deliberadamente irónico. Su protagonista es un carpintero sin empleo procedente de muy buena familia que, sin meditarlo lo suficiente, organiza el robo a plena luz del día de cuatro pinturas expuestas en un museo, y que ni antes ni después del golpe demuestra maestría mental alguna. Su incompetencia otorga a la primera parte de la película notables dosis de hilaridad, abandonada después a medida que, en su huída, el tipo va dejando un rastro de sentimientos heridos y relaciones rotas. “El cine de atracos a menudo valida comportamientos masculinos muy discutibles”, recuerda la directora. “El protagonista suele ser un cretino, pero se nos pide que estemos de su parte. Yo he tratado de complicar un poco la toma de partido del espectador”. Josh O'Connor, left, director Kelly Reichardt and Alana Haim pose for photographers upon arrival at the premiere of the film 'The Mastermind' at the 78th international film festival, Cannes, southern France, Friday, May 23, 2025. (AP Photo/Natacha Pisarenko). 051325131667 / Natacha Pisarenko / AP El ladrón de ‘The Mastermind’ es alguien descaradamente egoísta, que pretende rebelarse contra su propio privilegio pero al mismo tiempo no duda en aprovecharlo cuando le conviene, y que gracias a él ha logrado llegar a la adultez sin asumir responsabilidades. Sería un personaje rotundamente antipático de no ser porque le da vida el británico Josh O’Connor, tal vez el actor más reclamado de la actualidad -en unas semanas estrenará también la nueva entrega de la saga ‘Puñales por la espalda’, y es el protagonista de lo nuevo de Steven Spielberg- y, según han sentenciado las redes sociales, también uno de los más carismáticos. “Josh es capaz de utilizar su cuerpo de manera que ilustre a la perfección la psicología del personaje que interpreta en cada momento”, explica Reichardt sobre su elección del actor. “Nuestra película contiene muchas escenas sin diálogo, por lo que esa capacidad resulta esencial”. ‘The Mastermind’ está ambientada en 1970, y lograría convencer a cualquier espectador despistado de que también fue producida ese año, gracias tanto a su evocador diseño de producción como a su conexión con todo ese cine del Nuevo Hollywood habitado por antihéroes y desencantado con las institucines estadounidenses. A través de su retrato de la América de Richard Nixon, en la que la guerra es asunto de noticiarios y protestas callejeras, la película refleja la preocupación de su autora por el estado actual de Estados Unidos. “Vietnam y el Watergate generaron un desencanto y un cinismo que han marcado todas las décadas posteriores. Hace 50 años, mi país se quebró por las mentiras de Nixon; hoy, en cambio, apoya a alguien que miente sobre todo”. En buena medida a causa de su exquisita recreación de la época en la que transcurre, ‘The Mastermind’ es la película más costosa de la carrera de Reichardt, aunque su presupuesto ni por asomo se acerca al de una producción de Hollywood de presupuesto medio. Como sus personajes, siempre se ha movido fuera del sistema, y eso ayuda a entender porqué ni su cine ni su nombre son tan conocidos como merecen. “Yo he hecho una película sobre un hombre que roba leche de una vaca [‘First Cow’] y otra sobre cerámica y una paloma herida [‘Showing Up’ (2022)], sé que mi cine no es muy comercial y nunca he pretendido ganarme la vida con mis películas; por eso doy clases”, explica. “Pero a cambio puedo hacer solo las películas que quiero, así que diria que tengo suerte”.
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