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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 31/10/2025 02:36
 
                            Científicos crean un antiveneno para tratar mordeduras de serpiente. Entre otras especies, podría ser útil contra la mamba verde una especie de África ( Wolfgang Wüster) Una llama y una alpaca originarias de Sudamérica podrían ser claves para enfrentar uno de los problemas de salud pública más urgentes: las mordeduras de serpientes. Un grupo de científicos de Dinamarca y Reino Unido combinó anticuerpos de esos animales y creó un antiveneno capaz de neutralizar el efecto de 17 especies de serpientes. Los resultados de la investigación fueron publicados en la revista Nature. Hasta el momento probaron la eficacia del antiveneno en modelos animales, pero abrieron la esperanza de que podría existir una solución más simple y universal frente a las mordeduras mortales de serpientes. El trabajo fue liderado por Anne Ljungars, de la Universidad Técnica de Dinamarca, con el apoyo de expertos de la Universidad de Bangor, en el Reino Unido, y otras instituciones. Qué hacen las serpientes: ¿pican o muerden? La Organización Mundial de la Salud estima hasta 138.000 muertes anuales por mordeduras de serpiente en el mundo. (Archivo/AP/Andrew Kasuku) Las serpientes muerden. Cuando atacan para defenderse o cazar, usan sus colmillos para morder y así inyectar veneno en sus presas o en defensa. El término correcto es “mordedura de serpiente”, no “picadura”. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), hasta 138.000 personas mueren cada año en el mundo por mordeduras de serpiente. Además, se calcula que cada año entre 1,8 y 2,7 millones de personas sufren envenenamientos graves por este motivo. Los antivenenos actuales se elaboran con plasma de caballos a los que se inoculan pequeñas dosis de veneno. Pero cada suero solo funciona para una especie específica. Los antivenenos tradicionales se elaboran obteniendo anticuerpos del plasma de caballos inmunizados con venenos de serpiente. (Imagen Ilustrativa Infobae) El plasma de caballo contiene varias proteínas y anticuerpos que el sistema inmunológico humano reconoce como extraños, y eso puede provocar reacciones graves en pacientes. El tiempo apura: médicos y víctimas suelen desconocer el tipo de serpiente que estuvo involucrada y eso complica la elección del antiveneno. “Identificar la serpiente responsable de la mordedura resulta difícil, lo que complica el acceso a un tratamiento efectivo en tiempo y forma”, explicó Anne Ljungars en diálogo con la revista Nature. Por eso, los investigadores se propusieron desarrollar un antiveneno seguro, útil contra diferentes especies y que calme además el daño local en la piel o en los músculos. Así nació el antiveneno de llama y alpaca El equipo de científicos de Dinamarca y Reino Unido detectó en el laboratorio que el antiveneno neutraliza el efecto de 17 especies de serpientes, incluida la cobras africana/ Wolfgang Wüster Para crear esa solución, el equipo de investigadores inmunizó a una llama y una alpaca con venenos de 18 especies de serpientes elápidas africanas. Este grupo contiene a las temidas mambas, cobras y rinkhals (que también se conoce como cobra escupidora de cuello anillado). De esos animales extrajeron nanocuerpos, que son anticuerpos tan pequeños que pueden llegar a los tejidos más afectados y bloquear toxinas altamente peligrosas. El cóctel final combinó ocho nanocuerpos distintos, después se administró a ratones expuestos a los venenos para observar la reacción. Los animales tratados se protegieron del veneno de 17 especies, y también sufrieron menos lesiones en la piel. El antiveneno de llama y alpaca mostró mayor eficacia que el suero Inoserp PAN-AFRICA, el más usado en África subsahariana. (Andina) También los científicos detectaron que el nuevo antiveneno mostró una eficacia superior al Inoserp PAN-AFRICA, el suero más utilizado en la región de África subsahariana para tratar mordeduras de serpiente. Durante mucho tiempo, se pensó que un antiveneno universal exigiría decenas o cientos de anticuerpos diferentes, al tener en cuenta que los venenos de serpiente agrupan hasta 100 toxinas de distintas familias. Sin embargo, los investigadores demostraron lo contrario: con ocho nanocuerpos alcanzaron un espectro de protección más amplio que nunca antes. “La capacidad de este antiveneno para frenar la muerte de tejidos resulta especialmente importante”, destacó Anita Malhotra, bióloga evolutiva de la Universidad de Bangor. Lo que falta mejorar y los próximos pasos Los nanocuerpos extraídos de llama y alpaca pueden llegar a los tejidos afectados y bloquear toxinas peligrosas, como la de mamba negra/ Wolfgang Wüster Pese a los buenos resultados, los científicos señalaron que los nanocuerpos de llama y alpaca se degradan rápido en el organismo y eso podría acortar su protección en personas o animales grandes. Por eso, ahora buscan reforzar la duración del antiveneno y pasar a ensayos clínicos en seres humanos. Optimizar la fórmula y probarla en nuevas regiones son los retos inmediatos. La amputación o pérdida de función, incluso cuando la víctima sobrevive, representa una consecuencia seria y muchas veces ignorada del tratamiento actual para las mordeduras. El desarrollo busca superar las limitaciones de los antivenenos actuales, que solo funcionan para especies específicas y pueden causar reacciones graves/ Wolfgang Wüster El científico Adolfo de Roodt, docente de toxicología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires y miembro de la Asociación Toxicológica Argentina, comentó a Infobae: “La nueva tecnología de nanocuerpos para producir antivenenos en el futuro se destaca entre las alternativas biotecnológicas porque es más simple y económica”. Aun así, se debe considerar que es fundamental seleccionar cuidadosamente qué moléculas se busca neutralizar, ya que los venenos varían mucho entre especies e incluso dentro de una misma especie. La variabilidad del veneno de yarará, incluso entre regiones, obliga a seleccionar cuidadosamente los nanocuerpos para lograr una neutralización eficaz (AArchivo ArgentiNat/FVSA) “Por ejemplo, el veneno de yararás de diferentes regiones argentinas puede no ser igual. Por eso, al diseñar un nanocuerpo, hay que asegurarse de que actúe sobre moléculas clave y que funcione en todos los casos relevantes”, indicó de Roodt. Resaltó que “la tecnología es valiosa. De todas formas, quedan pendientes desafíos importantes, especialmente los relacionados con la duración del efecto en el cuerpo y con los costos a gran escala”. Lo positivo -enfatizó- es que este método resulta más accesible y barato de fabricar que otros biotecnológicos, y si supera las pruebas necesarias para uso en humanos, podría facilitar la producción de antivenenos a menor precio”.
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