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Parana » Ahora
Fecha: 28/10/2025 22:08
Hay en el aire un frío que viene de otra época. Es septiembre, piensa el hombre y busca su abrigo entre las frazadas guardadas para el próximo invierno. Se afeita y espera no cortar la piel leve de su garganta. Estira el cuello, lo alarga como espiando el final del día que aún no empieza, un gesto reptil que despunta con el asomo de los párpados gruesos. Podrían ser hojas crujiendo a la vera de un arroyo, la superficie suelta del árbol sumiéndose en el agua oscura pero son sus párpados que se mueven lentos. Camina en la calle y encima de su cabeza ve cables que se cruzan y tensan. Mira hacia el cielo, la interrupción de las hebras elévctricas se enredan como si fuesen pelos sueltos caídos de la cabeza de un dios. En su mente se aproximan imágenes de sí mismo contra el espejo rasurando su barba. La espuma con vellos y los poros con tajos imperceptibles ahora chocan contra la mañana y le devuelven una vereda mojada y lúcida, con adoquines que reflejan la oscuridad de las primeras horas. Los autos apuran su velocidad, el hombre los ve como si estuvieran siempre quietos, siempre yéndose quietamente hacia ningún lado. Y todo su cuerpo revela el estado de las cosas. El hombre entonces vuelve a recuperar su estado, y ahora es una tortuga que despega el carapazón de su cara cuarteada. El animal estira el cogote y ve el arroyo verdoso, y mira la punta de las piedras estancadas donde apoyará sus patas para calentarse con la fuerza del sol que permanece en las rocas. Y despegará la sensación extraña de un sueño traído con el viento.
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