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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 28/10/2025 18:55
El cultivo de papa, uno de los más demandantes de agua de la provincia de Córdoba, enfrenta un desafío climático cada vez más evidente (INTA) El cultivo de papa, uno de los más demandantes en agua de la provincia de Córdoba, enfrenta en Traslasierra un desafío cada vez más evidente: menos lluvias y métodos de riego tradicionales con baja eficiencia. Frente a este panorama, técnicos del INTA Villa Dolores impulsan junto a productores locales la implementación de riego por goteo subterráneo, una tecnología que ya muestra resultados alentadores en las primeras experiencias. “El riego es un factor clave en nuestra región. Las limitaciones hídricas nos obligan a buscar alternativas más eficientes”, explicó Silvana Walter, jefa de la Agencia de Extensión Rural del INTA Villa Dolores. Una respuesta local a la escasez de agua En la zona se desarrollan dos ciclos productivos de papa al año —tardío y semitemprano— con requerimientos de entre 500 y 800 milímetros por campaña. Hasta ahora, los sistemas más comunes eran el riego por surcos, con agua del dique La Viña, y el riego por pivote con agua subterránea. Pero ambos muestran limitaciones: según mediciones del INTA y el Consorcio de Usuarios de Riego Río de los Sauces, la eficiencia del riego por surco apenas alcanza el 40 %. Técnicos del INTA Villa Dolores impulsan junto a productores locales la implementación de riego por goteo subterráneo, una tecnología que ya muestra resultados alentadores en las primeras experiencias (INTA) El goteo subterráneo, en cambio, podría multiplicar por tres la superficie regada con la misma cantidad de agua. Además, se adapta a lotes donde no es viable instalar pivotes y permite automatizar tareas que antes demandaban horas de trabajo manual. Durante las últimas campañas, el INTA acompañó dos experiencias piloto en campos de Los Cerrillos y San José, con productores que instalaron esta tecnología en parcelas comerciales. “El sistema resultó mucho más sencillo de operar. El riego por surcos puede demorar más de 24 horas, incluso de noche. Con el goteo, el manejo es automatizado y se eliminan costos como la limpieza de acequias”, destacó Walter. El goteo subterráneo podría multiplicar por tres la superficie regada con la misma cantidad de agua (INTA) Los ensayos también comprobaron que el agua distribuida por los goteros enterrados asciende por capilaridad hasta las raíces de la papa, garantizando una hidratación uniforme sin interferir con las labores de siembra y cosecha. Los conductos se colocan a unos 35–40 centímetros de profundidad, por debajo del desarrollo del tubérculo, lo que evita daños por maquinaria. Fertilización y riego en un sólo proceso Una de las mayores ventajas del sistema es la posibilidad de integrar fertilización y riego en un solo proceso, conocido como fertirriego. Esta técnica permite aplicar la cantidad exacta de nutrientes según las necesidades del cultivo y el momento del ciclo, mejorando la eficiencia y reduciendo pérdidas. “El fertirriego es mucho más preciso que la aplicación tradicional. Además, permite ajustar el suministro de agua a la demanda real del cultivo, sin depender de los turnos del consorcio”, explicó la especialista del INTA. Los resultados de pruebas realizadas por el INTA arrojaron hasta un 30 % más de rendimiento en comparación con lotes regados por métodos convencionales (Casafe) Si bien la inversión inicial es significativa —incluye obras de impermeabilización, bombeo, filtrado y distribución—, el sistema tiene una vida útil estimada de 12 a 15 años, lo que lo convierte en una alternativa sustentable a largo plazo frente a la escasez hídrica. Una empresa privada junto al productor Antonio Martínez, implementaron el sistema en la estancia La Primavera (San José), donde se cultivan 500 hectáreas de papa y forrajes de alta calidad. Tras una primera prueba en seis hectáreas, los resultados fueron contundentes: hasta un 30 % más de rendimiento en comparación con lotes regados por métodos convencionales. El acompañamiento técnico del INTA fue clave para ajustar el diseño de los equipos, evaluar la respuesta del suelo y planificar la fertilización con base en datos locales. Fuente: INTA
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