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  • Aquél conscripto de San Gustavo

    Chajari » Chajari al dia

    Fecha: 28/10/2025 15:31

    El 28 de enero de 1928 se informaba que ya estaban aprobados los planos para la construcción de la casa de los padres del conscripto Anacleto Bernardi, oriundo de San Gustavo. La iniciativa partió de la dirección del diario La Razón de Buenos Aires que organizó una suscripción con ese fin. La casa se construiría en La Paz, y sería entregada a los padres del conscripto. Más allá de esta noticia, el hecho en sí se debe a la heroica muerte de Anacleto Bernardi, ocurrida en el naufragio del buque Principessa Mafalda en 1927. La historia comenzó el 13 de julio de 1906, ya que ese día en Villa San Gustavo, departamento de La Paz, provincia de Entre Ríos, nacía Anacleto Bernardi. Sus padres fueron Atilio Bernardi, inmigrante italiano, de la región del Piamonte; y Sofía Giménez, entrerriana. Un día, Anacleto tuvo que hacer el servicio militar. Fue por eso que salió de su pueblo para cumplir con la Patria. Conoció Buenos Aires y los puertos de Brasil, España e Italia como integrante de un viaje de la Fragata “Presidente Sarmiento”. En el viaje enfermó. Neumonía, dijo el médico y ordenó que regrese a Argentina para que pueda ser tratado de manera conveniente. En ese momento estaba en Génova. Bernardi debió regresar junto a otro marino con la misma enfermedad: el bonaerense Juan Santoro. Ambos se embarcaron en el Principessa Mafalda, famoso crucero de entonces. Una nave gigante para su época que transportaba 973 pasajeros y 288 tripulantes. Claro que Bernardi y Santoro no disfrutaron del lujo de aquella famosa embarcación. Ellos viajaban en tercera categoría. Hay un dato que no es menor: los empresarios dueños del barco habían decidido que ese sería el último viaje de la nave antes de desguazarla. Todo iba bien hasta que el buque se acercó a las costas del norte de Brasil. Allí, a la hora 19 del 25 de octubre de 1927, un golpe de hélice sacudió a la nave. A pesar de los esfuerzos de la tripulación, el agua ingresó a través de un inmenso agujero, arrastrando lo que había a su paso. El barco se hundía indefectiblemente. Los botes salvavidas no alcanzaban para todos. La gente se desesperaba para subir a alguno de ellos y otros se tiraban al mar. Bernardi, con una neumonía que aún no había cedido, y Santoro se lanzaron al agua para salvar vidas. No se sabe a ciencia cierta cuantas veces se tiraron al mar mientras el Principessa Mafalda naufragaba. No hay dudas que el entrerriano Anacleto Bernardi salvó a muchísimas personas, y en esa tarea entregó su vida. Había evitado que decenas de personas se ahogaran y cuando parecía que la tarea estaba concluida, vio a lo lejos a un anciano desesperado porque se ahogaba y aterrado ante la cantidad de tiburones que había. Bernardi, que llevaba un salvavidas, se lo sacó y se lo dio al anciano que así salvó su vida. Esa es la imagen que quedó del conscripto. Las aguas se lo llevaron. Santoro logró salvar su vida. El entrerriano fue un héroe. En 1928, los padres del conscripto recibían la noticia que tendrían una nueva vivienda, pero no volverían a ver a su hijo, aunque no pocos poetas y músicos le dedicaron algunas de sus obras, haciendo que su nombre perdure para siempre en el alma del pueblo. Hay una ciudad en la provincia que lo recuerda. ¡Conscripto Anacleto Bernardi… Presente!

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