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  • “Pasé muchos días en el infierno”: denunció por abuso sexual a un cura sanador y desató un escándalo en Jujuy

    Buenos Aires » Infobae

    Fecha: 28/10/2025 04:34

    El cura Luis Atilio Bruno y la mujer que lo acompañó a Chile La causa por abuso sexual contra el sacerdote Atilio Luis Bruno es tratada con extrema delicadeza y reserva en la provincia de Jujuy. La razón está en el expediente en sí y en la filtración de una serie de chats que comprometen al Poder Judicial y al Obispado local. Todo comenzó el 3 de abril pasado, cuando una mujer de nacionalidad chilena presentó una denuncia de abuso sexual, maltrato y daño psicológico contra el ahora ex sacerdote y Elena C.V., una supuesta vidente que acompañaba a Bruno en sus tareas de “sanación”. La denunciante relató que su primer contacto con el dúo fue con la mujer, vía mail. Sucedió cuatro años atrás, en abril de 2021. En ese momento, buscaba ayuda espiritual debido a que atravesaba un proceso de separación, en un contexto de violencia. Luego de algunas charlas, le pidió a la vidente el contacto de un cura. Días después, recibió una llamada de Bruno. Las conversaciones se hicieron frecuentes. Incluso, según la presunta víctima, el religioso le pedía realizar videollamadas en el que le decía que era “bonita”, algo que la incomodaba. La pareja de sanadores le pidió ir a Chile para ayudarla a “recuperar su familia”. Así lo hicieron. Bruno y Elena llegaron el 10 de enero de 2023. La mujer que solicitó la ayuda se hizo cargo de las cuatro noches de hotel de ambos. Luego, los recibió en su casa debido a que, según dijeron, no estaban conformes con el alojamiento. Se quedaron por una semana hasta que regresaron a Jujuy. Durante esa convivencia, los sanadores se “trataban como hermanos”; pero la denunciante notó que había algo más. “Eran pareja”, dijo. El cura Atilio Luis Bruno La comunicación continuó, también el envío de dinero por “caridad”. La chilena transfería las sumas a Elena, “ya que el Padre Luis no podía recibir en su cuenta”. Eran entre 70 y 100 dólares. Antes de regresar a Argentina, siempre según la denunciante, la invitaron a ella y a sus dos hijos, de 10 y 15 años, a visitarlos en Jujuy, con motivo de los 25 años que cumplía Bruno en el sacerdocio. El 10 de octubre de ese año, la mujer viajó a Mendoza junto a los menores. Al llegar, le entregó 1500 dólares a “El Padre Luis” para que se ocupara de los gastos de la estadía de los tres. Elena lo acompañaba. Se alojaron en una casa. En ese lugar, de acuerdo a la versión de la denunciante, ocurrió el primer abuso. “Mientras yo desempacaba, el Padre Luis entró a la habitación, me tomó de la nuca, introduciendo su lengua hasta mi garganta, mirándome a los ojos para decirme: ‘Estuvo rico eso’”, declaró. Luego, Bruno, riéndose, se habría retirado de la habitación. “Me quedé en shock, paralizada”, dijo la presunta víctima, quien describió un ataque posterior en la cocina de la propiedad. Una fuente del caso indicó que, en ese momento, Bruno le aseguró que la ayudaría pero, al mismo tiempo, le pidió ayuda para ser “un hombre para Elena” y la obligó a hacerle sexo oral. “Tuve arcadas, ganas de vomitar. Él se reía”. La parroquia en la que habrían ocurrido los abusos La mujer aclaró que no podía irse del lugar, debido a que le había entregado al supuesto abusador todo su dinero. “Estaba sola con mis hijos”, señaló. El 12 de octubre llegaron a una Parroquia de Nuestra Señora de Nieva, en San Salvador de Jujuy. Les dieron dos colchones y sábanas para dormir en el suelo. “Tenía que sacar fideos de donaciones para que mis hijos puedan comer y, con el paso de los días, nos quitó el dispenser, por lo que no podíamos tomar agua”, puntualizó y contó que el Padre Luis “se paseaba en calzoncillos”, incluso, delante de los chicos a quienes, además, trataban de forma despectiva. Al mismo tiempo, afirmó que, ante sus reclamos, Bruno le decía que “nadie le iba a creer” y la llamaba “desequilibrada mental”. “Teníamos prohibido hacer ruido”, agregó. Describió, a la vez, una oportunidad en la que la dirigió a una sala pequeña de la parroquia, en la que había un escritorio, un colchón inflable de plaza y media y color oscuro. En ese lugar, volvió a forzarla. “Me dijo que quería conocer el cuerpo de una mujer”. El abuso finalizó cuando alguien entró de forma sorpresiva y la víctima pidió ayuda a los gritos. Según indicó, ella le había contado al cura del maltrato que sufría en su matrimonio. “Siento que él se aprovechó de todo eso y me hacía sentir como basura, como un perro. Él siempre me decía que se comunicaba con una jueza que me iba a ayudar y que nunca vino”, añadió. El anuncio por el que la víctima contactó a "Elena" “No conté lo que estaba pasando porque tenía miedo”, aseguró. “Los dos (por Bruno y Elena, quien también vivía en la Parroquia) siempre me repetían que estaba loca, que yo fabulaba cosas en la cabeza. Pasé muchos días en el infierno”, resumió. Consiguió que le compraran un pasaje para viajar a Buenos Aires, para el 17 de noviembre, es decir, a un poco más de un mes de su arribo. Durante la estadía en la casa religiosa, sus hijos también padecieron. Uno de ellos comenzó a sentir “dolor en los huesos”. “Lo llevé a una clínica y quedó internado por deshidratación”. Su otro hijo, vomitaba. Cuando le dieron el alta, regresó a buscar todas sus pertenencias a la parroquia. Se encontró con el cura que, sosteniendo una cruz y rezando el Padre Nuestro, le decía: “Retiráte, retiráte”, al tiempo que amenazó con denunciarla. El ahora ex cura enfrenta una imputación por los delitos de abuso sexual simple agravado por su rol como miembro de un culto religioso, en un hecho, y abuso sexual con acceso carnal agravado por la misma condición, en cuatro hechos. La fiscalía consideró verídico el relato de la denunciante, por esa razón, el 24 de abril pasado, se llevaron adelante allanamientos y la detención de Bruno. El intento de soborno El sacerdote Bruno estuvo preso y acusado de violación (Foto: Jujuy al momento) En ese procedimiento se secuestró el celular del sacerdote, en el que se encontraron los mensajes, enviados en febrero pasado, que comprometen seriamente a la jueza de la Suprema Corte de Justicia de Jujuy, Laura Lamas González, y el obispo de Jujuy, César Daniel Fernández, quienes son investigados, en un incidente de la causa original, por el intento de soborno a la víctima. De acuerdo a los chats, dados a conocer por Canal 9, en septiembre, le iban a ofrecer 10 mil dólares con el fin de que no presentara la denuncia. No son pocos los que creen que la filtración de esas conversaciones derivó en el intento de remoción por juicio político del ahora ex procurador de la provincia, Sergio Lello Sanchez, por supuesta malversación de fondos. Lello renunció a su cargo luego de que la Legislatura lo suspendiera y ordenara, sin intervención judicial, el allanamiento de su despacho y de su casa. Este último procedimiento, finalmente, no se realizó, pero la Policía de Jujuy entró al Ministerio Público, ahora bajo el mando de otro jefe de fiscales, y secuestró computadoras y documentación. Mientras se resuelve si el caso llega a juicio, (la fiscal a cargo no respondió la consulta de este medio) Bruno cumple prisión domiciliaria y Lamas pidió licencia e inició el proceso de Vindicación, por el cual el “funcionario público o empleado a quien se imputare delito cometido en el ejercicio de su cargo o empleo, está obligado a acusar judicialmente hasta vindicarse, bajo pena de destitución”. En tanto, el Obispo admitió en un comunicado que mantuvo contacto con la víctima, pero “siempre en pos de escuchar y responder a sus inquietudes en un clima de cordialidad y colaboración”. “Una vejación y humillación terrible” En diciembre de 2024, la mujer, tras resolver la situación del divorcio, comenzó a enviarle mails al Obispo de Jujuy para denunciar la situación que había atravesado. Infobae tuvo acceso al último correo, de enero de 2025, en el que le informaba que había contratado a un abogado y le indicaba una serie de condiciones para no presentarse ante la Justicia. “Reverendo Monseñor, me dirijo a usted para retomar el tema de la denuncia de abuso del Padre Luis Bruno. Le cuento que contraté un abogado penalista de Jujuy con experiencia en estos casos. Me contó que, hace poco más de un mes, un sacerdote fue condenado por abuso de menores y que quien pagó al abogado defensor del culpable fue usted”, indicó la mujer. “El abogado me señala que el Padre Bruno arriesga una pena efectiva de cárcel de hasta 6 años. Más una suma de dinero estipulada por el Tribunal de Justicia por daños y perjuicios”, deslizó. Luego, expresó cuáles eran sus pretensiones. “A mí no me trae paz una pena de cárcel. Sé que es un delito grave, una ofensa tremenda a Dios en primer lugar, una ofensa a mis hijos y para mí una vejación y humillación terrible. Si usted me asegura que el Padre Bruno no tendrá contacto con la comunidad y me asegura que tendrá no sólo un trabajo espiritual sino un tratamiento psiquiátrico y psicológico, me tranquilizaría en parte”. Y le advirtió: “De no encontrar en usted la respuesta que anhelo, tendré que buscar justicia por lo penal, con todo lo que significa. Recurrir a la Justicia, hacerlo público a través de medios informativos, lo que sea necesario para que no quede impune el delito”. Por último, realizó una lista de exigencias que le “traerían paz y un camino hacia la reconciliación y sanación espiritual”. “En primer lugar, una Misa reparatoria de desagravio por tanto sacrilegio y ofensas a Nuestro Señor Jesucristo ocurrido al interior de la Iglesia Nuestra Señora de Nieva. Misa en la cual exijo estar presente”, manifestó. En segundo término, pidió “hacer oración reparatoria en la casa parroquial junto al nuevo Párroco o sacerdote a cargo. Me duele cada rincón de esa casa y sobre todo cada rincón de la Casa de Dios”. Al mismo tiempo, solicitó una compensación económica. “1.000 dólares por atención psicológica tanto de mis hijos como mía debido al trauma emocional y espiritual causado por todo lo vivido; pido que me restituyan los 1500 dólares que le entregué al Padre Bruno en Jujuy por concepto de alojamiento y comida (el Padre Bruno se negó a que arrendara un hotel para mis hijos y para mí)”. Al mismo tiempo, solicitó “los 1500 dólares que gasté en Chile pagando Hotel, restaurantes y paseo a Valparaíso y Viña del Mar para el Padre Bruno y E.V.”. También exigió “2.500 dólares del abogado, quien está trabajando en el caso, por lo que debo pagarle aun si desisto de llevar mi caso a la justicia penal”. La mujer aclaró que no iba a reclamar el gasto de pasajes aéreos. Al final, la víctima se inclinó por la denuncia.

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