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» Misionesopina
Fecha: 27/10/2025 17:26
Por Carlos Fara* Respira aliviado el gobierno libertario. A pesar de llegar al comicio en su peor momento, la sociedad argentina le dio un voto de confianza. Parece que en el fiel de la balanza el “riesgo kuka” pesó más que el escándalo Espert, el rescate de Trump, los audios de Spagnuolo, los vetos del congreso, la economía recesiva y el desgaste con el estilo del liderazgo presidencial. El primer número llamativo es el 68 % de participación, solo algunos puntos menos que en la elección legislativa de 2021, y 5% más que en las elecciones del 7S en la provincia de Buenos Aires. Varias lecturas se desprenden de este dato. Era esperable que tengamos una alta abstención, considerando que la elección se da en el marco de una gran apatía, desasosiego e incertidumbre acumulados desde los gobiernos de Cristina, Macri, Alberto y ahora… el león. Pero entonces, ¿Por qué no se cumplieron los pronósticos más agoreros? ¿Cómo es posible que pudieran repuntan en la Provincia de Buenos Aires después del fatal 7S? Revisemos nuevamente la participación, el aumento de esa porción de electorado que en septiembre se había quedado en su casa y ahora participó del comicio, terminó volcando la balanza a favor de La Libertad Avanza Primera conclusión: a comienzos de la semana señalábamos en varios medios que La Libertad Avanza tenía grandes chances de ganar, aunque fuera por poco. ¿Por qué? Porque resulta muy difícil que el electorado le diga que no a un gobierno que, con todas sus turbulencias, todavía conserva el atractivo de la novedad. A pesar de haber atravesado seis meses complicados —con riesgos económicos, tensiones políticas e incertidumbre institucional—, la sociedad llegó a las urnas agotada, desilusionada y con poca energía. En ese clima, muchos optaron por una suerte de “dejalo, que siga, a ver qué hace”, un voto de crédito hasta 2027, llamativamente similar al 42% que obtuvo Macri en las legislativas de 2017. Detalle no menor. Segunda conclusión: queda de manifiesto con los resultados en la mano que los gobernadores irán con otro peso a negociar con el gobierno nacional en los próximos dos años, es decir, con menos peso… y será más difícil que se consoliden como los grandes árbitros de la política argentina. Ahora las reformas estructurales podrán alumbrar con más facilidad que la ley bases, por ejemplo. La tercera gran conclusión es que no se vota con el bolsillo, ni siquiera con el apoyo o desagrado a un estilo presidencial. Para prueba, veamos esta elección, la economía de calle se percibe que no arranca, el liderazgo político luce flojito y no se tiene en cuenta el imaginario de clase media de la gran mayoría social. Repasemos el combo del deterioro libertario: escenario recesivo + cansancio con el estilo de liderazgo + falta de empatía en temas de alta sensibilidad + sospechas de corrupción. La cuarta conclusión es que el electorado está menos polarizado de lo que se imagina. Sumar el 73 % los dos primeros, implica estar varios puntos por debajo del 77 % que había sumado el kirchnerismo y el ex JxC cuatro años atrás. Como ya se había observado en 2023, casi un tercio mira para otro lado a la hora de elegir. Que no haya una tercera fuerza que capte la mayoría de dicho tercio, no le quita mérito a esta tendencia. Quinta conclusión: esta derrota de FP en la PBA, aunque más no sea por un punto después de lo que paso en el 7S, desgasta las expectativas de liderazgo -y eventual candidatura presidencial- de Axel Kicillof a pesar de cosechar la mejor imagen positiva dentro del especto opositor, y le quita aún más protagonismo a CFK. Originalmente se pensaba que en septiembre salvarían la ropa los locales para no contaminarse de una derrota en octubre. Pues, tenían razón. La sexta conclusión, más estructural, es que no hay que dejarse engañar por la sorpresa. La confederación peronista está lejos de ser una especie en extinción. Con estos 30 y pico de puntos -al menos los PJ oficiales- es casi lo mismo que obtuvo 4 años atrás castigado por el desastre de Alberto y los efectos de la pandemia. A prestar mucha atención a este dato, porque nadie sabe cuánto durará LLA en la política argentina, pero pareciera que “los dinosaurios” tardan en desaparecer. *Sociólogo
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