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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 27/10/2025 14:47
Mau y Ricky Montaner hablaron del peso del apellido En una noche de confidencias iluminada por la calidez de la televisión, los hermanos Mau y Ricky Montaner se sentaron junto a Dante Gebel para hablar, sin reservas, del peso y la bendición de apellidarse Montaner. El ciclo La divina noche (El Trece) fue el escenario donde la complicidad entre el conductor y los jóvenes músicos se evidenció desde el primer instante, tejida durante años por la profunda amistad entre Gebel y Ricardo Montaner, padre de los invitados. Frente a los reflectores, y casi como si conversaran en el living de una casa, el tema de las comparaciones no tardó en cruzar la mesa. “Pero ustedes tenían el riesgo de ser… no sé si el riesgo o el síndrome de ser ‘los hijos de’, por un apellido tan pesado encima”, lanzó Dante, directo, sin rodeos, mientras ambos escuchaban con atención. La respuesta no se hizo esperar. “Sí”, admitió, breve y sincero, Ricky. La pregunta siguiente fue un disparo al centro del conflicto: “¿Ustedes pudieron disociarse de algún modo sin separarse del todo?”. Mau sonrió —como quien reconoce una batalla antigua— y abrió la puerta a la intimidad: “Sí y no. En el mejor de los sentidos, porque al final... Capaz cuando éramos chiquitos uno pensaba que uno tenía que hacer eso, porque es como lo común de cuando uno entra a esta industria que la gente piensa: ‘Ah, no, primero te tienes que despegar de tu papá’”. Mau Y Ricky en la alfombra roja de los 25 Annual Latin GRAMMY Awards en Kaseya Center en Miami, Florida. (Dia Dipasupil/Getty Images/AFP) Mau Montaner se permitió una reflexión que sobrevoló la carrera de tantos hijos de artistas: “Y sí, o sea, si se hizo un trabajo que al final sucede cuando pegas una canción o cuando la gente conecta contigo. Pero en este caso siento que ya hoy en día yo lo que quiero es que la gente me asocie con mi papá feliz de la vida, porque él es un tipazo, es un gran padre–". La voz de Dante Gebel interrumpió suavemente la confesión: “Pero yo hablo en término artístico”. La mezcla entre el vínculo personal y profesional -reconoció Mau- a veces resulta inseparable. La conversación se adentró entonces en la herencia del arte. “El mismo timbre de voz, el mismo registro”, apuntó Dante, marcando la delgada línea que separa la influencia paterna del sello propio. Y la pregunta se hizo inevitable: ¿Cómo evitar la sombra y, a la vez, habitarla con orgullo? Ricky, con la determinación de quien ha escuchado ese murmullo público una y otra vez, dio un paso al frente: “Sí, y eso, yo creo que eso iba a pasar siempre. Y como dice Mau, bastó que cuando uno empiece a conseguir su camino o lo que funciona o lo que te funciona a ti, que gente de repente se empieza a enterar después que uno es hijo de Montaner. Pero no es tan común poder superar ese estigma de eres ‘hijo de’. No es tan común que pase”. Mau y Ricky junto con su padre, Ricardo Montaner Las palabras de Ricky Montaner trazaron una frontera clara entre el destino y la elección propia: “Mucha gente se queda avergonzada en la sombra y no logra salir adelante. Y para nosotros eso fue casi como que gasolina. A nosotros nos decían: ‘Bueno, nunca vas a cantar como tu padre’, es que yo jamás pretendí cantar como mi papá”. La voz se llenó de orgullo y gratitud: “Mi papá es de los mejores cantantes del mundo y la música que hacemos nosotros no necesita uno cantar de la manera que canta Montaner para cantar las canciones que canto yo”. En ese instante quedó claro: los hijos de Montaner eligieron una ruta propia, aunque siempre con la conciencia de la luz —y la sombra— que proyecta el apellido. Ricky cerró el círculo, afirmando: “Creo que de un tiempo para acá también me he dado cuenta de que yo soy un afortunado de poder vivir de lo que amo”. Más allá del mito, de la comparación y de la exigencia, la charla entre amigos reveló lo esencial: la música, la familia, la herencia y la posibilidad de transformar la carga en combustible. ¿Cuántos logran esa alquimia?
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