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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 27/10/2025 12:36
La expansión de la inteligencia artificial impulsa la demanda de nuevos oficios y habilidades La irrupción de la inteligencia artificial no implica una condena al desempleo masivo, sino una oportunidad para que los mercados laborales prosperen si gobiernos y empresas logran que los trabajadores adquieran las habilidades necesarias para adaptarse. Así lo sostuvieron Fabien Curto Millet, economista jefe de Google, y Diane Coyle, profesora en Cambridge, quienes afirmaron en The Washington Post que “la verdadera tarea para los gobiernos y las empresas es garantizar que los trabajadores tengan las habilidades y la adaptabilidad necesarias para usar la tecnología. Solo entonces la IA impulsará la productividad y elevará el nivel de vida”. Para los autores, la historia ofrece motivos para el optimismo. El análisis de Curto Millet y Coyle subrayó que “el arco del cambio tecnológico a lo largo de las décadas es uno de adaptación y crecimiento constantes”. Recordaron que el mercado laboral ha atravesado transformaciones profundas, como la reducción del empleo agrícola en Estados Unidos de un 60% en 1850 a menos del 5% en 1970, y la incorporación masiva de mujeres y baby boomers en la segunda mitad del siglo XX. A pesar de sucesivas olas de automatización desde la Revolución Industrial, la proporción de estadounidenses empleados ha aumentado. Según los especialistas, la tecnología afecta tareas, no empleos completos. “Los trabajos son, esencialmente, un conjunto de tareas, y eliminar un empleo entero requiere automatizar una parte significativa de sus funciones subyacentes. De hecho, esto rara vez ocurre”, argumentaron. Como ejemplo, señalaron que el censo estadounidense de 1950 listaba 271 ocupaciones, pero solo una —operador de ascensor— desapareció por la automatización. Para Curto Millet y Coyle, “las lecciones de la historia probablemente se aplican a la IA”. El caso de los radiólogos ilustra este fenómeno. En 2016, se predijo que la inteligencia artificial reemplazaría a estos profesionales en cinco años. El sector privado juega un papel central en la formación de trabajadores para la era digital (Imagen Ilustrativa Infobae) No obstante, la demanda de radiólogos aumentó, ya que su labor abarca mucho más que analizar imágenes: también interpretan historias clínicas, asesoran a médicos, conversan con pacientes y explican hallazgos. “En lugar de extinguirse, los radiólogos prosperan al incorporar la IA en su flujo de trabajo”, destacaron los autores. La columna de opinión de The Washington Post enfatizó que la tecnología suele crear más empleos de los que elimina. “La difusión de las computadoras en Estados Unidos desde 1970 provocó la pérdida de 3,5 millones de empleos en sectores como la fabricación de máquinas de escribir, pero creó más de 19 millones de puestos en áreas que van desde la fabricación de computadoras hasta el comercio electrónico”, subrayaron. Además, citaron un estudio que atribuyó el 85% del crecimiento del empleo en 78 años a la creación de nuevas ocupaciones impulsadas por la tecnología. La construcción de infraestructura para nuevas tecnologías como la inteligencia artificial también genera empleo. El análisis de los autores mencionó que la consultora McKinsey estimó que Estados Unidos necesitará 130.000 electricistas adicionales en los próximos años, principalmente por la expansión de centros de datos e instalaciones de manufactura. Esta demanda también impactará en otros oficios, desde soldadores hasta ingenieros de climatización. “Solo podemos empezar a imaginar los otros empleos que surgirán de la integración de la IA en nuestra economía, desde los enfocados en vehículos autónomos hasta puestos especializados en robótica o el futuro de los videojuegos”, afirmaron. No obstante, Curto Millet y Coyle advirtieron que los efectos de la tecnología no se distribuyen de manera uniforme. Algunos grupos soportan más los costos de la transición. Recordaron que la introducción de la conmutación automática por parte de AT&T en los años 20 fue un gran impacto para los operadores telefónicos: aunque el empleo total no disminuyó, algunos operadores vieron reducidos sus salarios o abandonaron la fuerza laboral. El impacto de la automatización no es uniforme y algunos grupos laborales enfrentan mayores desafíos (Imagen Ilustrativa Infobae) El verdadero desafío, según los autores, reside en la gestión de estas transiciones. “En muchas olas tecnológicas previas, como la automatización en la manufactura de los años 80 y 90, el apoyo a los trabajadores que necesitaban cambiar de ocupación fue insuficiente. Muchos de los despedidos no lograron encontrar nuevos empleos, y sus comunidades aún llevan las cicatrices”, advirtieron. Para Curto Millet y Coyle, los responsables de políticas públicas deben anticipar cómo gestionar mejor la transición en esta ocasión. La clave, afirmaron, es capacitar a los trabajadores para aprovechar la inteligencia artificial. “Dado que la mayoría de nuestra fuerza laboral de 2030 ya está empleada, debemos encontrarlos donde están y ofrecer oportunidades para adquirir nuevas habilidades a mitad de carrera”, sostuvieron. Hay evidencia económica de que el apoyo al reciclaje profesional, si está bien diseñado, puede ser muy eficaz. El sector privado también tiene un papel central. Los autores destacaron que los esfuerzos de recualificación liderados por empleadores —incluidos los aprendizajes y la formación en el puesto de trabajo— han tenido éxito en el pasado, ya que suelen centrarse en habilidades transferibles valoradas por las empresas y pueden reducir barreras de acceso para trabajadores no tradicionales en sectores de altos salarios. La capacidad de los empleados para demostrar y documentar la adquisición de nuevas habilidades en IA será fundamental. Iniciativas como los Certificados de Carrera del programa de formación de Google, Grow with Google, buscan facilitar este proceso. Para Curto Millet y Coyle, la inteligencia artificial representa una oportunidad económica extraordinaria, y la mayoría de los indicios apuntan a que los mercados laborales seguirán prosperando, especialmente ante la realidad demográfica de que las economías avanzadas se están quedando sin trabajadores, no sin trabajo. “Garantizar que esta promesa de progreso económico sea compartida por todos requiere acción deliberada, no pensamiento ilusorio ni derrotismo. El futuro no es un ejercicio de predicción, es un desafío de diseño”, concluyeron en The Washington Post.
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