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» Santafeactual
Fecha: 27/10/2025 11:48
Una de las explicaciones de expertos frente a aquellos casos en donde hace tiempo que no se enamoran o que les cuesta implicarse en una relación. En los últimos años, una frase circula entre amigos y conversaciones en redes: “No me sale enamorarme”. Para los expertos, es una frase típica utilizada por muchas personas que sienten que su “corazón” se ha quedado congelado, incapaz de latir al ritmo del amor. Este fenómeno, bautizado coloquialmente como síndrome del corazón congelado, no es exactamente falta de deseo o de compañía, sino más bien un mecanismo de defensa emocional que surge tras algunas decepciones, rupturas o ambientes emocionales fríos, e implica que la mente y el cuerpo opten por una pausa. Síndrome del corazón congelado Para los expertos, el origen puede estar en múltiples factores. Por un lado, experiencias amorosas dolorosas o relaciones tóxicas que dejaron secuelas que impiden abrirse de nuevo. Por otro, el vivir en una cultura que exalta la independencia absoluta, apps de citas que fomentan descartes rápidos y estándares idealizados de pareja que parecen imposibles. Todo ello contribuye a que algunas personas construyan un muro emocional sin darse cuenta. Así, estar soltero o sin enamorarse ya no se ve solo como una elección, sino como un estado emocional que puede generar aislamiento, desconexión y miedo a vincularse. El problema clave es cuando esa “pausa protectora” se convierte en permanente, impidiendo la apertura necesaria para el encuentro romántico. Pero no todo está perdido. Existen alguans rutas para derretir esa capa de hielo, como reconocer qué se espera de una relación desde una perspectiva madura; definir qué sí se acepta y qué no (los “negociables” y “no negociables”); permitir vulnerabilidad en pasos pequeños; comunicar lo que se siente; y fortalecer conexiones de amistad y familia como apoyo mientras se reconstruye la capacidad de amar. En definitiva, sostienen los expertos, tal vez no se trata de “no poder enamorarse” sino de permitir que el corazón vuelva a latir. Tal vez más despacio, tal vez con cautela, pero con intención.
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