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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 27/10/2025 04:35
 
                            Relación abierta y amor sin etiquetas: el video que compartieron Aaron y Coni en sus redes tiene más de 6 millones de visualizaciones Aaron Armeya y Coni Ros están de novios desde hace 2 años y conforman una pareja poco convencional. Él tiene 23 años y es un varón trans. Ella tiene 25 años y es una mujer trans. Ambos son influencers, militantes del colectivo LGBT y tienen una forma bastante particular de vivir su amor: son bisexuales y están en contra de la monogamia. Desde sus redes, intentan derribar los estigmas y conceptos que hay alrededor de ellos; y brindan consejos a quienes recién están empezando a transicionar, a partir de sus experiencias. Uno de sus últimos videos, donde cuentan que tienen “una relación abierta”, se hizo viral por la sinceridad con que Coni abordó el tema. Contó que fue ella la que tuvo la idea, pero que después la situación se le fue un poco de las manos y la sobrepasó. En una conversación que mezcla humor, sinceridad y vulnerabilidad, la pareja habló abiertamente sobre cómo su acuerdo inicial —el clásico “don’t ask, don’t tell” (“no preguntes, no cuentes”) terminó poniéndolos a prueba. “Al principio, yo le decía a Coni: ‘Mirá, vos hacé, pero no me cuentes’. Y ella me decía: ‘Vos hacé y yo quiero que me cuentes’”, recordó Aaron. Así, lo que empezó como un pacto flexible pronto se volvió más complicado. Conni tiene 25 años y es mujer trans, Aaron tiene 23 y es varón trans “Un día me volví loca. Porque de repente el señor cogía con todo el mundo... literal, se volteaba a todo lo que se le pasaba por adelante”, señaló en el video que tiene más de seis millones de reproducciones. Además, admitió que la dinámica pasó por etapas de celos, límites y reajustes. “Yo, a comparación de él, estaba en un celibato completo. Entonces agarré un día y le dije: ‘¿Sabés qué? Mejor, por mi salud mental, no me cuentes nada’. Y ahí cada uno empezó a hacer la suya sin que el otro se entere”, señaló Coni. Actualmente, disfrutan de una pareja abierta, pero “con reglas de juego bien claras, de lo que está prohibido y permitido”, admitieron en diálogo con Infobae, quienes se autoperciben de una manera que, a veces, tensionan los rótulos. “Somos un hombre y una mujer juntos”, sintetizó Aaron. Mientras Coni prefiere un marco más amplio: “Me siento más cómoda con el término pareja queer”. "Somos un hombre y una mujer juntos", aseguró Aaron sobre su relación con Coni Se conocieron en 2021 en un evento de la Fundación Trans Argentinxs, que acompaña a infancias y adolescencias trans y a sus familias. A él lo invitaron como cantante; a ella, como influencer. Primero fueron amigos; después, pareja. No están casados, pero sí comprometidos: sellaron la promesa durante un viaje a San Martín de los Andes. “Por el primer cumpleaños que festejamos juntos, Coni me dio la alianza”, recuerda Aaron. El video también circula en sus redes. Transiciones, prejuicios y la mirada familiar Aaron empezó su transición a los 14 años, cuando vivía con sus padres y sus tres hermanos en la casa familiar de Don Torcuato, partido de Tigre. “Antes de realizar mi transición, yo era una persona muy triste. No me reía, no tenía ganas de hacer cosas”, contó. El proceso, que atravesó con acompañamiento psicológico y psiquiátrico especializado, implicó conversaciones tensas en su casa. “A mi mamá le costó, a mi papá también. A toda mi familia le costó”, recordó. Si bien parte del círculo más cercano lo acompañó; hubo otros familiares que le dieron la espalda y a día de hoy no tiene contacto. Aaron era adolescente cuando consiguió el cambio de sexo en su DNI Coni, en cambio, inició su transición a los 21 años y gestionó casi todo por su cuenta, aunque con gran apoyo afectivo. Su recorrido tuvo una particularidad: fue público. “Hago contenido en redes desde antes de transicionar, así que un poco transicioné con mi comunidad”, relató Coni, quien se animó a documentar desde cero la terapia hormonal, el cambio registral y cada paso que dio en esta nueva etapa. Cuando la historia sentimental de la pareja comenzó a tomar forma, tanto Aaron como Coni debieron enfrentar no solo los prejuicios sociales, sino también la curiosidad —y en algunos casos la incomprensión— dentro de sus propias familias. “Cuando presenté a Aaron en mi casa, mi mamá agarró y me dijo: ‘Al final, ustedes tanto quilombo que hicieron, son todo lo mismo, pero al revés’. Obviamente lo dijo en tono gracioso”, contó sobre el momento en que oficializó el noviazgo. Esa mezcla de humor, desconcierto y ternura marcó el tono con que sus seres queridos fueron entendiendo la relación. “Las familias a veces tardan en procesar, no porque no nos quieran, sino porque la sociedad les enseñó durante años que la identidad trans era algo raro o trágico”, reflexionó Coni. Coni decidió cambiar de sexo cuando tenía 21 años Con el paso del tiempo, los prejuicios iniciales dieron lugar a la aceptación. Hoy, quienes los rodean entienden que su vínculo no desafía al amor sino que lo redefine bajo sus propias reglas. En palabras de Coni: “Nosotros sabemos que es difícil de encasillar, pero al final del día somos un hombre y una mujer que se aman, con su historia y sus acuerdos”. Ambas familias, incluso, están al tanto de que Aaron y Coni mantienen una relación abierta. “Sí, nuestras familias lo saben”, confirmó él. “En mi caso, mi mamá lo sabe; en el de Aaron, también sus padres y sus hermanos”, agregó ella. Los prohibidos y los permitidos Cuando empezaron a pasar mucho tiempo juntos, Coni propuso conversar sobre abrir el vínculo. Venía de experiencias monogámicas con celos y controles que no la interpelaban. “No me cerraba la exclusividad como mandato”, dijo. Aaron no estaba convencido, pero se sentaron varios días a redactar lo que llaman, con humor, “términos y condiciones”. Aaron y Coni están en pareja desde hace dos años y ya están comprometidos “No todas las relaciones abiertas son iguales”, aclaró Coni. La suya se apoya en reglas concretas, dinámicas y revisables. “Si algo deja de funcionar, lo hablamos y lo cambiamos”, completó. En cuanto a preferencias, Coni se define por momentos: “A veces me baja el duende lesbiano y me dan ganas de estar con mujeres; a veces, con hombres”. Aaron calcula una inclinación “del 70 u 80% hacia las mujeres”, aunque observa que con varones “concretar es más fácil” por tabúes y temores que atraviesan a las mujeres en contextos de citas. En cuánto a “los prohibidos”, Aaron y Coni enumeraron lo que no está permitido hacer: “No tener sexo con amigos, con familiares o gente del trabajo”. Además, evitan que los encuentros externos se conviertan en citas afectivas. La consigna es no repetir con la misma persona ni escalar hacia salidas que construyan un vínculo paralelo: “Si empezás a ir al cine, a tomar mate en el parque, a verse varias veces, ya no nos convence”, explicaron. Aaron y Coni se comprometieron en San Martín de Los Andes. Ella fue quien compró los anillos Prefieren un conocimiento mínimo para cuidar la seguridad —“una charla corta, una bebida, verificar que no sea alguien peligroso”— y la claridad desde el primer minuto: “Blanqueamos que estamos en pareja abierta y preguntamos si la otra persona está de acuerdo”. Con respecto a los tríos, asegura que “están permitidos, pero es algo mucho más esporádico”. En términos de logística, usan aplicaciones de citas y también escenarios “face to face”, como bares, fiestas y boliches. “Como no convivimos, nos reservamos los fines de semana para nosotros. Si salimos con otras personas, lo hacemos en momentos libres”, puntualizaron. Otra cláusula central es la prioridad del vínculo: “Si estamos con ganas, primero nos priorizamos a nosotros”, señaló Coni, ya que la idea no es “mejorar el sexo” por afuera de la pareja. Sobre la pareja abierta y la bisexualidad, Coni asegura: “No somos superhéroes. Tenemos celos como cualquiera” “No somos superhéroes. Tenemos celos como cualquiera”, agregó Coni, quien para procesar todo lo que experimenta hace catarsis en sus redes. En su relato, la bisexualidad aporta plasticidad al deseo, sin convertirlo en bandera de turno. Y la relación abierta se vuelve un marco de responsabilidad y cuidado, más que un slogan. “A la gente le molestan los rótulos cuando no encajan en lo que conoce”, enfatizó Aaron. Planes a futuro La conversación sobre tener hijos aparece, pero no los presiona. “Aaron no tiene el deseo de ser padre”, explicó Coni. Ella, hoy, tampoco piensa en maternar, aunque no descarta adopción a futuro, incluso de un niño grande. Si bien Aaron descarta tener hijos, Coni dijo que le encantaria adoptar En caso de decidirlo, proyecta un esquema de familia ensamblada: “Si eligiera ser madre, sería mi hijo. Aaron me acompañaría como pareja, no como figura paterna”. En tiempos de consignas veloces, su historia propone algo menos estridente y más difícil, que ellos lo explican de esta manera: “Somos una pareja de un hombre y una mujer que encontró su modo de amarse”.
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