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» AgenciaFe
Fecha: 26/10/2025 18:16
El gobierno provincial subió el monto que ofrece de recompensa para recibir información respecto del paradero del cuerpo de la sanlorencina Paula Marcela Perassi, vista con vida por última vez el 18 de septiembre de 2011. A través de una resolución publicada el pasado martes con la firma del ministro de Justicia y Seguridad Pablo Cococcioni, la cifra pasó a 40 millones de pesos por datos fehacientes. La información relativa a la causa podrá ser aportada al correo electrónico institucional [email protected] o en cualquiera de las sedes de las Fiscalías Regionales del Ministerio Público de la Acusación, ya sea en Santa Fe, Rosario, Venado Tuerto, Reconquista o Rafaela. La desaparición El domingo 18 de septiembre de 2011 a las 20.46, Paula Perassi, de 34 años, oriunda de la localidad de San Lorenzo, atendió una llamada telefónica. Al cortar, le dijo a Rodolfo Daniel Ortiz de Elguea, el padre de sus dos hijos –Lucas de 6 años y Agustín de 2– que se iba a buscar la tarea del más grande a la casa de una vecina. Vestía jeans, campera, chaleco negro y zapatillas blancas, llevaba puestos los aritos de oro que le había regalado su mamá Alicia y una cartera de mano cuando cerró la puerta de su casa, ubicada en un primer piso de Entre Ríos 799 de la localidad industrial. La mirada de policías e investigadores, en primera instancia, estuvo dirigida hacia Ortiz de Elguea, concubino y exmarido de Paula. Fue el primero en ser interrogado y quien confirmó que la pareja llevaba meses mal, que su mujer dormía en otra habitación y solía usar mucho Facebook. Por medio de esa red social confirmaron lo que nadie sabía: una relación extra matrimonial de Paula con Gabriel Strumia –empresario sanlorencino y amigo de la familia Perassi– un embarazo de semanas y una intensa búsqueda en Google de clínicas para abortar. También, largas conversaciones de la mujer con José Luis Freijomil, un hombre cercano a Strumia, en las que ella dejó explícito que su deseo era continuar con la gestación. Paula no conocía en persona a Freijomil, pero él era amigo del empresario y el único que sabía de la historia de amor entre ambos. Esa virtualidad le permitió a la sanlorencina explayarse y desahogarse. En esa amistad a distancia, Paula encontró refugio y confianza. “Amigo llegó el día, si no me ves más por Face es porque pasó lo peor, quiero que sepas que te quiero mucho. Nos vamos a Rosario a hablar con el médico, no sabés el miedo que tengo, amiguis”, escribió Paula un día antes de desaparecer y agregó: “Rezá para que no me pase nada”. Desde entonces, los principales sospechosos de la causa fueron Gabriel Strumia –hoy condenado a 17 años de prisión, como autor del delito de privación ilegítima de la libertad coactiva agravada por tratarse la víctima de una mujer embarazada– y su esposa Roxana Michl –partícipe secundario del mismo delito– condenada a 6 años, actualmente en libertad. El chofer de Strumia, Antonio Díaz, Mirtha Rusñisky, señalada como la encargada de practicar el aborto clandestino, y los policías Jorge Krenz, Adolfo Puyol, Gabriel Godoy, María José Galtelli y Adolfo Gómez, involucrados por supuesto encubrimiento, fueron absueltos por la Justicia. Fue la última vez que vieron a Paula con vida. Su desaparición es aún un misterio, un secreto sin revelar, a pesar de un prolongado proceso judicial que concluyó con algunas detenciones.
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