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» Diario Cordoba
Fecha: 26/10/2025 10:04
Tuvo Karol G. que subirla de nuevo a un escenario para que quedase claro que Amaia Montero (Irún, 1976) es la más grande, por lo menos de La Oreja de Van Gogh. La venta de entradas de la gira ‘Tantas cosas que contar Tour 2026’ ha sido un bombazo pese a los problemas técnicos –hubo una caída global de Amazon–, agotando 100.000 entradas en una hora y obligando a añadir nuevos conciertos en ciudades como Madrid, San Sebastián y Barcelona. Vuelve Amaia Montero al grupo que abandonó en 2007 tras once años de colaboración, -“la decisión más difícil de su vida”-, para emprender una carrera en solitario. De la nueva gira se apea el guitarrista Pablo Benegas, el mismo que la invitó a finales de los 90 a unirse a su banda en un garaje tras oírla cantar en una fiesta ‘Nothing Compares to You’ y que, hijo del diputado socialista Txiqui Benegas, encontró en la música un alivio tras los años del plomo. Sea porque “la gente la quiere mucho”, como advirtió su ex Dani Martín a Évole, o por el llamado “pico de la reminiscencia”, ese fenómeno según el cual la música que marca es la de la adolescencia, el caso es que La Oreja de Van Gogh no podría ni soñar una resurrección igual sin Amaia Montero. Después tres años alejada de los escenarios, en los que solo copaba titulares por sus problemas de salud mental –llegó a estar ingresada–, y por su aspecto, bastó con su interpretación de ‘Rosas’ con Karol G. en Madrid en julio de 2024 para tomar la temperatura al público. Aunque La Oreja de Van Gogh nació a finales de los 90, cuando aún coleaban el grunge y el britpop, Amaia Montero nunca cayó en la tentación de dar conciertos en chándal ni con un pelo fuera de su sitio. Fiel a sus mechas, Amaia Montero se presentaba en los dosmiles como la aseada solista de un grupo de universitarios. Tras enviar una maqueta a Sony Music, mintieron como bellacos asegurando que tenían 25 canciones, cuando en realidad apenas contaban con las cuatro que habían escuchado. Se encerraron todo el verano del 97, compusieron casi una veintena de temas en dos meses, y así eran las letras. Pero la dulce voz de Amaia, reina del pop con permiso de Ana Torroja, volvía irresistible cualquier ñoñez. Su primer disco, ‘Dile al sol’, se hizo célebre. Tras ‘El viaje de Copperpot’, la suerte de uno de los grupos españoles que más han vendido en el mundo, con más de ocho millones de discos, estaba echada. Depresión y ansiedad Pero en 2007 Amaia Montero se marchó, y aunque en solitario no le fue nada mal, no tardaron en aflorar sus problemas de depresión y ansiedad. En 2022, tras años de altibajos, una foto en sus redes con expresión ausente y aspecto demacrado hizo saltar todas las alarmas: “destruida”, en definición propia. Antes había protagonizado actuaciones fallidas –en Cantabria la acusaron de estar bajo los efectos del alcohol– y controversias, como su rifirrafe con Malú por supuestamente llamarle gorda. Siempre cuidadosa con su aspecto, y con resquemor por haber sido juzgada con más rigor por sus relaciones sentimentales y fluctuaciones de peso que por una carrera musical por otro lado impecable, Amaia Montero cierra el círculo a sus 49 años. Ha encontrado la paz en su Irún natal, en un apartamento con buhardilla rodeado de zonas verdes, y vuelve con los chicos con los que empezó su carrera. “Sentir que el tiempo nos estaba esperando donde lo dejamos”, ha escrito en sus redes sobre la nueva era. Habrá que esperar para saber si dura.
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