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» Misioneslider
Fecha: 25/10/2025 06:08
El crecimiento interanual ronda el 6 % y abre un debate sobre sostenibilidad y distribución. Buenos Aires — La economía argentina volvió a dar señales de vida: luego de varios trimestres difíciles, los números muestran un rebote que genera ilusión… pero también receta alerta. El dato que encendió las alarmas Según un sondeo de Reuters, el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) habría registrado un crecimiento del PBI del 6,5 % interanual en el segundo trimestre de 2025. En el contexto de una economía que venía de recesión, este salto suena alentador. Sin embargo, la incertidumbre sobre qué tan profunda es esta recuperación persiste. ¿Qué sectores impulsan la mejora? La agroexportación, la minería y ciertos nichos industriales aparecen como protagonistas del dinamismo observado. Analistas como Pablo Besmedrisnik señalan que “la economía está encontrando dificultades para consolidar la recuperación y sostenerla, especialmente en el consumo y la industria”. Por ejemplo, mientras la producción rural aprovecha precios internacionales y la energía se expande, sectores de fuerte empleo como la construcción o el comercio aún arrastran fragilidades. ¿Y la inflación, cómo juega? El gobierno liderado por Javier Milei quiere confiar en que la mejora económica se traduzca en estabilidad de precios. El presupuesto para 2026 proyecta una inflación del 10,1 % anual, tras estimaciones de ~24,5 % para 2025. Pero la pregunta persiste entre los ciudadanos: ¿podrá sentirse esta mejora en los bolsillos? Las alzas de alimentos, servicios básicos y tarifas siguen siendo clave para la percepción pública. Impacto sobre la ciudadanía Para quienes viven en la Argentina real —ya sea en Buenos Aires, Córdoba o Rosario— la noticia es doble. Por un lado, se vislumbra un horizonte de alivio: más trabajo, mayor actividad pueden abrir puertas. Por otro, el fantasma de la desigualdad y la falta de distribución vuelve a asomar. En barrios populares, donde el consumo cotidiano representa más del ingreso, los números macro aun parecen lejanos. Y aquello que mejora pocas veces llega de forma inmediata a los sectores más vulnerables. ¿Qué dicen los mercados y los inversores? Los analistas internacionales han recibido la mejora con cierto escepticismo. Financial Times advirtió que la dinámica no era “automáticamente” sostenible. A su vez, tareas como contener la brecha cambiaria, asegurar reservas y estabilizar el tipo de cambio constituyen piezas clave para que esta fase no termine siendo efímera. A futuro: ¿boom o trampolín? Si este rebote se consolida, la Argentina podría empezar a perfilarse fuera del círculo de altísima volatilidad. Pero para ello, las claves serán: que el crecimiento se diversifique, que el empleo genuino se reactive, y que los ingresos reales de trabajadores y jubilados mejoren. Si no, el riesgo es que la mejora macro quede en un “momento” y no en una “tendencia”. ¿Por qué importa este momento? Porque vivimos en un país donde cada punto porcentual de crecimiento puede marcar la diferencia entre más empleo o más ajuste; entre más estabilización o más crisis. Que la economía acelere es una buena noticia, pero lo será aún más si los efectos llegan a todos. Argentina está ante una bifurcación: puede aprovechar este rebote para construir, o quedarse en el momento exacto donde el viento amaina y la barca vuelve a balancearse. ¿Será este el “puto final” del ciclo de inestabilidad o un trampolín hacia algo más estable? Las semanas que vienen podrían definirlo.
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