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Segui » Seguinforma
Fecha: 25/10/2025 04:05
“Solo pido lo justo para mi hijo”: la lucha de una mamá de Seguí por conseguir la medicación que su hijo necesita. Guillermina Cavallera, mamá de Gadiel, atraviesa una situación desesperante. Su hijo nació con una hidrocefalia severa y desde los 8 meses sufre convulsiones. Hoy, con varios diagnósticos —entre ellos autismo y retraso madurativo—, Gadiel necesita de un tratamiento constante, un equipo médico especializado y medicación específica para mantener su salud estable. “Gadiel convulsiona desde bebé. Ha tenido crisis muy largas, de horas, incluso entró en coma por una falla valvular”, cuenta su mamá. “Con el estimulador y las medicaciones adecuadas pudimos controlar las crisis más graves, pero si se interrumpe el tratamiento, su vida corre riesgo”. El problema es que la obra social OSER no le entrega una de las medicaciones más importantes: Cannabis, un anticonvulsivo derivado que ayuda no solo a controlar las crisis sino también a estabilizar su estado de ánimo. “Es un tratamiento muy costoso. Un frasco de 30 ml supera los 100 mil pesos, y a Gadiel le dura apenas una semana. La obra social debería cubrirle dos frascos de 100 ml por mes, pero hace meses no lo hacen”, explica Guillermina. No les pagan a los profesionales y cortan los tratamientos con los chicos que más lo necesitan. Como familia, hacemos todo lo posible: juntamos, ahorramos, buscamos la forma de solventar estudios, viajes y controles, pero llega un punto en que ya no se puede más. A pesar de los reclamos formales, cartas documento, amparos judiciales y la intervención de profesionales, la familia sigue sin respuestas. “Las chicas de la sucursal de Seguí hacen lo que pueden, pero desde arriba no contestan. Ya no podemos más, no queda dinero ni para comer. No es justo, él tiene certificado de discapacidad y le corresponde”, dice con impotencia. Además del cannabis, también han tenido problemas con otras medicaciones. La farmacia Bolzan nos está ayudando y en algunos casos, las neurólogas lograron ayudar entregando muestras médicas, pero el tratamiento no puede depender de la buena voluntad ni de la improvisación. “Esto no puede cortarse. Si Gadiel pasa un mes sin medicación, termina internado. No sé cómo sale, no sé qué puede pasar. Solo quiero que mi hijo tenga lo que necesita. No quiero perderlo ni verlo sufrir”, expresa entre lágrimas. Guillermina no solo habla por su hijo, sino por muchas familias que atraviesan la misma situación. “Es la tercera vez que judicializo estas situaciones. Todos los chicos con discapacidad o enfermedades complejas están pasando por lo mismo. No se puede jugar con la salud y la vida de personas inocentes por dinero”. La familia de Gadiel pide empatía, difusión y apoyo para que OSER cumpla con su obligación y garantice la entrega inmediata de la medicación. “Vivimos día a día, y cada día con él es un milagro. Solo pido lo justo, lo que a mi hijo le corresponde por derecho”, finaliza Guillermina.
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