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» Rafaela Noticias
Fecha: 24/10/2025 16:35
¡Felices 144 años, querida Rafaela! Una historia que nació del esfuerzo y la esperanza En el corazón de la pampa santafesina, Rafaela se erige como una ciudad cuyo origen trasciende la mera noción de fundación: más que fundada, fue formada. Este matiz, aunque sutil, tiene una carga histórica profunda. No hay un acta de fundación, ni un día exacto: sus raíces se remontan a un proceso de asentamiento gradual, catalizado por la colonización agrícola privada en la década de 1880. El comienzo de un sueño La historia de Rafaela se teje alrededor de 1881, año clave en el que once familias de inmigrantes —italianos del Piamonte en su mayoría, junto a suizos, franceses y alemanes— compraron parcelas de tierra a través de la empresa de colonización dirigida por Guillermo Lehmann. Lehmann, un visionario empresario de origen suizo-alemán, había asumido la responsabilidad de vender concesiones agrícolas sobre tierras que pertenecían a terratenientes como Saguier, Quintana y Egusquiza. El sistema de venta era particular: los colonos no pagaban todo por adelantado, sino que saldaban sus parcelas a partir de los rendimientos de las cosechas. Este modelo no solo facilitó el acceso a la tierra, sino que impulsó el sentido de comunidad, esfuerzo y sacrificio. En esos primeros años, los colonos vivieron con austeridad, ahorrando al máximo para pagar sus lotes y trabajar con sus propias manos la tierra. En apenas dos años, la población creció de forma notable y la superficie cultivada se expandió con fuerza. ¿Formada, no “fundada”? Una de las particularidades más destacadas de Rafaela es justamente su definición como colonia formada, no como ciudad fundada. No existe un registro formal ni una acta fundacional que marque un punto de partida preciso. Esta falta de documento oficial no ha empañado su identidad: más bien, subraya que su origen fue orgánico, construido a partir del trabajo de los colonos y su vínculo con la tierra. El origen del nombre El nombre “Rafaela” tiene también su propia historia. Se cree que está relacionado con Rafaela de Egusquiza, esposa de un amigo cercano de Lehmann. Esa conexión personal se transformó en el nombre de la colonia, dándole un carácter entrañable desde sus raíces. De colonia a ciudad Con el paso del tiempo, Rafaela dejó de ser una simple colonia para consolidarse como un nodo urbano. La instalación del ferrocarril, a fines del siglo XIX, fue un factor clave para su crecimiento: permitió que su producción agrícola se conectara con los grandes puertos y otros centros del país. Además, su actividad económica se diversificó: no solo hubo chacras, sino talleres metalmecánicos, fábricas ligadas a la industria láctea y frigorífica, y comercios. Finalmente, en 1913 la colonia fue elevada a la categoría de ciudad, según decreto del gobierno provincial, en base a los datos del censo municipal de 1912. Identidad y legado Rafaela no solo ha demostrado un notable desarrollo productivo, sino también una identidad sólida construida sobre los cimientos del sacrificio, la cooperación y el sueño inmigrante. Su historia refleja cómo un grupo de familias pudo transformar un territorio vacío en una comunidad próspera, arraigada y con visión de futuro. En cada aniversario, al celebrar su “cumpleaños”, los rafaelinos no solo festejan los años de existencia, sino también el espíritu de quienes la formaron, quienes imaginaron una ciudad desde la nada y la edificaron con sus manos y su voluntad.
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