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  • In memoriam

    » Diario Cordoba

    Fecha: 24/10/2025 10:24

    Hablar del mundo de los muertos, o dejar que nos hablen ellos, es, probablemente, la mejor manera de evocarlos. Ahora bien, como premisa ineludible a la hora de intentar un acercamiento al ceremonial y los testimonios arqueológicos funerarios de cualquier época, conviene no olvidar que, además de satisfacer a las necesidades rituales, simbólicas, espirituales o simplemente ideológicas del fallecido, la muerte supone el escenario ideal para la autorrepresentación por parte de la familia o el grupo social en el que ésta se inserta. En consecuencia, es necesaria gran cautela a la hora de interpretar la semántica implícita en todas y cada una de las manifestaciones de aquélla, teniendo en cuenta que, además del tiempo, es importante considerar el lugar y los modismos locales, capaces de matizar las expresiones funerarias más normativas. Se trata de apriorismos de los que casi nadie duda, porque si algo ha cuidado el ser humano a lo largo de la historia ha sido la forma de enfrentarse a eso que genéricamente denominamos «el otro lado», lo relacionado con su última morada, los mensajes destinados a dejar constancia explícita de su paso por el mundo y, por extensión, del recuerdo propio o de aquéllos que le precedieron en el tiempo. La muerte: un motivo universal de recelo y pavor al que nadie puede sustraerse, por su carácter ineluctable, su inexorabilidad y la incertidumbre desasosegante ante lo que nos aguarda tras el hecho mismo de acabarnos, a pesar de ser el acto que culmina -y en cierta manera da sentido- a nuestras vidas. La tumba pasa así a tener no sólo valor material, gentilicio o emotivo, sino que trasciende los lazos de sangre para convertirse en un referente personal, familiar y social al que acudir periódicamente. Un referente que no necesita de mayores explicaciones por su enorme poder de comunicación y porque, en el fondo, y a pesar de casos excepcionales (supuesto el afán de algunos por manipular el trasfondo de su dialéctica) que no hacen sino confirmar la regla, el mundo funerario es un espejo en el que todas las culturas reflejan infinidad de claves, de enorme trascendencia para la correcta interpretación sociológica, ideológica o moral de individuo, familia y grupo, quienes en la mayor parte de los casos utilizan la muerte como elemento de cohesión. Todo ello conforma lo que podríamos llamar ‘cultura funeraria’, un concepto poliédrico y polivalente que atrae cada vez a más investigadores. Es el caso de Ana Ruiz Osuna, con una formación extraordinaria al respecto, quien, teniendo en cuenta que se acercan nuestras fiestas anuales dedicadas a los difuntos, y ahora que por primera vez en la historia hemos dejado de vivir la muerte en casa para trasladarla a los tanatorios, reivindica su presencia frente a influencias externas con la tercera edición de las jornadas In Memoriam, cuyo programa, que se desarrollará entre los días 28 de octubre y 2 de noviembre, supera con creces todas las ediciones anteriores. En él podrán encontrar conferencias, visitas guiadas, rutas, conciertos, cantes, representaciones teatrales, talleres, recitales de poesía, debates, recreaciones históricas, exposiciones, incluso gastronomía. Si quieren ahondar en la información tecleen en cualquier buscador de Internet «In memoriam. III Jornadas de cultura funeraria en Andalucía». Todas las actividades son abiertas al público, pero tienen limitaciones de aforo, por lo que pueden reservar en la dirección de correo electrónico inmemoriam@uco.es No se las pierdan. Al fin y al cabo la muerte no es sino una parte más de la vida. *Catedrático de Arqueología de la UCO

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