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Buenos Aires » Infobae
Fecha: 23/10/2025 16:57
Algunas especies identificadas por su adaptabilidad genética podrían aportar herramientas clave para estrategias de conservación marina (Europa Press) Un hallazgo científico reveló que algunas especies de corales pétreos han demostrado una capacidad inesperada para resistir grandes catástrofes ambientales. Este descubrimiento fue difundido por la revista científica Nature. El equipo liderado por Claudia Vaga y colegas analizó el genoma de 274 especies de corales, un esfuerzo sin precedentes que permitió reconstruir la historia evolutiva de los Scleractinia, el grupo al que pertenecen los corales constructores de arrecifes. “La aparición del ancestro común más reciente de Scleractinia se remonta a aproximadamente 460 millones de años. Se infiere que fue un organismo solitario, heterótrofo y capaz de vivir tanto en aguas profundas como superficiales”, explicaron los autores en el estudio. La variedad de adaptaciones que surgieron de ese linaje queda reflejada en los descubrimientos de este estudio. A partir de ese ancestro, hace unos 300 millones de años, una parte de los corales evolucionó hacia una estrategia innovadora: la simbiosis con microalgas fotosintéticas. Esto les permitió obtener energía de la luz solar, incrementar su crecimiento y diversificarse, formando buena parte de los arrecifes actuales, siempre de acuerdo con los autores. Estudios recientes apuntan que linajes sin relación simbiótica con microalgas lograron superar episodios de extinción masiva - (Imagen Ilustrativa Infobae) Vulnerabilidad y resiliencia a prueba Ese mismo salto evolutivo derivó en su fragilidad futura. Según publicaron los investigadores, “solo unos pocos linajes fotosimbióticos sobrevivieron a grandes perturbaciones ambientales en la era Mesozoica”. En varios momentos críticos, como el gran evento anóxico (falta de oxígeno) de hace 180 millones de años, muchas especies dependientes de la simbiosis desaparecieron por completo. Los fósiles muestran que las poblaciones más afectadas fueron aquellas aferradas a aguas poco profundas y dependientes de colaboraciones con microalgas. Para los científicos, mientras los corales simbióticos sufrieron extinciones masivas, una parte de sus parientes –los corales no simbióticos, que no dependen de las microalgas– no solo resistió las crisis, sino que prosperó. Se desplazaron en distintas profundidades y adoptaron una flexibilidad inusual para elegir sustratos y fuentes de energía. Los investigadores afirmaron que “los corales solitarios y heterótrofos con preferencias flexibles de profundidad y sustrato parecen haber prosperado en las profundidades marinas a pesar de estas perturbaciones ambientales”. Según divulgaron los expertos, el panorama de los corales se volvió especialmente urgente por el acelerado cambio climático global, que afecta la temperatura y la química de los océanos, amenazando los arrecifes donde viven más de una cuarta parte de las especies marinas y que sostienen la vida de casi mil millones de personas. Comprender cómo los corales pétreos, arquitectos primarios de los ecosistemas de arrecifes tanto superficiales como profundos, respondieron a los desafíos ambientales del pasado es clave para predecir su futuro. Las nuevas secuencias genómicas analizadas permiten identificar qué organismos serían más resistentes ante futuras alteraciones climáticas (Imagen ilustrativa Infobae) Las malas noticias persisten para los arrecifes poco profundos. El análisis advirtió que “se espera que los cambios ambientales en curso afecten gravemente a los arrecifes poco profundos”. Sin embargo, los registros paleontológicos y genéticos aportan una información valiosa: la flexibilidad ecológica representa una de las principales herramientas evolutivas para resistir eventos extremos. La existencia de corales no simbióticos, con capacidad para moverse y adaptarse a distintas profundidades, demuestra que hay varias estrategias de supervivencia incluso bajo condiciones límite. Los autores de la investigación concluyen que “nuestro hallazgo de que los corales pétreos han demostrado resiliencia a lo largo de la historia geológica ofrece esperanza para la persistencia de algunos linajes frente al clima y otros cambios ambientales”. Este trabajo científico, revisado por expertos y con datos respaldados por una secuenciación parcial de cientos de especies, abrió nuevas líneas de investigación para la biología marina y la conservación. La información genética obtenida “podría ayudar a proteger estos sistemas vitales de daños adicionales”. Cabe recordar que, según la NASA, “los arrecifes de coral cubren solo el 1% del fondo oceánico, pero se estima que albergan el 25% de toda la vida marina que existe en el océano, lo que les ha valido el apodo de ‘selva tropical del mar’. También desempeñan un papel fundamental para las comunidades costeras: previenen la erosión de las costas, las protegen de los daños causados por los huracanes y generan 36.000 millones de dólares en ingresos anuales en todo el mundo”. “Arrecife de coral es un término utilizado para describir la estructura colectiva de los corales duros que ayudan a dar forma a un ecosistema de arrecifes de corales”, ha indicado la NASA.
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